Desde que los duques de Sussex cruzaron el océano, los dimes y diretes entre fuentes de Palacio y los amigos de Harry y Meghan, van y vienen.
Cada vez que hay noticias sobre el príncipe y su esposa, o alguna nueva declaración de turno sobre la Familia Real, los titulares debaten la veracidad de los anuncios. Y las reiteradas últimas tensiones promovidas por los Sussex parecen haber saturado a la reina Isabel II.
Por lo mismo, ha decidido cambiar la forma en que se enfrentarán a las noticias que tergiversen la realidad de los hechos. Según ha revelado Buckingham al periódico Daily Mail, Su Majestad ha solicitado a sus súbditos que cualquier declaración sobre sus conversaciones privadas, y de cualquier miembro de la realeza), sean corregidas de forma pública e inmediata. Siempre y cuando no sean correctas.
Esta medida llega luego de la polémica que ha generado la elección del nombre de su undécima bisnieta, Lilibet Diana Mountbatten-Windsor. Mientras los medios norteamericanos daban por hecho que el príncipe Harry había pedido permiso para usar el apodo de su abuela, desde Buckingham desmentían dicha información.
Los tabloides estadounidenses citan a “amigos de los Sussex”, como fuentes. Quienes también aseguraron que los Sussex habían presentado a ‘Lili’ con su bisabuela a través de una videollamada. Algo que quedó en la duda, luego de que Kate Middleton respondiera hace poco “espero conocerla”, ante la pregunta si ya la conocían en la Familia Real. “No se realizó ninguna videollamada. Los amigos de los duques de Sussex parecen haber dado informaciones engañosas a los periodistas sobre lo que había dicho la reina y eso llevó todo al límite”, comentó la misma fuente cercana a la monarca.
Por si fuera poco, la fuente de palacio que desmintió el hecho aseguró a la BBC que “fue más una revelación que una pregunta“. Confirmando que los duques de Sussex no le habían consultado a la monarca si le molestaba la elección del nombre. Más tarde Harry y Meghan reaccionarían con una amenaza de demanda al medio, algo que suele ser su modus operandi en situaciones como esta.
La medida tomada por la reina eliminaría de cuajo la política royal e histórica del “never complain, never explain” (nunca quejarse, nunca explicar). La que regulaba tradicionalmente, hasta ahora, el cómo enfrentar las controversias públicas.
La decisión finalmente se traduce en no guardar más silencio ante informaciones falsas sobre sus conversaciones privadas y se aplicará en todos los ámbitos. “Se trata de si los temas sobre los que se informan son una versión precisa de lo que realmente sucede”, sentenció la fuente.