Una de las principales gracias y méritos que tienen las -hoy- seis películas que conforman la saga de terror Scream, es lo autoconsciente que es, constantemente referenciando y homenajeando al género de manera explícita, y en las últimas entregas, haciéndolo además consigo misma. Ese ánimo de no tomarse en serio es lo que quizás la sitúa como una más que digna sobreviviente y esto es lo primero que hay que tener en cuenta entre los principales aspectos positivos de este nuevo capítulo de la franquicia del asesino mata adolescentes más famosa del cine actual.
25 años hace que se estrenó la primera de la saga. Respondía a un ánimo de nostalgia del director Wes Craven, famoso en los años ochenta por crear y dirigir la icónica Pesadilla en la Calle Elm, que provocó que varios tuvieran a Freddy Krueger y sus dedos de navaja como el gran terror de sus sueños. Craven, queriendo igualar ese fenómeno, reclutó al guionista estrella de dramas adolescentes de los noventa, Kevin Williamson, que brillaba con el éxito televisivo de la serie Dawson’s Creek, y convoca a un grupo de estrellas jóvenes del momento: Courteney Cox (Friends) y Neve Campbell (Party of Five), junto a otros cuyos prototipos de chicos de escuela gringa cumplen a cabalidad, y los pone a responder preguntas de trivia de películas de terror que un psicópata les hace por teléfono.
Lo de hablar de otras películas de terror en una película de terror es un ejercicio eminentemente pop, qué duda cabe. Y es que se sabe que la población joven es la mayor consumidora de este género y a ellos estaba dirigido este nuevo producto. Y como desde el comienzo esta saga tenía autoconsciencia incluso de su carácter de culto, es que recluta a la emblemática niña heroína de los 80’s y que había pasado ya por unos cuántos dramas juveniles, la célebre Drew Barrymore, para encabezar la primera escena del filme, con una peluca rubia encima mientras prepara un pop corn en la cocina antes de ver una película de miedo. Cómo termina ese preámbulo ya se lo imaginarán. Lo cierto es que “Ghostface”, como se hace llamar este villano enmascarado mezcla de fantasma y del retrato de El Grito de Edward Münch, se convirtió en un referente en cuánta celebración de Halloween hubo por esos años y cuya iconografía perdura hasta el día de hoy.
Como toda franquicia que se precie de tal, tiene sus reglas (que en cada una de estas películas siempre hay un personaje que las recuerda), también son irregulares en su resultado. Y desde el 2011, con el estreno de la cuarta parte, es que no teníamos noticias de Ghostface ni de los chicos del ficticio pueblo de Woodsboro. Muerto Wes Craven en 2015 por causa de un cáncer, la posibilidad de reflotar Scream se veía más lejana. Hasta que apareció la dupla de fans, unos noveles directores de cine que se criaron deslumbrados por esta historia, que ayudados por el guionista Kevin Williamson, ahora en la producción ejecutiva, quisieron continuar la saga llamando a Campbell, a Cox y al tercero del grupo: David Arquette, a sumarse a este nuevo capítulo. Tan bien le fue a Scream 5 en enero del año pasado, que se envalentonaron y a poco más de un año después estamos acá de nuevo, con un elenco nuevo de jóvenes que gritan delante del enmascarado y que son liderados por la hoy muy famosa Jenna Ortega (Wednesday).
Y este juego que parece sacado de un capítulo de Scooby Doo donde uno de los involucrados es el (o los) asesino(s), hace que no podamos caer en spoilers porque fácilmente mataríamos la sorpresa, pero qué podríamos decir de esta acelerada (en producirse) sexta parte. Que la historia se retoma justo cuando termina la anterior, cuando las hermanas Carpenter (nótese el guiño al maestro del terror John Carpenter) están pasando sus días en Nueva York luego de la gran masacre sucedida en su pueblo. Y es que la mayor de ellas resultó ser hija del primer asesino de la primera Scream. Ellas, junto a su grupo de amigos, conviven con el trauma y la fama que se hicieron gracias a la viralización de la noticia por redes sociales. Y el jefe de policías, en reemplazo del malogrado Dewey (Arquette) acá es Dermot Mulroney (La Boda de mi Mejor Amigo); además sigue apareciendo la siempre inoportuna periodista Gale Weathers (Courteney Cox, Friends), y aunque no aparece porque no llegó a acuerdos económicos, el fantasma de Sidney, la gran heroína de esta franquicia encarnada por Neve Campbell, siempre está presente.
Y con la advertencia de no dar spoilers (tuvimos hasta que firmar un contrato con la distribuidora de no decir una palabra), podemos sí decir que a esta historia bien que le hizo darse esa pausa de 10 años entre la cuarta y la quinta parte. Porque todo ese frescor, ese entusiasmo y la creatividad de la película que vimos el año pasado, se desvanece en esta, con una resolución tan opaca y sobreexplicativa, y llena de finales harto inverosímiles, que termina siendo una conclusión bastante lánguida, aunque (a modo de llamado de atención a los fanáticos), a ratos bastante más gore que las anteriores. Para mejores resultados, quizás sería recomendable dejar pasar unos años antes de producir la siguiente de la saga.
Scream 6 se estrena mañana jueves 9 de marzo en todos los cines del país.