Es de conocimiento popular que caminar es una excelente ejercicio, y si lo realizas de esta manera, requiere más energía y por lo que hay mayor gasto calórico. Además, aseguran que ayuda con la memoria a corto plazo, reduce el dolor de espalda y mejora el equilibrio.
“Cien pasos hacia atrás valen más que mil pasos hacia adelante”, dice una antigua frase china, tal como el retro-walking. Una técnica que existe en China desde hace 5000 años y que forma parte del Quigong, una antigua práctica que equilibra la energía del cuerpo.
En la actualidad, caminar hacia atrás es un ejercicio de entrenamiento deportivo y de rehabilitación tras una lesión. Y existen diferentes estudios que coinciden en sus beneficios para a salud muscular y el equilibrio. Como también, para perder peso y mejorar el funcionamiento de cerebro y del corazón.
Lo primero que se debe tener en consideración, al ser hacia atrás, es buscar un lugar seguro. Y la sugerencia ideal es hacerlo en caminadora. Los expertos también aconsejan caminar un minuto hacia delante y otro hacia atrás e ir alternando el sentido durante unos 10 o 15 minutos.
Este ejercicio se puede sumar a nuestra actividad física diaria. “Un minuto caminando hacia atrás quema iguales calorías que tres andando hacia delante“, según Jack McNamara, profesor de Fisiología Clínica del Ejercicio en la Universidad de East London. “La simple acción de mantenernos de pie erguidos, sin caernos, requiere una perfecta coordinación entre el sistema vestibular (proporciona equilibrio y orientación al cuerpo al girar, dar la vuelta o moverse rápido), el visual y el propioceptivo (la conciencia de dónde están nuestros cuerpos en el espacio).
Jack McNamara enfatiza que caminar hacia atrás “puede parecer tonto, pero los resultados demuestran que no lo es: ayuda a perder peso, mejora el dolor lumbar, aumenta el equilibrio, fortalece músculos que se trabajan poco, protege las articulaciones y aumenta la función pulmonar”.
En definitiva, es bueno porque: