El hijo menor de la reina Isabel II, Eduardo de Inglaterra, se casó en junio de 1999 con Sofía Rhys-Jones, luego de una relación de seis años. Y como dice la costumbre, cuando los hijos de la soberana se casan, la pareja recibía como regalo de bodas un título. De esta forma, Eduardo y Sofía se convertían en los condes de Wessex, un título por debajo del reconocido ducado.
Sin embargo, el no recibir status de duque venía con una promesa de la mano del mismísimo Felipe, duque de Edimburgo. Cuando él muriera, el ducado pasaría a su hijo Eduardo. Una promesa que debería ser cumplida, a menos que Carlos, el heredero al trono de Inglaterra se interponga.
Según la prensa británica, el príncipe Carlos, y hermano mayor, quiere el título para sí mismo, o así por lo menos lo adelantaban hace algunas semanas. Pero ahora, ha sido el The Times, mucho más confiable, el que ha citado a dos fuentes cercanas al príncipe de Gales. “Carlos es hoy por hoy duque de Edimburgo, y de él depende lo que suceda con el título. No irá a parar a Eduardo”, afirma una de ellas. Mientras que otra afirma: “El ducado de Edimburgo no será para los Wessex en lo que al príncipe respecta“.
Algo que llama la atención, ya que cuando Felipe de Edimburgo falleció en abril, todos dieron por hecho que Eduardo sería el heredero del nombre. Un título que viene cargado de historia, asuntos, asociaciones y premios. Por lo demás, que el título pase al hijo menor no es capricho de este último, sino más bien cumplir con una promesa realizada en 1999.
“La reina, el duque de Edimburgo y el príncipe de Gales han acordado que al príncipe Eduardo se le otorgará el ducado de Edimburgo cuando el presente título que ahora ostenta el príncipe Felipe finalmente regrese a la Corona”, decía un comunicado público de la época. Es decir, el título llegaría cuando Felipe e Isabel murieran, por lo tanto, cuando el príncipe Carlos fuera rey.
En una reciente entrevista al diario The Daily Telegraph, Sofía de Wessex recordó aquel momentos, dos décadas atrás. “Nos quedamos ligeramente sorprendidos”, comentó. “Él (Felipe de Edimburgo) vino directo a nosotros y nos dijo que le gustaría mucho que lo consideráramos”. Sin embargo, en la misma entrevista, Eduardo confesó que aceptarlo era ‘agridulce’: “Porque el único modo en el que el título podría llegar a mí sería que mis padres murieran“.
Un título que en un comienzo rondó a Andrés, el terer hijo de la reina, pero finalmente recibió el de duque de York, un título que suelen llevar los segundos hijos varones de los soberanos. “Mi padre tenía mucho interés en que el título continuara, pero no se movió rápido con Andrés, así que pensó en nosotros. Fue una idea preciosa”, explicó Eduardo.
La BBC también le preguntó al conde de Wessex en junio si aceptaría llevar el título de duque de Edimburgo, y él solo comentó que “Era buena idea en teoría hace años, cuando era una especia de sueño de mi padre… y por supuesto dependerá de si el príncipe de Gales, cuando se convierta en rey, quiere hacerlo. Así que habrá que esperar y verlo. Pero sí, sería todo un reto recibirlo“.
Si bien no esa una decisión que se deba tomar ahora, sino cuando Carlos sea rey, por el momento, el príncipe heredero no piensa soltar el preciado título de su padre.