Por lo general, cuando se trata de frutas y verduras, solemos comprar siempre las mismas. Y no es precisamente el sector del supermercado donde pasamos más tiempo. Sin embargo, debería serlo.

Los vegetales son una fuente de nutrientes y elementos que nos protegen de enfermedades cardiovasculares e incluso de alguno cánceres, según diversos estudios. Recientemente, un análisis de la Universidad de Harvard que incluye 250 estudios, ha corroborado que mientras más fibra consumimos, mejor. Es más, detalla que a partir de 8 gramos diarios de fibra alimentaria ya es un beneficio, y que alcanza su máximo cuando comemos entre 25 y 29 gramos.

Ahora bien, hay diferentes tipos de fibra: la soluble y la no soluble. La primera se disuelve en agua y forma un gel que ayuda a reducir el colesterol y el riesgo de enfermedad cardiovascular, regulando los niveles de azúcar en la sangre.

Por otro lado, la fibra no soluble es la que viaja por los intestinos de forma casi intacta y da volumen a nuestras deposiciones. Evita el estreñimiento y regula los movimientos intestinales que eliminan los residuos de nuestro organismo.

En el mundo de las frutas y verduras, hay alimentos que tienen más nutrientes y fibra en base a su peso. Y aquí nos encontramos con el brócoli, muchas veces olvidado.

Esta verde integrante, concentra fibra soluble, vitaminas y minerales en grandes cantidades. Fibra que nos protege de los depósitos de grasa en las arterias y, en consecuencia, de las calcificaciones y posteriores infartos.

Un estudio publicado en 2020 en el British Journal of Nutrition reveló que las personas que comen más crucíferas habitualmente (como brócoli y coles de Bruselas) presentan un 46% menos de calcificación en la aorta.

Pero los beneficios no quedan solo ahí, el brócoli contiene sulforafano, que ha demostrado reduce el riesgo de varios cánceres, incluido el de próstata.

Por último, los expertos resaltan que la forma de cocinarlo influye en sus propiedades, y la mejor manera de prepararlo es al vapor.