¿Qué niño o adolescente no quiere aprender a silbar? En los 80 había una motivación extra: copiar el silbido que hacían los protagonistas de la serie española “Verano Azul” mientras pedaleaban en bicicleta al inicio de cada capítulo.
Aunque los recuerdos nostálgicos pueden hacernos pensar que duró más tiempo, la verdad es que la serie “Verano azul” solo tuvo 19 capítulos. Producida por Televisión Española, contó con la dirección de Antonio Mercero y la música de Carmelo Bernaola. Fue rodada durante 16 meses, entre fines de agosto de 1979 y diciembre de 1980, en las localidades malagueñas de Nerja y Vélez-Málaga y en las granadinas de Motril y Almuñécar, aunque estas nunca se mencionan en la ficción. Solo se habla de “Costa del Sol”.
Los protagonistas eran Desi (Cristina Torres), Bea (Pilar Torres) y su hermano pequeño Tito (Miguel Joven), Pancho (José Luis Fernández), Javi (Juanjo Artero), Quique (Gerardo Garrido) y Piraña (Miguel Ángel Valero). A esta “pandilla”, que se formaba mientras estaban de vacaciones, se sumaban la pintora Julia (María Garralón) y el solitario pescador Chanquete (Antonio Ferrandis).
Pasaron prácticamente un año y medio grabando, y los más pequeños del equipo, Tito y Piraña, tuvieron que utilizar prótesis dentales en algunas es- cenas. Porque, claro, a medida que pasaba el tiempo, crecían y perdían sus dientes de leche. Además, lógicamente, también filmaban en invierno, así que los pobres pequeños se congelaban cuando tenían que meterse al mar. Otro desafío de esta ficción fue que no se grabó en orden cronológico. Y qué importa, dirán muchos, si así se hace en el cine, por ejemplo. Pues que en 16 meses el cuerpo de los más pequeños cambia bastante. Afortunadamente se las arreglaron para que no se notara. Y al parecer resultó, porque nadie reparaba en eso.
La Dorada 1a, el barco en el que vivía el pescador Chanquete, era solo un decorado. Y un decorado no muy liviano ya que pesaba siete toneladas y medía 18 metros de largo y seis metros de alto. Al finalizar el rodaje, fue desmontado, pero el Ayuntamiento de Nerja construyó una réplica que aún está en la localidad. No es el único homenaje a la serie: ahí mismo existe el Parque Verano Azul. En él, cada calle recibe el nombre de uno de los personajes de la serie. Lo que sí existió –y existe todavía– es el bar La Tasca del Frasco. En realidad se llama El Molino, pero está igual a como se mostraba en la serie. Nada de utilería. Está ubicado en el número 4 de la calle San José de Nerja.
Y ahora viene –advertencia– un spoiler para las generaciones que no han visto la serie. El cementerio en el que enterraron al querido Chanquete, esa escena donde cada protagonista ponía flores sobre su ataúd y uno lloraba y ya no le importaba si aprendía o no silbar, porque el sabio amigo de los niños no iba a aconsejarlos nunca más, tampoco existió. Y los nombres que aparecen en las lápidas contiguas corresponden a los propios técnicos, para evitar cualquier problema.
Si en Chile quedamos mal con la partida de Chanquete, en España el desconsuelo fue total. Tanto así que, tiempo después de terminada la serie, el director confesó que si hubiese imaginado que esa muerte significaría un drama nacional, seguramente el capítulo se hubiese guardado bajo llave para siempre y habrían cambiado el guion. Claramente les faltó un focus group. Queríamos silbar, no llorar.