Revista Velvet | #MalasMadres: Ley pareja
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#MalasMadres: Ley pareja

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#MalasMadres: Ley pareja

POR Vanina Rosenthal | 26 septiembre 2020

PRIMER ACTO

Voy caminando por la calle con un vestido camisero negro nuevo y unas botas antiguas llenas de tachas. Sin querer me doy cuenta que con la mochila se me levanta la parte de atrás y se me ve completamente una faja compresora que estoy usando para tratar mi celulitis.

Miro y detrás venía un tipo con el teléfono en la mano. “Ojalá no me haya sacado una foto”, pienso. Literal, se me veía todo.

SEGUNDO ACTO

Camino hasta la esquina de la nueva oficina para hablar con el acomodador de autos de la farmacia a ver si puede arrendarme un estacionamiento. Me mira y me dice: “Para usted 10 lucas la semana, pero póngase ‘shorcito’ abajo porque hay viento”.

TERCER ACTO

Llego a casa feliz porque conseguí estacionamiento barato en mi primer día de vuelta a la oficina. Entro y una hija me dice: “¿Y ese look? ¿Venís del funeral de tu sugar daddy?”. La otra agrega: “¿Mamá qué onda? ¿Te creés de 27?”.

Vivimos escuchando “ámate”, “tu ropa no te define”, “no dejes que nadie opine sobre tu cuerpo”. Pero resulta que la ley no es pareja. Nosotras tenemos que mordernos la boca o pensar veinte veces antes de decirles algo, pero a mí me pueden decir lo que se les canta. No way! Yo también me puedo vestir como se me da la gana. Y eso incluye el look de funeral de sugar daddy.

Cuando era chica, mi mamá me iba a buscar al colegio con calzas y zapatillas. Ninguna otra mamá se vestía como ella, y para mí nunca fue tema. Era bastante más open mind en todo sentido, y siempre lo agradecí, así que supongo que de alguna manera tomé la posta.

No tengo idea cómo se supone que debe vestir una persona de mi edad. ¿Eso existe? ¿El dress code es generacional? No lo creo. Es una pena que todavía haya gente dispuesta a juzgar qué usa el otro. Da lo mismo si ese otro es adolescente, o si pasó los cincuenta. Cuando pedimos algo, lo pedimos para todos. Ley pareja, nadie se queja.

Más allá de esta anécdota, la verdad es que mi clóset es absolutamente fome y clásico. El 90% es negro, el 8% blanco y gris y el resto de los demás colores. Pero amo la gente que se atreve, y no solo con la ropa sino también con el pelo, con las uñas. Me fascina, y lamentablemente me consta que todavía existe mucho prejuicio y sobre todo mucho doble standard al respecto.     

Todavía hay quienes se dan vuelta cuando pasa alguien con un look poco tradicional. O sacan pantallazos y los hacen circular. El mundo cambió y cambió para todos y para siempre, no para cuando nos conviene y para lo que nos queda cómodo. Así que la próxima vez que alguien opine de lo que uso, o de lo que usas, te tengo la frase lista:

-¿Sabes cuál es la diferencia entre la pizza y tu opinión?

-¡Que la pizza la pedí!

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