Lejos de la pantalla chica hace cuatro años para dedicarse a su primer hijo, la actriz debuta como protagonista en el musical “Footloose” al mismo tiempo que comienza a grabar la nueva teleserie de mega. en todo caso, nunca se ha bajado de los escenarios. “He estado trabajando sin parar. Ha sido muy intenso y he tenido que compatibilizarlo con ser mamá”, reconoce.
Por Marietta Santi Fotos Bárbara San Martín
A las 15 horas de un viernes, Josefina Fiebelkorn recién almuerza. La mañana se le fue rápido y a las 18 horas, en punto, comenzará un nuevo ensayo del musical “Footloose”. Hasta las 10 de la noche –tal como lo ha hecho a diario desde hace 3 meses– se pondrá en los zapatos de Ariel, la protagonista de la obra. Una chica que quiere bailar a toda costa, aunque en el pueblo en que vive esté prohibido.
El trabajo para concretar el musical, en cartelera en el Teatro Municipal de Las Condes hasta fines de junio, ha sido un proceso duro para la actriz. En cada ensayo, Josefina y un elenco formado por una veintena de artistas cantan y bailan temas que se hicieron populares mundialmente por la ochentera película homónima, que protagonizó Kevin Bacon.
Además, se ha visto obligada a cuidarse: no fumar, no trasnochar, proteger sus cuerdas vocales. A ese esfuerzo se suma que, cuando llega a su casa, su hijo Borja ya está acostado. “Es difícil, ya que uno quiere estar ahí como mamá, sobre todo en esta edad (Borja tiene 3 años). Hay que compatibilizar muchas cosas”, dice.
Josefina (36) es un rostro conocido para el público chileno. Su primera teleserie fue la nocturna “Vuelve temprano” (2014), de TVN, y la última “Edificio corona” (2021), de Mega. Desde hace varios años participa en espectáculos musicales, lo que ha hecho que su voz y figura sean reconocibles para los seguidores del género.
En 2017 encarnó a Annette, la ex de Tony Manero en “Fiebre de sábado por la noche”; en 2019 fue unas de las actrices/cantantes que rindieron tributo a la reina del pop en “Las Madonnas”; y en 2022, meses después de ser mamá, interpretó a Cecilia en el musical que la homenajeó, en Concepción.
El año pasado fue parte de “Es por amor”, exitoso musical ochentero y grabó el tema central de la teleserie “Juego de ilusiones”, cover de la popular “Mentira”, de Buddy Richard. “Hay gente que me ha felicitado por esa canción, que me reconoce la voz”, comenta.
La actriz no esconde que “Footloose” ha sido un reto: “En el momento en que le dije que sí a la productora, no estaba calculando lo que iba a significar. Ha sido muy desafiante, con un nivel de profesionalismo enorme. Ponerse a la altura de esa exigencia, para mí ha sido y sigue siendo un gran desafío”.
–¿Cómo te estás preparando?
–He tenido que tomarme muy en serio esto de hacer musicales. He tenido que aprender a ser disciplinada con esta obra. Dormir mucho más, no salir tanto porque la voz se afecta, dejar de fumar porque la voz sufre. Entonces, de verdad hay que tomárselo como un entrenamiento de alto rendimiento. Acostarse temprano, descansar y aprender a leer las partituras. Yo toco piano, pero la lectura no es lo mío, siempre lo he hecho en americana, y dije ¿qué es esto? ¿cómo voy a cantar con esto así? No entiendo. Fui aprendiendo. Fue un gran desafío, siento que, lejos, es la obra más compleja a la que me he sometido.
–Un tema es la voz. Este musical es muy exigente en ese aspecto.
–Tengo clases de canto lunes, miércoles y viernes. Estoy aprendiendo a fortalecer mis cuerdas vocales desde otro lugar, porque las exigencias de esta obra son distintas. He usado otras herramientas para cantar en otras obras musicales, y ahora tengo que aprender otras técnicas porque… Los ensayos no me preocupan, el estreno tampoco. La semana número cuatro o cinco debo tener la misma voz. Eso es lo que me tiene preocupada. Y la función del domingo, porque tienes miércoles, jueves y sábado.
“Sí, tendré que salir corriendo a la casa a acostarme, mantenerse en silencio, abrigarse. Más encima ahora se vienen todos los resfríos y yo tengo una guagua en el jardín, entonces, no puedo salir a exponerse; si voy a ir a ver a alguien que está resfriado, chao, no puedo ir. En ese sentido rigurosidad. Y yo soy muy desordenada”, admite.
