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La celebración ha tenido todo lo necesario para considerarse una boda: una “novia” vestida de blanco, un enorme anillo de compromiso, una ceremonia pomposa en una enorme mansión del siglo XVIII en el norte de Italia, y un discurso de agradecimiento a los sesenta invitados.
Sin embargo, el de Silvio Berlusconi y Marta Fascina no ha sido un matrimonio legal, sino una “boda simbólica”. Una “fiesta del amor” celebrada este sábado sin las obligaciones de una unión que conviene la ley. Esto, después de que los hijos del ex primer ministro italiano hubiesen obstaculizado los planes de su padre con su joven pareja: una diputada de su partido, Forza Italia, a quien le lleva una delantera de 53 años.
Berlusconi, quien ya se ha casado dos veces, cumplió 85 años en septiembre pasado, mientras Fascina tiene 32.
Al parecer, la diputada habría insistido en pasar por el altar con su pareja desde el 2020, una relación fortalecida tras los confinamientos pandémicos y varios ingresos hospitalarios del magnate. Pero los cinco hijos de Berlusconi, fruto de sus dos matrimonios anteriores con Carla Dall’Oglio y Veronica Lario, estaban preocupados por los efectos que eso tendría en su herencia. Además, le habrían presionado para posponer la celebración a causa de la guerra en Ucrania. Pero Fascina no ha cedido y quiso mantener la fecha. Finalmente y en estricto rigor, esto no fue una boda.
La pareja se ha rodeado de sus seres más queridos. Entre ellos, el vicepresidente de Forza Italia Antonio Tajani, figuras destacadas del partido como Paolo Barelli y Annamaria Bernini y el líder ultraderechista Matteo Salvini, compañero de coalición. Además, estaba su médico personal, Alberto Zangrillo. Representantes de su imperio de comunicaciones como el director gerente de Fininvest, Danilo Pellegrino. Por otro lado, el director general de Publitalia, Stefano Sala y el presidente de Mediaset, Fedele Confalonieri, con quien ha amenizado la celebración con un dueto musical. El empresario al piano y el político, cantando clásicos de la canción francesa.
Entre las ausencias destacadas se encontraba la de Pier Silvio Berlusconi, su segundo hijo, que se ha ausentado diciendo que tenía miedo de contagiarse de coronavirus ante una reunión tan numerosa. Todos los invitados se realizaron una prueba por precaución.
El “novio” llevaba un traje azul Armani mientras que Fascina eligió un vestido blanco de encaje francés firmado por el diseñador Antonio Riva. Pero no han faltado las excentricidades. 150 estatuas para decorar Villa Gernetto, juegos de agua en las fuentes y hasta un chorro con forma de torta de novios en la fuente principal. “Estoy feliz de tener a las personas que más quiero conmigo en este día”, ha asegurado el ex primer ministro antes de que se sirviese la comida.
El menú consistió en ñoquis de ricotta y papas al azafrán, ternera al vino tinto con papas negras y crema de zanahorias a la canela. Además de una torta de tres pisos, tantos como los años de amor que ha disfrutado la pareja.
