Ómicron avanza rápido, pero la ciencia le sigue los pasos a trote firme. Si bien actualmente se trabaja en el desarrollo de 170 vacunas en 69 naciones –y hay otras 194 en desarrollo preclínico–, el gran objetivo 2022 no es solo aminorar los riesgos en caso de contagio, sino simplemente NO contagiarse; por eso los ojos de la ciencia están en la vía intranasal, que impone al virus una barrera difícil de sobrepasar. Además, científicos japoneses crearon una mascarilla con un tinte con huevos de avestruz que detecta a las personas infectadas rápidamente. Esos son algunos de los inventos recientes para luchar contra la pandemia.
Al principio de la pandemia del Covid-19, muchas personas gastaban más tiempo en desinfectar las cosas que habían llevado desde el supermercado a sus casas más que en la compra misma. Los científicos informaban que el virus vivía muchísimos días en las superficies, especialmente en el cartón. La incertidumbre y el miedo crecían. Lo poco que teníamos claro era que había que abastecerse de alcohol gel –a precios muy poco razonables, claro–. Se sabía poco de la enfermedad.
De hecho hoy, que conocemos mucho más, todo va cambiando. Antes, los indicios inequívocos de la infección eran fiebre, tos y pérdida de gusto y olfato; hoy menos de la mitad de los infectados tienen los dos primeros síntomas y, menos del 21%, presentan anosmia o ageusia. Porque ómicron se impone en el organismo con dolor de garganta, congestión nasal, dolor de cabeza, fatiga y estornudos.
Afortunadamente, la creación y disponibilidad de las vacunas nos han hecho dormir mejor. Y la ciencia ya nos enseñó que el método más común de transmisión son los aerosoles –por eso los espacios cerrados son peligrosos– y hoy nuestras mejores aliadas son las mascarillas, elemento que –grave error– muchos especialistas descartaron al inicio de este mal sueño.
Pero, por suerte, esa equivocación duró poco tiempo. La ciencia ha dado pasos agigantados, y gracias al esfuerzo conjunto de varios países, se crearon vacunas en tiempo récord.
Durante prácticamente un año el mundo esperó expectante “la” vacuna, pero obtuvimos mucho más que una. Actualmente existen más de 20 fórmulas autorizadas en varios países. Además, hay diez vacunas aprobadas para uso de emergencia por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y el número de vacunas en desarrollo clínico es asombroso: 170 en 69 naciones, además de 194 en desarrollo preclínico, según datos entregados por la OMS.
Y el poder de las vacunas que ya se administran está comprobado. Las personas adultas que han recibido un refuerzo tienen 97 veces menos probabilidades de morir por Covid-19 que las no vacunadas, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) hasta el 4 de diciembre. Por cada 100.000 personas, 9,7 de las no vacunadas murieron por Covid-19, frente al 0,7 de las vacunadas con dos dosis y al 0,1 de las que recibieron un refuerzo.
Y mientras ómicron se expande, los investigadores tampoco paran. Sabemos que las vacunas sirven para no agravarse en caso de contagio, pero hacia donde se quiere apuntar hoy en día es a no contagiarse; por eso la vía intranasal es el objetivo más ambicioso para este 2022.
Según explicó a BBC Mundo el biólogo molecular Amílcar Pérez Riverol, investigador de la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de São Paulo (FAPESP), mientras las vacunas intramusculares desatan una respuesta generalizada del sistema inmunitario, las intranasales actúan localmente en la nariz, los pulmones y el estómago. Así imponen al virus una barrera difícil de sobrepasar, al nebulizarse en las fosas nasales, inducen una respuesta protectora en la vía de entrada del virus activando la segregación de anticuerpos de inmunoglobina A (IgA).
Actualmente hay ocho proyectos de vacunas intranasales anti Covid-19 reconocidos por la OMS. El más avanzado es el de la multinacional biotecnológica india Bharat Biotech; su producto ya está en fase 2/3 de ensayos en humanos.
También hay otros en etapa preclínica como, por ejemplo, el liderado por los científicos Akiko Iwasaki y Benjamin Goldman-Israelow, de la Universidad de Yale (EE.UU), quienes lograron inmunizar con éxito a ratones contra virus respiratorios como el coronavirus.
Claro que todavía todo es muy preliminar: los resultados favorables en ratones no garantizan la misma respuesta en humanos. Hoy solo se comercializan dos vacunas administradas por la nariz, FluMist/Fluenz y Nasovac, ambas para la gripe, lo que demuestra que es difícil elaborar este tipo de medicamentos.