Josefina Fiebelkorn no había nacido cuando la película “Footloose” fue un suceso de taquilla. “Tenía cero relación con la obra. Tuve que ver la película para saber de qué se trataba. Igual la música estaba en mi inconsciente, pero tuve que refrescarla. Eso fue bueno, porque me aproximé a la obra con mucha sorpresa. Hay muy buenas escenas, con un nivel de dramaturgia que permiten entrar y profundizar en otras emociones, en los subtextos”.
Cuenta entusiasmada que la directora, Natalia Grez, no cree en el musical livianito: “Ella es súper seca dirigiendo capas emocionales, va hacia lo profundo, no se queda en lo ligero y falso. Estamos contando una historia que no sucede en Chile, pero igual queremos transcender, queremos que la gente se identifique y volverla cercana. Hay una historia, pero no se trata de eso exclusivamente, se trata de lo que pasa en los seres humanos y cómo se relacionan”.
–¿Cómo te resuena “Footloose” hoy?
–Para mí, el tema más interesante ha sido la brecha gigante que hay entre los adultos y los adolescentes, versus las necesidades de estos frente a los miedos de los adultos. Creo que hoy en día eso aún existe con respecto a la música, a las posturas políticas, con respecto a todo. Cuando uno es adolescente hay más ideales, hay expectativas de la vida, está todo por delante. En la adultez pierdes la capacidad de maravillarte, la capacidad de juego, la capacidad de conectarte con lo simple y empiezas a ser cada vez más rígido en algunas ideas.
–¿Y tiene vigencia en Chile?
–En este país siento muy fuerte el juicio. Todo el mundo habla de ti, opina de tu vida, de las decisiones que tomaste. Hay mucho comentario, la gente está muy acostumbrada a hablar de los otros, hay muy poco autoanálisis o entender que, bueno, somos humanos. Las cosas pasan. Hay un ensimismamiento, como que uno se blindara para no seguir sufriendo. De esa manera, nos aferramos a ideas que nos terminan ahogando. Ahí vienen las crisis, la crisis de los 40, de los 50, porque uno se casa con una idea y después descubre que no era lo que pensaba. Hay miedo de cambiar de opinión.
Josefina se detiene en el tema de escucharse y escuchar a los demás. “Ese vínculo debería ser permanente, sobre todo de la gente que toma decisiones. Creo que ese ha sido el gran problema siempre, uno está hablando con alguien y puede hacer una pregunta, pero uno no está realmente escuchando. La gente está muy a la defensiva y al estar a la defensiva es poco permeable. Eso lo vinculo harto con la actualidad y la obra”, reflexiona.
La infancia de Josefina –la tercera de cuatro hermanos– fue un incentivo para su carrera musical, aunque claramente no estaba en sus planes. “Siempre he cantado, pero cuando salí del colegio, con muy buenas notas, estaba entre teatro y medicina, imagínate”, recuerda.
Su papá adoptivo, Bart Fiebelkorn, un gringo viajero y melómano al que llama Papo, la apoyó siempre en sus desplantes escénicos. Cuenta que en el colegio hacía shows, estaba siempre arriba del escenario y organizaba bailes. “Él vio todo eso y me apoyó en mi carrera artística”, afirma.
A los 9 años disfrutó de su primer musical, en Estados Unidos, cuando Bart llevó a toda la familia a San Francisco a conocer a sus parientes norteamericanos. El título era “Blue Suede Shoes”, como la famosa canción de Elvis Presley, y todo el despliegue escénico impactó a Josefina.
–¿Tus padres te apoyaron en tu elección de carrera?
–Papo siempre confió y apostó por mí. Mi mamá tuvo que convencerse. Le daba mucho miedo la inestabilidad laboral, porque esta carrera es inestable de verdad: económica y emocionalmente. No es fácil para nada.
–Que tu mamá y tu papá sean de diferentes culturas imagino que ayudó a tu formación artística e intelectual.
–Claro que sí, Papo es un viajero, estuvo en varios países antes de Chile, estudió varias cosas que no terminó, entre ellas geología, y acá se dedicó a la minería. Jubiló hace unos años ya. En la casa tenía muchos vinilos que yo escuchaba. Él también me sugería, Papo siempre me ha apoyado en lo artístico. Es mi primer espónsor.
–Está contigo.
–Y no solo eso, no le gusta que le regale entradas, prefiere comprarlas. No importa que yo lo invite o lo que le diga. Entiende que el teatro es un trabajo, como cualquiera. ¡Y hay tanta gente que pide que le regalemos entradas!
