Revista Velvet | Rayén Araya: “Puedo hacer con mi cuerpo, mi pelo, mi vestuario y mi imagen lo que tenga ganas”
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Rayén Araya: “Puedo hacer con mi cuerpo, mi pelo, mi vestuario y mi imagen lo que tenga ganas”

Rayén Araya: “Puedo hacer con mi cuerpo, mi pelo, mi vestuario y mi imagen lo que tenga ganas”
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Rayén Araya: “Puedo hacer con mi cuerpo, mi pelo, mi vestuario y mi imagen lo que tenga ganas”

POR equipo velvet | 27 mayo 2024

Con proyectos que la traerán de vuelta a la música, la periodista está disfrutando de una renovada sensación de libertad que le permite expresarse cada vez más con su look, mientras disfruta junto a su pareja de la crianza de sus dos hijas.

Fotos @ozcar Producción Natalia Ramírez y Carolina Lazo Maquillaje y pelo Maida García Styling Víctor González Vestuario Jardín Emergente

Ningún cambio de look importante es superficial. Al revés: suele ser una manera más de comunicar procesos profundos que ocurren en el interior de las personas. Y eso es algo que la periodista Rayén Araya sabe muy bien, en especial cuando se trata de su color de pelo. Se hizo conocida hace dos décadas con una melena roja en el programa “Extra Jóvenes” de Chilevisión; luego la vimos más seria, en con el pelo castaño, comentando noticias de música y espectáculos; y hoy deslumbra con una cabeza muy rubia que, para ella, es un signo de la gran libertad interior y capacidad de goce que está experimentando y que la tiene muy feliz.

Me dejé el pelo rojo cuando tenía 17 años y tengo claro que fue una de las cosas que hizo que yo quedara como conductora en Extra Jóvenes. Era un color de pelo llamativo, que en ese momento tenía una cosa como medio rupturista o, tal vez, medio rebelde. El rojo durante mucho tiempo fue para mí un elemento de identidad. Alguna gente no sabía mi nombre; yo era la del pelo rojo. Se volvió un componente importante de mi personalidad y del quien soy hacia lo público”, recuerda. Pero después, trabajando en las áreas de prensa de diversos canales, ese look quedó atrás.

“Ahí el rojo no pegaba. Como que no calzaba mucho con la idea de la credibilidad de la información. Por lo tanto, tuve el pelo castaño como 15 años, algo así”, dice. Hoy su pelo rubio llama la atención. Tanto como para que uno de los capítulos de su popular podcast “Peligrosa” se llame, justamente, “La Rubiedad”.

“Decidí hacer ese capítulo porque hay muchos prejuicios sobre la idea del rubio, como de la mujer sexy, etcétera. Y me di cuenta de que también yo tenía muchos prejuicios sobre mí, que tenían que ver con lo que hacía en términos laborales. Nunca me atreví a explotar una imagen más sensual o de repente a querer sentirme más libre de subir a mis redes sociales una foto en traje de baño si tengo ganas, por ejemplo. Cuando uno tiene un cambio de imagen, es porque estás cambiando en otros aspectos de la vida y eso se refleja en un look que es coherente con ese proceso”.

–¿Qué te llevó a sentir esta nueva libertad?

–Si me siento con mucha más libertad es porque la edad ha hecho lo suyo. Hoy tengo mucho menos que demostrar y puedo darme el lujo de mostrarme como quiera. Pero también siento más libertad porque, en lo laboral, vuelvo a la entretención, un tipo de contenido donde puedo mostrarme de esta manera.

Rayén se refiere a sus nuevos pasos laborales: no puede contar muchos detalles aún, pero volverá a trabajar en la conducción de programas con contenido musical. Es el resultado de un proceso que comenzó el año pasado, a partir de un proyecto dentro de Canal 13, y continuó este verano, cuando le tocó estar en la transmisión digital del Festival de Viña.

