En su rol de productor y exportador mundial, Chile es definitivamente un país que bebe mucho vino. Sin embargo, hay muchas personas que suelen pasar de una copa asegurando “me duele mucho la cabeza cuando tomo vino”. Una realidad con respuesta científica en una sustancia beneficiosa, pero que en contacto con el alcohol, nos trae problemas.
Una copa de vino tinto suele ser bienvenida y por más beneficios comprobados que tenga, puede provocarle dolor de cabeza a algunas personas, aún cuando sea en pequeñas cantidades. Se trata de un dolor que aparece entre media hora y tres horas después de beber una copa de vino. Y desde hace décadas, la ciencia intenta encontrar la razón. ¿Han encontrado la respuesta?
De acuerdo a un estudio publicado recientemente en la revista Scientific Reports, liderado por científicos de la Universidad de California (UC) en Davis, existe una sustancia natural propia del vino tinto que podría ser la responsable.
El equipo de científicos realizó pruebas incluso en personas que no sufren dolor de cabeza al beber pequeñas cantidades de alcohol, y descubrieron que la quercetina, un flavanol del vino tinto, podría ser la que interfiere en el correcto metabolismo del alcohol, provocando así el molesto dolor de cabeza.
La quercetina se encuentra en todo tipo de frutas y verduras, incluidas las uvas. Y es un antioxidante que también se vende como suplemento. Sin embargo, cuando se metaboliza con alcohol se vuelve compleja.
“Cuando entra en el torrente sanguíneo, el organismo la convierte en una forma diferente denominada glucurónido de quercetina”, explica Andrew Waterhouse, químico, autor del estudio y profesor emérito de la Universidad de California en Davis.
“Como resultado, las personas pueden acabar acumulando acetaldehído, que es una toxina irritante e inflamatoria que en niveles altos puede causar rubor facial, dolor de cabeza y náuseas”, explica la autora principal Apramita Devi, investigadora postdoctoral de la UC Davis.
Por ejemplo, el medicamento disulfiram recetado a personas alcohólicas para evitar que beban provoca los mismos síntomas. Esto, porque el fármaco también hace que la toxina en cuestión se acumule en el organismo. Y normalmente sería una enzima del cuerpo la que se encargaría del descomponerla.
Las estadísticas afirman que cerca del 40% de la población de Asia oriental también tiene una enzima que no funciona bien, lo que permite que el acetaldehído se acumule en su organismo.
“Creemos que cuando las personas susceptibles consumen vino con cantidades incluso modestas de quercetina, sufren dolores de cabeza, sobre todo si sufren de migrañas o de otras afecciones primarias de dolor de cabeza”, asegura el coautor Morris Levin, de la Universidad de California en San Francisco.
“Creemos que por fin estamos en el buen camino para explicar este misterio milenario. El siguiente paso será probarlo científicamente en personas que desarrollan estos dolores de cabeza”, concluye.