Aunque tenemos claro que, por definición, el estrés en exceso es malo, a veces, lo elegimos. Y esto se llama adicción al estrés.

De seguro puedes nombrar a alguien que está ocupado las 24 horas del día. Y que siempre está buscando algo que hacer en el trabajo. Aquella persona que va muy rápido, revisa el teléfono constantemente y suele ir más adelante. Quizás puedes ser tú. Y es que la adicción al estrés es más común de lo que crees, y desarrollarla es bastante fácil. Sobre todo si analizamos nuestra sociedad, donde el éxito se mide prácticamente con el nivel de trabajo. El problema, es que no es sano, y de cierta forma no disfrutamos de las cosas que hacemos, ni de nuestro trabajo.

Estrés y dopamina juntos, una combinación brutal

En estado estrés, nuestro cerebro reacciona. Libera cortisol y adrenalina, aumenta nuestra frecuencia cardíaca y la concentración de azúcar en sangre para proporcionar energía a los músculos, se ralentiza la digestión, etc. La presión psicológica del entorno extendida en el tiempo, sin ser consciente de ellos, nos lleva a un agotamiento, llamado amigo invisible.

Pero también hay otras razones. Una investigación, publicada en la revista Nature explica que, antes de llegar a ese nivel de estrés crónico, cuando el estrés está en punto más agudo, se produce la secreción del neurotransmisor CRH, provocando la liberación de dopamina, la cual se asocia a la sensación de placer.

Dentro de las propiedades de la dopamina, está la competitividad y la motivación a conseguir metas personales. Según la doctora Debbie Sorensen de Universidad de Harvard y experta en terapias ACT, “la adicción al estrés a menudo deriva de una presión autoinfligida para tener éxito”. Y agrega: “Nuestra cultura, obsesionada con la productividad, ha hecho que estar estresado sea una insignia de honor. Nuestro ego crece cuando nos vemos constantemente ocupados, porque equiparamos el éxito con tener muchas cosas que hacer”.

Signos de que puedes estar desarrollando una adicción al estrés

Según la doctora Sorensen, hay tres señales que pueden indicar que estás desarrollando una adicción:

1. Evitar los momentos de descanso y de relajación. Cuando te ves desocupada, sentada sin plan ni imprevistos y no te sientes bien o tratatas de buscar algo que hacer.
2. Mirar constantemente tu teléfono en busca de mensajes, chequeando las noticias y las redes sociales compulsivamente.
3. Decir sí a todo. No es que no sepas decir no, es que no quieres decirlo,  sacrificando tu descanso y tus horas de sueño.

“El síntoma más obvio de adicción al estrés es buscar constantemente ponerte en situaciones estresantes. Es decir, no es que tu empresa o tu familia te ponga en situaciones estresantes, es que tú eliges no evitarlas cuando, tanto tu cuerpo como tu mente te están pidiendo un descanso”, explica la doctora.

Cómo solucionarlo

Para comenzar, se debe analizar qué aporte tiene vivir en ese estado, y analizar pro y contras. “Si crees que eres adicto al estrés, es posible que te falten horas de sueño o que tengas demasiadas responsabilidades en tu agenda… y, la única manera de mejorar, es hacer un cambio en tu estilo de vida”.

Para empezar:

1. Date permiso. No vas cambiar las cosas de un día para otro, y no debes castigarte por seguir queriendo hacer muchas cosas. En lugar de sentirte mal por “querer hacer cosas estresantes”, date permiso para pensarlo. Poco a poco irá bajando la necesidad de hacer, y la de culpa.
2. Sé más consciente. Practicar la atención plena y disfruta del presente, antes que pensar en el futuro. No se trata de hacer mucho, sino de hacer menos pero de más calidad.
3. Programa el tiempo de tu día. Y especial atención a tus horas de descanso.