En Corea del Sur solo 3 de cada 100 personas tiene problemas de sobrepeso u obesidad. Y, a diferencia de otros países, la comida chatarra no tiene la preponderancia que se le da en lugares como Estados Unidos y América en general.
Ellos prefieren seguir su propia dieta, alejada del fast food y con múltiples beneficios tanto para el organismo como para tu piel. El K-food es una tendencia asiática que rápidamente suma sus seguidores y no está hecha solo para coreanos.
Para la cultura coreana la comida es parte del equilibrio de la vida, y como tal, se toman esta dieta como una filosofía culinaria. La que, por supuesto, incluye ciertos fundamentos a seguir. Uno de ellos, el kimchi siempre debe estar en la mesa (o casi siempre).
Aunque haya parecido una broma, no lo era. El kimchi es parte de los “mandamientos” del K-food. Es muy fácil de preparar, y también lo venden listo para servir. Se trata de una receta hecha a base de col o repollo chino fermentado y picante, puede incluir rábanos o pepinos también. Es muy fácil de hacer y dura meses en el refrigerador. Tiene alto contenido de vitaminas A, B y C, y tiene propiedades antioxidantes y probióticas. Debido a esto, es ideal para la piel y mantener las defensas altas. También baja el azúcar en la sangre, el colesterol y la presión arterial.
A la hora de cocinar las verduras, al vapor o hervidas. De esta forma se mantienen nutrientes y vitaminas, además de la textura y el sabor.
Antes del plato de fondo, sugieren comenzar con entradas nutritivas en platos pequeños. Es decir, pequeños recipientes con verduras, para disminuir la ansiedad y el hambre.
Y si hay algo que no puede faltar en la cocina coreana es el picante. En este caso, es un must del K-food y al que deberás darle un espacio. Jengibre, ají, pimentón… condimentos muy nutritivos que no solo ayudan a bloquear los radicales libres producidos por el estrés y el cigarro, por ejemplo, sino que además ayuda a agilizar el metabolismo y a quemar calorías de forma natural.
Menos café, más infusiones. Son conocidos por tomar litros de té al día, y es un hecho que ayuda a eliminar toxinas del cuerpo.
Si comes carne, ojalá blancas, se deben acompañar con un caldo. Es uno de los secretos de la comida coreana.
A la plancha, horno o vapor, pero jamás freír los alimentos. Esto porque las frituras, más allá de verse reflejadas en la pesa, tienen un efecto directo, y negativo, en la calidad de la piel.
Carbohidratos, sí. Pequeñas porciones de arroz, ojalá integrales. Aporta vitaminas y fibra, además de ayuda a la flora intestinal. La clave es no abusar.
Si no te gusta el ajo, puedes omitir este “mandamiento”, pero los coreanos lo suman a todas las salsas debido a los beneficios que tiene. Ayuda a combatir el colesterol, favorece el sistema inmunitario, reduce la presión sanguínea, es antiinflamatorio, mejora el asma, etc. Y en crudo es mejor que cocinado.
Dale la bienvenida al banana milk. Una bebida a base de plátano y leche rica en magnesio y potasio. Ideal para mantener músculos y articulaciones en excelente estado.
Esta es la base del K-food, hay libros y recetas en Internet. Y en resumen es una forma de alimentación que, más allá de la talla del pantalón, también se enfoca en la piel y los efectos que el mal comer puede tener en tu cuerpo. Evitar el azúcar, los carbohidratos procesados y las frituras, es decir, las toxinas. Cuidarte de adentro hacia afuera.