Revista Velvet | Marcela Sabat: La lucha por el feminismo no le pertenece a la izquierda
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Marcela Sabat: La lucha por el feminismo no le pertenece a la izquierda

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Marcela Sabat: La lucha por el feminismo no le pertenece a la izquierda

POR Vero Marinao | 03 abril 2020

La gran impulsora del proyecto de paridad de género dice que las batallas contra el machismo no le competen solamente a un sector político. Ni siquiera es exclusiva de las mujeres. “Esto no es contra los hombres, es ‘con’ los hombres”, explica. Porque, finalmente, “si una mujer avanza, avanza también la sociedad”.

En 209 años de historia, Chile ha tenido 109 mujeres parlamentarias y 4.049 parlamentarios hombres. “Es una cifra muy impactante”, dice la diputada Marcela Sabat (RN), quien, desde pequeña, ha cuestionado la normalización del machismo. Recuerda con frustración sus deseos de tocar batería cuando estaba en el colegio. El uniforme escolar de las niñas –falda y no pantalón, como dice–, se lo impidió.

Aunque, con el tiempo, ese tipo de diferencias ha disminuido, la parlamentaria cree que falta mucho por hacer. Todavía, por ejemplo, se sorprende con personas cercanas que le han dicho “te ves linda, felicitaciones al marido”. Un tipo de comentarios que ella no deja pasar fácilmente.

“Las mujeres con personalidad fuerte somos ‘histéricas’; los hombres, en cambio, son fuertes. En las entrevistas hay preguntas que no se les hacen a los hombres y sí a las mujeres. Además, si vamos a un canal de televisión, tenemos que cuidar mucho cómo iremos vestidas, porque, en las redes sociales, nos van a criticar, no así a un hombre. Pero yo creo que hoy día todo esto está cambiando gracias a que muchas mujeres están levantando la voz”, dice la gran impulsora de la ley de paridad que, en caso de que en el próximo plebiscito gane la opción Apruebo con Convención Constituyente, significaría que, de manera equilibrada, tanto hombres como mujeres escribirán la nueva constitución.

Durante este proceso, Marcela Sabat ha trabajado en conjunto con parlamentarias de oposición como Camila Vallejo, por ejemplo. Esta cercanía le ha significado la crítica de parte de su sector, y reconoce que le han dolido algunos cuestionamientos, pero piensa que está en el camino correcto. “El concepto del feminismo tiene un sello de izquierda malentendido. Yo entiendo el feminismo como la lucha de igualdad de derechos entre hombres y mujeres, y esa lucha no se le puede atribuir a ningún sector político. Esto (el feminismo) no tiene que ver solo con las mujeres que marchan, sino también con las que son jefas de hogar y sacan solas adelante a sus familias con todas las vulnerabilidades que sabemos que existen en el sistema. Por eso yo siempre me voy a negar a entregar la lucha del feminismo a un sector. A la izquierda no se la voy a entregar porque no le pertenece tampoco. Nos pertenece a las mujeres, es de la ciudadanía. Además, yo insisto que esto no es solamente de las mujeres, es de una sociedad en su conjunto, porque cuando avanza una mujer, cuando deja de ser discriminada, una familia entera es la que puede avanzar también y es eso lo que me ha sostenido para sustentar esta lucha desde la base ciudadana.

–¿Ha sido doloroso sentir que no es apoyada por su sector?

–La verdad es que han sido sentimientos encontrados, porque he recibido apoyos que nunca creí que iba a tener, y he encontrado también no solamente a personas que me dejaron de dar el apoyo, sino también un rechazo muy fuerte de personas a las que le tenía mucho cariño y que se enojaron porque tomaran esto como muy personal. Eso me duele más porque creo que no se entiende y no se hace diferencia de por qué uno está dónde está. Estoy en política porque creo en esta lucha. Si no, no tendría ningún sentido darla.

–Más allá de su sector, ¿con amigos y familiares también sintió ese rechazo?

–Hubo familiares que no lo entendieron y se restaron de dar opinión, pero fueron amigos contados con los dedos de la mano que me hicieron saber que para ellos esto era una traición… y es ahí cuando uno reafirma sus convicciones, como que se rearma el puzzle.

–En este proceso ¿ha surgido una amistad con mujeres de izquierda como Camila Vallejo, por ejemplo?

–Con las mujeres de oposición tengo una muy buena relación. Eso no quiere decir que no tenga profundas diferencias en lo ideológico. Las tengo, y las tengo con mucha decisión cuando me toca tramitar o debatir proyectos relacionados con la seguridad ciudadana o con la educación, pero en materia de mujer hemos logrado acuerdos en muchos proyectos. Eso no solamente lo destaco, sino que lo agradezco. Hay proyectos tan importantes en los que, junto a ella, soy autora, como, por ejemplo, la ley Gabriela, la ley del Acoso Callejero o como la ley que estamos tramitando hoy día de las salas de lactancia (…) Hemos podido avanzar porque nos unimos. Se me han achacado mucho estas selfies o fotos en las que he salido con mujeres de oposición, pero los acuerdos son muy necesarios y creo que esta es la manera de avanzar. Eso no quita que yo tenga pro- fundas diferencias en lo ideológico con las mujeres de izquierda, pero yo puedo avanzar mucho más en lo que nos une que en lo que separa.

