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Luego de un incómodo y tenso quiebre con el músico Lyle Lovett, vimos a la gran reina de las comedias románticas de los noventas, casarse por segunda vez. Julia Roberts volvía a creer en el amor de la mano del director de fotografía Daniel Moder y dos años después, se convirtieron en padres de mellizos dos años después.
A los 40 años, la ganadora del Oscar por Erin Brockovich se convirtió en madre de Hazel Patricia y Phinnaeus Walter. Luego en 2007, quiso volver a repetir la experiencia de la maternidad con Henry, su hijo menor. 16 años después, y con 55 años, Julia se enfrenta a ese complicado momento que viven todos los padres: cuando los hijos dejan de ser niños pero aún no son adultos. Ese difícil trance llamado adolescencia.
En el podcast de The Goop y en entrevistas con Oprah Winfrey, la icónica actriz ha contado que intenta que sus hijos lleven una dieta estricta, libre de comida chatarra, lo que ha provocado que la idea de comer dulces o hamburguesas sean más bien un regalo producto de una gran celebración, lo que debe llenarlos de agradecimiento.
Y aunque reconoció que sus hijos nunca han sufrido de ninguna carencia, siempre prefirió manejar un bajo perfil con ellos y ocultó su fama lo más que le fue posible. Además confesó que ha intentado cultivarles la disciplina, haciéndoles ver lo que es trabajar en la vida real y esforzarse para lograr los objetivos en la vida.
“Crío a mis hijos, y no quiero que vivan algunos de los conflictos que yo tuve, pero al mismo tiempo, necesitan saber cómo hacer la cama y cómo lavar la ropa, y cómo poder hacerse aunque sea una comida”, dijo Roberts en una entrevista con Oprah Winfrey.