Otro de los frentes en los que se avanza es en una vacuna que ataque todos los tipos de coronavirus, porque el virus siempre está mutando. Mientras estamos preocupados de ómicron, el virus ya está tomando otra forma y apellido en algún lugar del mundo. El SARS-CoV-2 es el más famoso pero no el único coronavirus. En las décadas pasadas otras variantes peligrosas provocaron brotes como las causantes del SARS y el MERS. Esto podría acabarse con una fórmula definitiva que ataque a todas las variantes: la vacuna conocida como pan-coronavirus. En esa súper vacuna trabaja Estados Unidos. China y Cuba investigan en conjunto para crear una similar llamada Pan-Corona.
Hay otras que no son consideradas supervacunas, pero sí intentan abarcar un espectro más amplio. Una vacuna desarrollada por la Universidad de Cambridge y DIOSynvax, entró en la fase 1 de los ensayos. La vacuna, que se aplica en la piel mediante aire comprimido, induce inmunidad frente a una mayor gama de antígenos virales, y se espera que ofrezca mejor protección contra las variantes del SARS-CoV-2 y otros coronavirus.
Un fármaco (4′-fluorouridine), que bloquea la replicación viral, podría utilizarse como antiviral de amplio espectro contra los virus respiratorios, incluido el SARS-CoV-2, según experimentos realizados en células y animales. El tratamiento oral de hurones infectados con diferentes variantes del SARS-CoV-2 fue muy eficaz para reducir la carga viral.
Además, la FDA (en Estados Unidos) ha aprobado Evushield, un anticuerpo diseñado para la protección a largo plazo contra la infección por Covid-19, tanto en quienes no están adecuadamente protegidos por las vacunas, como las personas trasplantadas y los pacientes con cáncer. Se están realizando experimentos para determinar si sigue siendo eficaz contra ómicron.
LA MÁSCARA TEST Y UN PARCHE PROTECTOR
Un ensayo clínico controlado mostró que un tratamiento de tres días de Remdesivir (medicamento que debe administrarse por vía intravenosa) redujo en un 87% el riesgo de hospitalización o muerte entre pacientes con alto riesgo de progresar a Covid grave.
Y la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) de Estados Unidos. aprobó el Paxlovid de Pfizer, el primer tratamiento oral para pacientes con COVID y alto riesgo de enfermar gravemente.
Entre los grandes avances del último tiempo también está la máscara test: unos investigadores japoneses desarrollaron una máscara que puede detectar rastros de SARS-CoV-2 cuando se rocía con un tinte fluorescente que contiene anticuerpos frente al virus, extraído de huevos de avestruz.
Y hay más. Un equipo australiano desarrolló un parche que administra la proteína Spike (la “llave” que utiliza el virus para penetrar la célula) directamente en la piel e induce la producción de anticuerpos y células T específicas del virus. Una sola dosis proporcionó una protección completa en ratones.
Un equipo del Boston Children’s Hospital desarrolló una vacuna que consiste en el dominio de unión al receptor de la proteína Spike fusionado a un nanocuerpo (un anticuerpo de una sola cadena) cuya diana son las células presentadoras de antígeno. La vacuna provoca una buena respuesta inmune en ratones, se mantiene estable durante al menos siete días a temperatura ambiente y puede liofilizarse.
Una vacuna de ARNm que se autoamplifica protegió a macacos contra la infección por SARS-CoV-2, ya fuera administrada como una vacuna de dos dosis, o como segunda dosis tras una primera dosis con un vector adenoviral de chimpancé. Ambos regímenes (homólogo y heterólogo) se están evaluando en ensayos clínicos de fase 1.
¿HAY MÁS ESPERANZAS?
A veces vemos la aparición de nuevas variantes, reinfecciones, y revive la angustia. Pero un estudio realizado en Qatar podría dar otra
luz de esperanza. Esa investigación demuestra que las personas con reinfecciones tienen un riesgo 90% menor de hospitalización o muerte que quienes se infectan por primera vez. Es decir que estos resultados sugieren que el virus puede adoptar un patrón de infección más benigno cuando se vuelva endémico.
¿Qué nos falta? Dejar de pensar de manera individualista (como países) y ayudar a las naciones pobres que aún no tienen ninguna vacuna que proteja a sus habitantes. Eso, además, irá en beneficio de la erradicación del virus a nivel global. Según la OMS, la inmunidad de rebaño internacional sólo se logrará cuando cada país vacune al 70% de sus habitantes. Mientras tanto, el equipo de Afrigen Biologics, en Sudáfrica –puesto en marcha por la OMS– creó una copia casi idéntica de la vacuna ARNm de Moderna. Aún no puede producir suficientes dosis para este año y quizás ni siquiera logren las suficientes para esta pandemia pero es un gran puntapié para la producción de vacunas de ARNm que serán mejor distribuidas a nivel mundial en el futuro.