“Volví a encontrarme con los mismos artistas, con la gente de la producción, de los eventos musicales, en fin, gente que no veía hacía muchísimo tiempo. Fue tan bonito, tan agradable; fue como reabrir un cofrecito de los recuerdos y se sintió como si el tiempo no hubiese pasado. Por lo tanto, tomé la decisión de volver a ese espacio donde me sentí muy querida, donde realicé un trabajo que me genera mucha satisfacción. Estoy de vuelta en esas pistas y la verdad es que es algo que me tiene muy, muy motivada”.

–¿Qué importancia ha tenido la moda para ti en este proceso?

Tiene una enorme importancia, desde que la entendí como un vehículo de comunicación. La moda, saber qué es tendencia, definir un estilo, es parte de lo que hoy uso para transmitir un mensaje. En el caso de las mujeres, impulsando a que nos atrevamos sin tantos prejuicios, a ser más libres. Para mí, la moda ha sido una aliada fantástica, que me permite jugar y divertirme.

–¿Cómo definirías tu estilo?

¡Uyy! ¡Qué difícil! Definiría mi estilo como llamativo, siempre chic, nunca casual… y cuando así lo decido, ya sea por gusto o porque la situación lo amerita, también es sensual.

–¿Qué rol juegan ahí las zapatillas?

–Las zapatillas son un elemento de moda que agrega comodidad, pero que al mismo tiempo puede armar un look entero si el diseño es llamativo. El mercado así lo entendió hace años y empezaron a aparecer opciones como las que hoy tiene Skechers. Las Court Classics llenaron un espacio en mis looks diarios, con una mezcla de diseño y comodidad, pero también de tecnología. Los modelos splip on son fantásticos y combinan perfecto con todo lo que uso. Tienen ese toque clásico de otra época, pero llevado a la actualidad.

DIVERTIRSE O NADA

Rayén tiene una larga trayectoria en televisión: comenzó en los años 90, poco después de hacerse conocida como finalista del concurso de belleza Miss 17, y no paró más. Se formó como periodista en la Universidad de Las Américas; trabajó para el canal Zona Latina, Canal 13 Cable, fue comentarista de cultura y espectáculos en ese mismo canal, estuvo en Mega y en UCV TV, además de las radios Biobío y Súbela Radio. Actualmente su foco está puesto en la entretención. Si la moda es para ella algo divertido, hoy siente que su trabajo también debe serlo. Ambas cosas van de la mano a la hora de expresar quién es ella y cuál es su mirada frente a la vida.

“Vuelvo al tema de la música, me vuelvo a divertir, a atreverme con colores y texturas que antes no me atrevía a usar porque no calzaban con lo que hacía. Hoy me atrevo a cortarme el pelo o dejarlo largo, usarlo rizado o liso o rubio o morado si tuviera ganas. Y no tiene que ver con el color, sino con encontrar una identidad que hoy día reaparece de la mano de una nueva imagen. Puedo hacer con mi cuerpo, mi pelo, mi vestuario y mi imagen lo que tenga ganas; y está bien”.

–¿Qué es lo que más disfrutas de tu trabajo?

–En mi trabajo disfruto todo, los vínculos con las personas sobre todo…. Desde hace un tiempo, agregué una variable importante a la decisión laboral que deba enfrentar: la diversión. Si lo que tengo que hacer no incluye divertirme, no lo hago. ¡Me ha funcionado increíble!

–¿Qué hace que un trabajo, para ti, sea divertido?

–Pasando los 40, se me vuelve mucho más importante que el ambiente de trabajo me guste. Pasé muchos años trabajando en departamentos de prensa donde aprendí un montón, pero digamos que la entretención no estaba al centro de lo que nos convocaba. Ahora he vuelto a hacer contenidos de entretención, porque estoy en otra etapa de mi vida donde quiero pasarlo bien con lo que estoy haciendo y compartir desde ese lugar, entregando mucha más alegría que información. Si quienes están comunicando no lo pasan bien, quien recibe lo que se entrega tampoco.

