Tere Abumohor (34) tenía 14 años la primera vez que vio pasar una manada de elefantes. Dice que lloró “a moco tendido” de emoción. Estaba junto a toda su familia en un safari, porque sus cuatro hermanos y ella se lo habían implorado a sus padres. La segunda vez fue en 2013, cuando competía profesionalmente en mountain bike y fue a una carrera en Kenia. Vio pasar a una impresionante tropa de paquidermos de cerca, se detuvo, y le pareció un momento hermoso. Pero no se dio cuenta de que, a su derecha, venía un elefante solitario con la cola parada, es decir, amenazante. Junto a su compañero de pista, se puso a pedalear lo más rápido posible mientras el animal gigante los perseguía. Un camión aljibe se interpuso entre el animal y ellos, y los salvó.
“Con lo que sé ahora, habría dejado la bicicleta, habría levantado las manos, como diciéndole ‘no quiero atacarte’ y habría camina- do hacia atrás. Claro que si el elefante me hubiese querido atacar igual, nada qué hacer. Pero lo habría enfrentado de otra manera”, dice esta aventurera y exconductora del programa Gen Nómade (TVN) que acaba de convertirse en guía de safari y que, para graduarse, tuvo que caminar –sí, caminar, no en un auto– por África y encontrarse con al menos 10 animales salvajes, entre ellos leones, rinocerontes e hipopótamos.
–Estás fascinada con tu nuevo trabajo.
–Es que no es nuevo, es algo que yo vengo haciendo desde hace tiempo. Yo soy guía de aventura. Desde el 2015 llevo gente al Amazonas. Lo del safari fue reforzar mis conocimientos y poner en práctica una pasión que tengo desde hace mucho tiempo. Ahora estoy armando viajes grupales a Kenia, Uganda, Tanzania y Sudáfrica, además de los viajes grupales que hago todos los años al Amazonas. Y ahora también estoy haciendo viajes a Cuzco. Me encanta.
Y sigue:
–Ser guía de safari es un sueño que tengo desde que era súper chica, porque mi mamá, en vez de ponernos monitos cuando éramos niños, nos ponía el Nat Geo, el Discovery Channel, todos esos canales en los que se veían los leones y los chitas en África. Yo veía a los exploradores y decía ‘si alguien está ahí grabando todas esas cosas, yo también puedo’. Y como que dirigí mi vida para llegar a hacer eso.
Luego retoma el mencionado viaje familiar que, tal como dice, le cambió la vida, la perspectiva de las cosas y le reafirmó que donde ella quería estar metida con los animales.
“Estudié administración en ecoturismo acá en Chile”, agrega, “y después me dediqué a competir en mountain bike y empecé a hacer viajes grupales, viajes para la tele. Ahora dije ‘ya, voy a poner una pausa’ y, cuando se puso más tranquila la pandemia, opté por tomar el curso (de guía de safari) y pensé: ‘este es mi momento, me voy a ir tres meses’. Me fui cinco en realidad, porque me fui a viajar después. Y me certifiqué. Nunca había estudiado tanto, ni siquiera en la universidad, porque creo que todo lo que te pasan en la universidad lo hacen en tres meses intensivos, no paras de estudiar y de aprender. Bueno, yo ya sabía mucho sobre la vida salvaje porque leo mucho sobre eso. Todos los documentales que veo son de animales. Me sorprendí y aprendí muchas cosas como nunca en mi vida”.
–¿Cuál es tu animal favorito?
–El elefante, la jirafa y los leopardos, yo creo. Soy amiga de los vegetarianos porque soy vegana desde hace cinco meses, pero soy vegetariana desde hace 26 años. Me relaciono mejor con los elefantes, porque que son vegetarianos y además porque son animales extremadamente inteligentes. Por ejemplo, el elefante tiene más de 500 formas de comunicarse y 400 de ellas son por infrasonido. La mayor cantidad de las veces se comunican a través de la tierra, entonces es sorprendente. Se pasan información sobre cuánto alimento hay, si hay agua, si hay hembras en celo, dónde están sus familias.
–¿Sientes miedo en tu nuevo trabajo?
–No, pero sí respeto. A los animales, absolutamente a todos, incluso a los que tú piensas que no te pueden hacer nada, hay que respetarlos, porque finalmente somos nosotros los que estamos entrando en su hábitat. Hay que aprender a interpretar sus gestos, aprender a pensar. Por ejemplo, si lo primero que haces al ver un león es correr, el león va a decir ‘esto es comida’, y va a salir detrás a cazarte. En la sabana a mí me tocó ir con un grupo de seis personas y un instructor muy bueno, experto en caminata, y ver a un león a 12 metros de distancia. Recién lo vimos cuando nos rugió e hizo el amague de atacarnos, pero no nos atacó: primero un león te va a hacer como un “warning” (advertencia), así como un “grrr”, y se va a acercar para ver qué está pasando y cuántos son. Lo tuvimos rugiendo por largos tres minutos y no nos podíamos mover. Ahí se siente una adrenalina. Confié en mi instructor y no llegué a sentir pánico.
Tere Abumohor dice que, por supuesto, está en contra de zoológicos como el de Santiago, pero que en África hay otros que son de preservación, donde los animales no están enclaustrados. Las granjas educativas le parecen una buena forma de acercar ciertos animales a la gente.
–¿Te ves viajando toda tu vida a este ritmo?
–En estos viajes grupales mezclo todas mis pasiones. Una de ellas es dar a conocer cosas nuevas; cumplir los sueños de la gente y comunicar, porque finalmente estoy comunicando lo que tanto me apasiona. Sigo haciendo mi programa (Ruteranas) para WappTV. En África lo grabé todo y va a ir al canal. Quizás a futuro me proyecte no yendo a todos los viajes; quizás no a los 13 que tengo pensado para el 2022, pero ir a seis. Para el resto, tener a alguien que guíe mi viaje. Yo tengo una motorhome y me encantaría vivir ahí y viajar por el mundo, es un sueño súper grande que tengo. Por ejemplo, si estoy en Mongolia puedo volar a Kenia, hacer mi viaje grupal y volver y seguir viajando.
–Por lo que leí en otras entrevistas que has dado, tu viaje ideal no es un resort.
–Sí, pero ahora que estoy más grande le he tomado el gusto. Como estoy todo el año durmiendo en carpas, en colchoneta, si me das a elegir unas vacaciones que no sean por trabajo y me muestras un resort en Punta Cana, de guata sol, hace dos años te habría dicho que no, pero hoy en día me encantaría. Hoy sí lo valoro; antes no.
–Van cambiando las cosas.
–Sí. Pero si me dices ‘tení que elegir una de las dos’, no voy a elegir el resort. Voy a elegir mis viajes, como a mí me gusta, cercano a la gente, con mi hamaca, viajando con mi carpa, tocando puertas, conociendo, yendo a los mercados. Eso algo que está en mis venas. No lo podría cambiar por nada.
–Y siempre viajas sola, a menos que vayas con un equipo que te vaya grabando.
–Hoy en día viajo sola y grabo todo yo.
–Y te gusta.
–Me gusta más viajar acompañada. Me gusta tener un partner de viaje con el que pueda compartir un momento y experiencias, reírnos de las mismas tallas. Cuando era más chica, me gustaba viajar sola, era como más desafiante, más aventurero. Era ‘guau, estoy sola en un lugar y qué hago ahora’. Eso me hizo crecer un montón y me hizo ser la persona que soy ahora. Tengo un carácter súper fuerte por lo mismo y sé enfrentar problemas en todo ámbito de cosas, no solamente en los viajes. Es muy distinto irse sola a un resort y estar 10 días en la playa. Yo viajaba a dedo, con mi mochila, cocinando, tocando puertas, quedándome en la casa de la gente.
A veces un bus me dejaba a las tres de la mañana en medio de la nada y yo decía ‘¿cómo resuelvo este problema? ¿Me pongo a llorar en la esquina? No poh. Estoy frustrada porque estoy sola y me puede pasar algo, piensa bien, respira’. Logré superar cosas así viajando, logré superar frustraciones súper grandes. Enfrentar miedos, enfrentarme a mí misma y ver por qué a veces (antes de ser patiperra) explotaba por cosas que no debería haber explotado, las típicas pataletas de cabra chica.
–¿Viajas muy cargada? Digo como para darle consejos a quienes viajan.
–Antes viajaba con una mochila de 10 kilos. Pero después entré en el mountain bike y también empecé a hacer el programa y a
viajar con el equipo audiovisual… como que todo se fusionó. En el último viaje me llevé dos maletas gigantes, más mi maleta de equipo audiovisual, jurando que iba a usar todo. Una de mis maletas era mitad para el safari y mitad para el viaje que iba a hacer después. Tenía como 60 kilos y yo peso 50. Menos mal que pude mandar cosas de vuelta y me quedé con lo justo y necesario, entonces no estoy como para darle consejos a nadie. Pero en el pasado sí escribí sobre consejos para viajar liviano mochileando.
En su próximo viaje, Tere irá con su mamá y su hermana. Para ella es muy significativo ir con su madre. “Nos inculcó el amor por los animales. Para ella es súper especial y yo estoy súper emocionada de ser yo quién la lleva. Mi mamá es.la fan número uno de mis viajes. Se va conmigo a Marruecos y luego iremos a Cuzco”, explica.
(Para viajar con Tere, se la puede contactar a través de @tere.abumohor o en Terewild.com)