El presidente francés, Emmanuel Macron, viajó a Rusia para reunirse con Vladímir Putin en el Kremlin. Esto, en una delicada misión mediadora en el conflicto de Ucrania. Durante su visita, Macron rechazó este lunes hacerse un PCR antes de su encuentro con Putin, de ahí la larga mesa que protagonizó su reunión.

Sobre la tensa situación actual, el presidente francés aseguró que tanto Rusia como Europa necesitan “una respuesta útil” que “evite la guerra” y ayude a construir “confianza, estabilidad y visibilidad para todos”. Por su parte, el líder ruso apreció los esfuerzos de Macron para alcanzar “una seguridad equitativa en Europa para una perspectiva histórica seria”.

Más allá de sus declaraciones, fue el la mesa extremadamente larga y la negativa a un PCR lo que llamó particularmente la atención de los analistas y observadores. A los comentaristas franceses les perturbó el largo de la mesa escogida por Putin. Se sentaron cada uno en un extremo, con auriculares para la traducción. Pero ni la distancia social sugerida por la pandemia justificaba tal alejamiento.

En París se interpretó como un gesto para poner en evidencia lo que separa hoy a Rusia de la Unión Europea. Ya que si bien, Putin usó la misma mesa cuando recibió al primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, no lo hizo al recibir al mandatario argentino, Alberto Fernández. Ambos se sentaron delante de la chimenea.

A los ojos de los expertos, la escenografía nunca es inocente. Inolvidable será para Alemania el terror que vivió Angela Merkel, quien no es fan de los perros, en una de sus primera visitas a Putin. En la sesión de fotos, el presidente ruso dejó suelto a su labrador negro, el que no dudó en acercarse a lamer las piernas de Merkel. Años después, Putin confesaría que no quiso asustarla y que no sabía de su alergia a los perros.

Y así como la mesa incomodó a los críticos franceses, un PCR tuvo el mismo efecto en la comitiva francesa, y Macron no se realizó la prueba antes de su reunión en el Kremlin. Según dijo una fuente cercana de Macron a la Agencia Reuters, “Sabíamos muy bien que rechazar su PCR implicaba que no se estrecharían las manos y una conversación en esa larga mesa. Pero no podíamos aceptar que ellos [los rusos] obtuvieran [a través de la PCR] el ADN del presidente”, declaró.

Aquella frase ha generado tal revuelo, que tuvieron que desmentir dicha excusa. Pero desde Moscú, en un intento por aclarar, tampoco lo negaron. “Algunos líderes siguen sus propias reglas y no contemplan el intercambio de pruebas para interactuar con el anfitrión. Tratamos esto con comprensión, es una práctica internacional normal”, dijo el portavoz de Putin, Dmitri Peskov. Y agregó, “Entra en el protocolo de medidas extra para proteger la salud de nuestro presidente y de nuestros invitados”. Y no aclaró si Putin entrega su PCR a los médicos del invitado: “No me gustaría entrar en más detalles con esto. Dejemos algo fuera de lo público”.

Por su parte, Macron acusó que se había realizado las pruebas necesarias antes de viajar a Moscú. Además, aseguraron que las restricciones que pedía el gobierno ruso no eran compatibles con la agenda del mandatario francés, por lo que decidieron seguir “la otra opción propuesta por el protocolo ruso”, es decir, la inmensa mesa.