Tilda Swinton no se quiso perder la fiesta en Nueva York. Madres Paralelas terminaba su gira por festivales que inició en Venecia y cuyo cierre en el New York Film Festival, coincidía con el estreno comercial en España, país natal de su director y el lugar de origen de esta producción, que se inició cuando aún los focos en el set de filmación del cortometraje La voz humana, protagonizado únicamente por la propia Swinton, aún no se terminaban de enfriar. Un proyecto así de repentino, que según reveló el propio Almodóvar, lo venía fraguando de hace muchísimos años y que aparecía incluso en una escena de Los abrazos rotos como parte de una película ficticia del personaje que era un director de cine, en aquel filme también protagonizado por su musa inevitable, la ganadora del Oscar, Penélope Cruz.
Todo el equipo de la productora El Deseo se trasladó a la bahía de Manhattan para presentar entre ovaciones, un simposio donde el elenco junto al director hablaron de la película, y finalmente una seguidilla de muy favorables críticas, la nueva película del que debe ser el realizador más importante y más internacional que ha surgido de España. Y ahí estaba él, con sus rizos canos y sus impertérritos lentes oscuros ya tan característicos (sufre de fotofobia, ha confesado), vestido de un traje color púrpura y debajo un beatle magenta. Al lado de la debutante Milena Smit, explotando un look andrógino, llevando una chaqueta de cuero oversize junto a una larga falda negra y detrás, de vestido corto -obviamente, Chanel-, Penélope Cruz radiante y sonriente, antes de salir a escena para convertirse en los reyes de la noche.
Terminaba así una semana de muchos sentimientos encontrados para el director y el elenco de Madres Paralelas. Y esto porque, el pasado martes y en una inexplicable decisión, la Academia de Cine de España decidió no enviar a la película del célebre realizador como representante del país a los Oscar, optando por la cinta El buen patrón protagonizada por Javier Bardem. Un golpe fuerte pensando además que, a la luz de las críticas, el filme de Almodóvar tenía muchísimas posibilidades de competir en incluso más categorías que la mentada “Mejor filme extranjero”. De cualquier manera, y como ningún estreno del director pasa inadvertido, durante el pasado fin de semana los medios digitales e impresos en España, se llenaron de páginas con entrevistas al elenco y a su realizador, además de artículos y críticas dedicados a la película. Pero, ¿quiere saber de qué va? Acá se lo contamos.
Dicen que es su película más explícitamente política. Porque se adentra en la trama histórica de los desaparecidos por la dictadura de Franco. Una figura que, conscientemente según el director, nunca quiso darle espacio en las historias que ha filmado hasta ahora. Por otra parte, es un retorno al drama protagonizado por mujeres, luego que su anterior obra Dolor y gloria, fuese una suerte de autobiografía donde todo su universo se centraba en los hombres. Acá la historia pone el foco en Janis (Penélope Cruz) y en Ana (Milena Smit), dos mujeres que se conocen en el hospital cuando van a dar a luz en el mismo momento. Una es una mujer de mediana edad que no se arrepiente de traer a su hijo al mundo, la otra es una adolescente llena de dudas, culpas y arrepentimientos. Las dos quedaron embarazadas de forma accidental y crean un vínculo muy estrecho en el hospital que por causas del azar y de esos acostumbrados vericuetos que el propio Almodóvar en su calidad también de guionista, se encargará de desarrollar y complicar de un modo rotundo.
Completan el elenco dos célebres y habituales de sus filmes: Rossy de Palma y Julieta Serrano, y además se sumó en el staff de chicas Almodóvar una insigne del cine español y que hasta ahora no había participado con el director, la actriz Aitana Sánchez Gijón.
La película, cuya fecha de estreno en nuestro país aún se desconoce, comenzó a causar ruido por su afiche promocional. Inspirado en la imaginería de otra leyenda del cine español, Luis Buñuel, el diseñador Javier Jaén pensó en una potente pero sencilla imagen: Un pezón del que cae una gota de leche encerrado en un óvalo que simula un ojo y la gota de leche, una lágrima. La censura vino de parte de Instagram, que censuró dicho cartel por encontrarlo pornográfico. Ante los reclamos de los usuarios y de la propia realización de la película, la imagen volvió a aparecer y obligó a la compañía a emitir un comunicado disculpándose por la censura. Según la popular red social, los desnudos no están permitidos siempre y cuando no estén pensados en un entorno artístico, algo que aquí sí sucedía. El propio Pedro Almodóvar se pronunció al respecto criticando el puritanismo de estas plataformas digitales.
Esta historia de madres asfixiantes, indecisas, atemorizadas e imperfectas, condensa una vez más todos los motivos, los decorados, los guiños literarios y cinematográficos, el humor y el melodrama que nos tiene acostumbrados este director del que esperamos cada vez mejores cosas en cada nueva entrega y que, al parecer, en sus más de 70 años y con nuevos proyectos que incluyen a Cate Blanchett, nos demuestra que está en plenas y dichosas condiciones artísticas.