En una era donde el clic parece ser la nueva forma de conexión humana, Sarah Jessica Parker ha decidido ir a contracorriente. La estrella de And Just Like That reveló recientemente en el programa de Howard Stern que ha optado por no sacarse selfies con fans durante encuentros espontáneos, privilegiando en su lugar un gesto tan analógico como potente: conversar.
“Prefiero hablar con ellos”, aseguró Parker durante la entrevista, explicando cómo vive estas interacciones en espacios públicos. “Estaba en el aeropuerto el viernes y una mujer se me acercó. Ni siquiera me saludó. Tan solo me preguntó si podría hacerse una foto conmigo. Le dije que no nos conocíamos y que ni siquiera se había presentado, por lo que le pregunté cómo se llamaba”. El nombre de la fan era Julie, y en lugar de posar, Parker le propuso algo distinto: hablar.
Ver esta publicación en Instagram
“Te garantizo que será mucho más significativo”, fue su respuesta. El gesto, lejos de ser una excentricidad, apunta a una búsqueda de autenticidad en un mundo dominado por registros instantáneos. Para Parker, no se trata de una molestia, sino de una forma más humana y segura de vincularse con quienes la admiran.
“La cuestión es que prefiero eso a que alguien se me acerque con la cámara preparada y me pregunte mientras ya está haciendo la foto”, explicó. “Eso es algo que siempre me ha sobresaltado. Prefiero tener una conversación, que alguien se me acerque y me diga: ‘Quizás este no sea tu mejor momento. Me llamo Verónica, estoy aquí y me emociona verte”.
La actriz no está sola en este sentir. En abril, Robbie Williams también compartió en redes sociales una reflexión similar tras una experiencia a bordo de un avión. “Le dije que si se acercara a pedirme una foto, mi ansiedad subiría porque después, todo el avión se preguntaría quién soy. Y no soy famoso aquí. Ese tipo de atención solo sumaría más ansiedad al desequilibrio que siento“, escribió el cantante británico.
Así, figuras como Parker y Williams abren la conversación sobre los límites de la exposición pública y el derecho a preservar un mínimo de espontaneidad incluso en medio del escrutinio constante.