MARCELA Y LAS MARCHAS

Ya sea con amigas o con su mamá, Marcela Sabat siempre va a las marchas del Día de la Mujer. Este año, sin embargo, no fue. Su hijo nació un 8 de marzo –imposible una fecha más simbólica–, y este 2020 celebraba su primer año de vida.

“Me hubiera encantado ir. He ido los otros años, con mi mamá, con mis amigas, y se me paran los pelos, es una experiencia única porque ahí no hay colores políticos, no hay un sello, no hay estigma ni estereotipos, nada que te diferencie de otra mujer, son mujeres luchando por lo que ellas solamente entienden. Eso es un espíritu maravilloso”, dice.

–¿Y es parte de los cánticos o gritos?

–(Sonríe) Sí, pero obviamente hay algunos con una carga política más fuerte y que no comparto, pero sí participo en otros como “que se vayan los pololos” o “el patriarcado que va a caer”. Pero, lógicamente, hay algunos que tienen una carga política que es más fuerte y que uno, que está en política, le da un enfoque distinto, pero hoy en día, en el contexto social político que estamos, también tienen explicación.

Dice que ella, en lo personal, no se manifestaría con el torso desnudo, pero le parece bien si otras quieren hacerlo de esa manera. “Hoy día la democracia permite que sea así y esto tiene que ver con terminar con este estereotipo del cuerpo de las mujeres. ¿Por qué se pueden ver las pechugas al aire como un símbolo erótico y no, por ejemplo, amamantando? Las mujeres cargamos estos estereotipos de belleza que, finalmente, nos afectan a todas, porque si eres flaca, tienes un problema y, si estás pasada de peso, también tienes un problema.

–¿Cómo lo va a hacer los próximos 8 de marzo para participar en la marcha?

–No sé, pero voy a buscar la forma. Yo creo que esto tiene que ver con que mi hijo me acompañe a marchar y que entienda que esta lucha es para la sociedad en su conjunto y que no es contra los hombres, que es ‘con’ ellos, que los necesitamos para generar los cambios y para que no sea en vano todo lo que sufrieron las mujeres que lucharon por nosotras.

–¿Le gustaría tener una hija?

–Me encantaría y, claramente, con más fuerza uno da estos pasos (de lucha), porque uno quiere que ellas no sufran lo mismo que tuvimos que sufrir nosotras. Y no lo digo desde el papel de la víctima, sino que con el afán de visibilizar que existen estas diferencias, para que así se terminen.

–¿Le hace ilusión que la constitución pueda ser escrita por hombres y mujeres?

–Sí. Me da esperanza en cómo vamos a generar políticas públicas con perspectiva de género y lo digo porque, finalmente, la discriminación que- da en las leyes que se escriben, están redactadas de esa forma. Hoy en día, por ejemplo, estamos tramitando una ley porque solamente a la mujer se le pide esperar 270 días para poder casarse en segundas nupcias y, al hombre, no. Otro ejemplo es el caso de la Isla de Pascua; hoy las personas que son nacidas allá, si cometen una violación, por el solo hecho de vivir allá, se les rebaja la pena y no tienen la misma pena que acá en Santiago. Estamos generando proyectos que terminen con esas aberraciones políticas. Y hay muchos casos más, como la sociedad conyugal, el hecho de que el hombre administre los bienes de la mujer…

“EN EL FONDO, ‘LA CULPA ERA MÍA’”

En su vida, Marcela ha sido dos veces víctima de agresión sexual callejera. “Una vez iba con una amiga y otra sola. Esos hechos fueron determinantes para tener tanta convicción por la lucha que estoy dando, porque si a lo mejor no me hubiese ocurrido, no tendría tan patente y latente lo que sufren tantas mujeres a cada minuto en la calle. Cuando lo has vivido, empatizas de otra forma. No tiene nada de positivo lo que me ocurrió, pero me entrega más autoridad para decir que, lo que yo estoy haciendo hoy día, lo hago no solamente con convicción mía propia, sino que con el dolor de muchas mujeres que han tenido que arrastrar situaciones mucho más complejas que las yo viví.

Marcela cuenta que uno de sus agresores era conocido en el barrio. “Lo hacía de forma reiterada y era normal, uno debía tenerle miedo y listo, se normalizaba, porque ‘era un hombre’. En el fondo la culpa era mía porque estaba con un short muy corto. Y la culpa no era mía, ni donde estaba, ni cómo vestía, tal cual”.

–A propósito, ¿qué le pareció el trabajo de Lastesis?

–Siento que tiene un sello de sufrimiento muy fuerte, de muchas mujeres que efectivamente no tenían la culpa de ser mujeres ni de estar donde estaban ni de venir de la familia que venían, ni de contar con un juez que entregó una firma en vez de prisión preventiva, por decir algo. Cuando comienzan estos cánticos y, en las redes sociales, las mujeres empiezan transversalmente a contar su historia con esa misma frase, uno entiende que (los abusos) no tienen que ver ni con la clase social ni donde uno estaba. No importa las diferencias que tengas ni de donde vengas; vas a sufrir los mismos reproches sociales por hecho de ser mujer. Si bien lo de Lastesis tenía una carga política importante, representa lo que muchas mujeres han vivido.

–¿Le hubiese gustado ser parte de esa performance en algún momento?

–A ver, hay muchas cosas que uno haría si no tuviera un cargo de representación, claramente uno tiene que adoptar ciertas formas cuando ejerce un cargo. Hay muchas cosas que yo hubiera hecho si no fuera diputada…

 

 

 

 

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