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La tradición dice que en su gran día, las novias deben llevar algo viejo, algo nuevo, algo prestado y algo azul. Sin embargo, si se trataba de un atuendo de la reina Isabel II en una boda real, el “algo azul” no era un buen presagio.
Isabel II, que falleció en septiembre del año pasado a los 96 años, siempre será recordada (entre muchas cosas) por sus coloridos atuendos, y su fascinación por los looks monocromáticos, que siempre la hacían destacar entre la multitud.
Así, la llamada “maldición azul” según People, afectó en varias bodas reales que finalmente acabaron en divorcio. Desde la de su hermana, la princesa Margarita, hasta la de tres de sus hijos.
La primera coincidencia fue en 1960, cuando su hermana menor, la princesa Margarita se casó con Antony Armstrong-Jones. Para la ocasión, Isabel II lució un vestido azul diseñado por Norman Hartnell.
Durante años, las cosas entre la princesa Margarita y el, más tarde nombrado, conde de Snowdon resultó bien, y tuvieron dos hijos juntos. Sin embargo, todo terminó cuando se divorciaron en 1978.
13 años después de la boda de Margarita, se casó la primera de los cuatro hijos de Isabel II y el príncipe Felipe: la princesa Ana, quien contrajo matrimonio con Mark Phillips en 1973.
Para la ocasión, la monarca lució un conjunto azul. 19 años después, Ana y Mark, que tuvieron a un hijo, Peter, y una hija, Zara, durante su matrimonio, se divorciaron oficialmente.
En 1981, la casualidad del azul continuó. En ese año, tuvo lugar la boda real del signo, cuando el príncipe Carlos, en ese entonces heredero al trono, se casó con la princesa Diana.
Para la ocasión, Isabel II nuevamente vistió de azul. ¿El resultado? Carlos y Diana, quienes tuvieron a William y Harry, tuvieron un matrimonio muy mediático y repleto de drama que terminó en 1992.
La maldición azul continuó en 1986 en la boda del príncipe Andrés y Sarah Ferguson, cuando la Reina Isabel lució un vestido del mismo color para las nupcias de su segundo hijo.
La pareja se divorció en 1996, pero siguieron siendo amigos íntimos y co-padres de las princesas Beatriz y Eugenia. De hecho, Eugenie dijo célebremente, según la BBC: “Son la mejor pareja divorciada que conozco”.
Desde entonces, la reina Isabel ha elegido otros colores para las bodas. Cuando el príncipe Eduardo se casó con Sofía en 1999, la monarca optó por un conjunto morado. Y cuando se casó William y Kate, en 2011, se lució en amarillo.
En 2018, cuando Harry se casó con Meghan Markle, Isabel II optó por verde. Sin embargo, para las bodas de Eugenia y Beatriz, en 2018 y 2020, respectivamente, la reina vistió de azul. ¿La maldición volverá a hacer lo suyo?
