Robbie Williams ha tenido que bajarle el precio a su finca en Inglaterra. “Compton Bassett House -como se denomina la propiedad- ha sido el escape perfecto para nuestra familia”, ha dicho la estrella pop en un comunicado de prensa, sin embargo, el año pasado reveló en su cuenta de Instagram que la mansión le produce escalofríos y que su hija se niega a dormir bajo su techo. “La propiedad es muy antigua, tiene como mil años. Hay una habitación de la que sospecho, me da escalofríos”, fue lo que Williams ha dicho. Estamos claros que como vendedor de bienes raíces, Robbie Williams es un estupendo cantante.
Y no se trata de la historia central de Midnight Mass, la nueva serie de terror que está siendo éxito en Netflix. Lo cierto es que el artista compró esta mansión en 2009 por 9.4 millones de euros, y con fantasmitas o presencias incluidas, el negocio inmobiliario tuvo que rebajarlo a 7.8 millones.
Otro de los datos no muy precisos que ha comunicado el cantante es que en realidad la casa no es milenaria. Y ni siquiera tiene un siglo. La propiedad fue demolida en 1930 y los establos fueron transformados en residencia en 1935, pero no fue hasta los años 90 que fue adquirida por el célebre arquitecto Norman Foster, quien le dio la organización que tiene actualmente.
La mansión contempla casi mil 800 metros cuadrados distribuidos en una cocina muy espaciosa y una suite de lujo, además de dos dormitorios para niños y cuatro habitaciones extra con sus respectivas salas de estar. Entre los lujos, la propiedad cuenta con una piscina con jacuzzi, gimnasio, baño de vapor y sauna. Además la finca tiene su propia cancha de fútbol, de tenis y un helipuerto.