La actriz está casada con Jorge Arecheta, su colega y con quien mantiene una relación de más de una década. Se conocieron garzoneando, al egresar de la universidad. Juntos hicieron la obra “Quédate conmigo”, en 2021, además de explorar en un proyecto musical conjunto. A fines de ese mismo año fueron padres de Borja.
“Hace mucho tiempo que no estaba en movimiento; me costó empezar a moverme. Siempre he hecho algo de deporte, entonces, tampoco estoy mal. Después de la maternidad, todo cambia, los tiempos, las prioridades, dejé de hacer deportes para estar más tiempo con Borja en las mañanas y, obviamente, uno pierde las disciplinas que tenías antes de ser mamá. Después hay que reconstruirlas. Mi sensación es de reconstruirme ahora como mujer después de haber sido mamá”, reflexiona Josefina sobre la pausa que significó la maternidad.
Si embargo, ella se ha encargado de asumir proyectos teatrales desde que su hijo era muy pequeño. A cuatro meses de ser mamá partió a Concepción a ensayar el protagónico de “Cecilia”, musical donde compartía la interpretación de la famosa cantante chilena con Carmen Gloria Bresky, Vivianne Dietz, Antonia Muñoz, Francisca Díaz, Natalia Reddersen y Maiza Czischke.
–Fue una decisión jugada partir a Conce.
–Le pregunté a mi mamá qué pensaba, si creía que lo podía hacer. Ella me dijo que sí. Nos fuimos a vivir allá como un mes y medio. Me acompañó Jorge, me ayudó mi mamá, me conseguí una baby sitter. Fue increíble, tuve la posibilidad de volver a ser actriz después de haber sido mamá. Tuvimos funciones y después, cuando volvimos a Santiago, hice musicales y conciertos.
–Entonces solo estuviste lejos de las teleseries.
–Sí, es que la gente cree que la tele define tu carrera. No tengo tan buena memoria, no me acuerdo exactamente de las fechas (revisa su celular). Estuvimos con “La incondicional”, dedicado a Luis Miguel; “Es por amor”, musical de rock latino; también estuve en “Torero”, dedicado a Chayanne; en “Hit”, todos después de que nació Borja.
–Ha sido bien movido tu posparto.
–Mucho. Lo que pasa es que como uno no aparece en la tele, pareciera ser que está detenida en el tiempo. El teatro tiene una llegada muy distinta a la que tiene la tele, pero he estado trabajando sin parar. Ha sido muy intenso y he tenido que compatibilizarlo con ser mamá. Tengo unos horarios insólitos, cuando la mayoría de los padres está en la casa, yo tengo que salir para hacer teatro. No estoy acostando a Borja, no lo estoy bañando, no lo estoy haciendo dormir. Es difícil.
–Pero está Jorge.
–Sí (sonríe). Siempre supe que Jorge iba a ser buen papá. Se relaciona muy bien con Borja, se acompañan, conversan. Al principio los padres quedan un poco fuera de la relación tan fuerte de apego que tenemos las mamás con los hijos, no tienen mucho que hacer, pero ahora es genial. Él graba teleseries en el día, Borja va al jardín, después él llega y se hace cargo mientras ensayo o tengo función. Formamos un equipo.
–¿Y Mutante, la banda que tenías con él?
–Está stand by, tenemos otras prioridades con la crianza de Borja, porque hay que estar. Pero todo a su tiempo…
A estas alturas de la conversación, Josefina ha terminado un ligero almuerzo. Y pese a no tener mucho tiempo, responde directamente, concentrada y sin rodeos. Solo queda pendiente su regreso a la Tv.
–Vuelves a las teleseries con “Aguas de oro”, en Mega.
–Me llamó Pablo Ávila (productor) y lo primero que le pregunté es cuándo empezaba a grabar. Lo único que me importaba es que las grabaciones partieran después del estreno del musical, y lo harán a fines de mayo. Ya partiendo con la obra, no hay problema.
No puede explayarse mucho, pero desliza que su personaje estará emparentado con Paola Volpato, protagonista junto a Álvaro Rudolphy y Carolina Arregui. Está contenta de volver a la televisión, ya que lo considera un espacio para aprender y desarrollarse como actriz, pero no sufre la ansiedad de sus comienzos. “Cuando era más chica decía, ¿por qué no me llamarán? Ahora es diferente”, puntualiza.
–¿En qué te imaginas más adelante? ¿En el teatro musical, en la TV?
–(Abre los ojos). No me proyecto muy largo, soy más animal, de guata, vivo en día a día. Además, cuando uno se proyecta se crean muchas expectativas y, si no se cumplen, el golpe es fuerte.