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Sería ideal poder disfrutar de aquel antojo dulce y lo luego no tener la necesidad de comer más. Sin embargo, lo normal es recaer en el antojo. Si ese es tu caso, los expertos sugieren hacer un plan de choque.
¿Sabías que todo antojo suele tener un significado? Es más, suele estar relacionado con un déficit nutricional, es decir, una alimentación con carencias. No es fácil evitar un antojo dulce después de comer y lograrlo lograrlo pasa directamente por cambiar la dieta. Pero no es lo único que necesitas hacer. Aquí te dejamos tres acciones tan radicales como efectivas.
Antes de comenzar debes entender que es super claro no sentirse culpable. Los antojos forman parte de la vida y los expertos creen que esta es una de las principales razones por las que puede ser tan difícil seguir una alimentación saludable. Ahora, ¿de dónde viene el antojo? Para la ciencia la respuesta está en la necesidad que tiene tu cerebro de obtener una “recompensa”.
Entonces, si eres capaz de controlar los antojos, no hay problema. Pero si sueles caer en los atracones cuando de dulces se trata, entonces sí se debe hacer algo.
#1 Come mucho, pero saludable
Tener un antojo no debe ser traducido como tener hambre. No es tu cuerpo el que te pide comida, sino el cerebro. Por lo tanto, si tienes un antojo y hambre debes controlarlo, y quizás sea el paso más difícil.
Lo mejor en estos casos es comer algo saludable de inmediato. Y en una cantidad que sacie. Los alimentos ricos en proteínas (como la carne, el pescado o los huevos) son excelentes para controlar el hambre, evitando a toda costa caer en el azúcar.
#2 Una ducha caliente
Si bien podría ser algo que dijera una abuela, en la práctica funciona. Muchas personas que experimentan antojos de azúcar han descubierto que las duchas o baños calientes calman el antojo. Y el agua debe estar caliente a tal punto que incomode, pero que no te queme. Solo bastan de 5 a 10 minutos. El efecto sauna anula el antojo y es probable que desaparezca.
#3 Caminar
No se trata de ponerse a hacer ejercicio basta con moverte y caminar a paso ligero. Ahora, si eres runner, mejor. Sal a correr, te distancias del antojo y liberas endorfinas, las que harán que tu cerebro se sienta bien.
