Sabemos de las excentricidades del actor Tom Cruise, un archiconocido devoto de la cienciología, la ‘religión’ que sostiene que una confederación galáctica trajo extraterrestres a la tierra y que sus almas viven en el cuerpo de los humanos (o algo así). Cuando roda una película, prohíbe -por contrato- que la gente del equipo lo mire a la cara; sólo bebe agua mineral de los manantiales de Royal Deeside, en Escocia (porque según él retrasa su envejecimiento); se comió la placenta de su hija Suri al nacer; compra aviones que cuestan más de 3 millones de dólares; duerme sólo tres horas; y no usa celular ni tiene correo electrónico. Etcétera, etcétera.

Su última extravagancia es que está trabajando junto a la NASA para protagonizar una película en el espacio exterior. El jefe de la agencia espacial, Jim Bridenstine, confirmó la noticia a través de twitter: “¡La NASA está entusiasmada de trabajar con Tom Cruise en una película a bordo de la Estación Espacial! (…) Necesitamos los medios populares para inspirar a una nueva generación de ingenieros y científicos a hacer realidad los ambiciosos planes de la NASA”.

Además de la Nasa, Tom Cruise cuenta con la asesoría la compañía de transporte aeroespacial Space X, propiedad de Elon Musk. El proyecto, que aún está en pañales, sería el primer largometraje de ficción rodado en el espacio exterior, según informó Deadline, medio especializado en cine. El actor grabaría las escenas en la Estación Espacial Internacional (ISS), que orbita alrededor de 400 kilómetros sobre la Tierra. Un verdadero sueño para alguien obsesionado con los extraterrestres.