Su decisión tiene que ver, además, con el hecho de querer y necesitar lo que describe como “un trabajo independiente”, compatible con la crianza de sus dos hijas: Agustina, de 7 años, e Isidora, de 12. Ellas, tal como su madre, son fanáticas del deporte, y es algo que con su pareja se han preocupado de inculcar y fomentar.

Lo cual, por supuesto, requiere de bastante tiempo: “Hago yoga, running y sobre todo tengo locas carreras diarias como parte de mi vida cotidiana”, dice riéndose cuando se le pregunta por los deportes que practica. Y luego cuenta: “Me pasa muchas veces esto de estar en estas carreras de todo el día, entre el trabajo, una reunión, empujar proyectos nuevos, ir a dar una charla e ir a buscar a mis hijas a hacer deporte, que para ellas se ha vuelto algo fundamental. Preocuparme de llevar los bolsos con los palos de hockey, la pelota de fútbol, las comidas para que entre medio de los traslados puedan comer en el auto mientras se cambian de ropa, llegar a tiempo a los entrenamientos, trabajar un poco mientras ellas están en su preparación física o en su entrenamiento y volver a la casa a las ocho y media de la noche, arrasada por todo lo que significó esa carrera, pero sintiendo mucha satisfacción.

Rayén explica que se turnan con su marido a la hora de asumir estas tareas. Y que por eso prefiere hablar de “crianza” antes que de “maternidad”: “Es algo que hacemos en conjunto con mi marido. Nos turnamos constantemente en esto, para que ellas puedan estar cumpliendo sus sueños y, al mismo tiempo, yo ir pudiendo sacar adelante los míos también”, explica.

–En tu cuenta de Instagram, donde sumas más de 168 mil seguidores, te presentas con tres palabras: criando, pensando, disfrutando. ¿Por qué?

–Este momento lo defino así, con esas palabras, porque la crianza de mis hijas es fundamental en mi vida, y no siempre lo vemos desde el disfrute que puede significar hacerlo bajo códigos propios. Es algo desgastante, porque exige mucho, pero también he ido descubriendo que tiene espacios infinitos de satisfacción más allá de lo obvio. Siempre estoy reflexionando sobre esto y sobre todo lo que vivo.

–¿A qué te refieres cuando hablas de un disfrute que va “más allá de lo obvio”?

–Me refiero a lo evidente, a lo que todos vemos, que es el disfrute del intercambio de amor entre madre e hijos, un amor que es inagotable e incondicional. Eso de poder compartir con ellos, verlos crecer, disfrutar cada una de sus etapas. Pero hay otros disfrutes que yo he ido descubriendo, y que tienen que ver con situaciones como las carreras que contaba recién. Ese otro espacio de lo que significa ser padres ha sido, para mí, una ventana muy bonita. Antes, en los 80, se relacionaba con el deber de cumplir, pero para mí es un disfrute ver a mis hijas practicar el deporte que les gusta, subirse al auto, que me cuenten de su día y ser parte de esa cotidianidad.

Esta mirada positiva es parte de lo que Rayén comparte en las charlas, talleres y asesorías sobre temas de género que da a empresas y también en su podcast unipersonal, donde están presentes la reflexión y el humor: “Esos pensamientos están plasmados en mi podcast ‘Peligrosa’, que se llama así por el prejuicio con el que muchas veces se mira a las mujeres con opinión y voz fuerte para decirla. En general hay una mirada hacia las mujeres que tenemos opinión y nos atrevemos a darla en voz alta, como que somos complicadas o peligrosas. Yo me atrevo a dar mi opinión, lo he hecho siempre, y muchas veces me ha significado ese título de ¡Uy, qué peligrosa! Esa etiqueta, que durante algún tiempo fue complicada para mí, hoy me hace gracia y la tomo con sentido del humor. Me río de la idea de que a las mujeres con opinión nos tomen de esa manera. Y digo: bueno, sí, somos peligrosas. ¡Y qué!”.

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