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Realizar actividades deportivas como parte de la rutina diaria es na excelente forma de llevar un estilo de vida saludable. Sin embargo, cuando la temporada otoño/invierno aparece… más de algún deportista desaparece.
Cuando bajan las temperaturas, entrenar al aire libre no es fácil. Pero quizás los beneficios que trae consigo hacerlo bajo estas condiciones, puede que sea la motivación necesaria. Y en esto coinciden los expertos.
Cuando el termómetro marca temperaturas que alcanzan los 3.5 grados, es favorable para la salud. Esto, porque “con el frío, el cuerpo tiene que adaptarse y, al hacerlo, genera más presión arterial que provoca un gasto energético, que a su vez genera calor corporal”, explica Pedro Bianco, entrenador personal, al medio español ABC.
Por otro lado, entrenar en estas condiciones puede ayudar a quemar grasa de manera más rápida. Y tal como explica el traumatólogo Mikel Aramberri al diario El País, “con la pérdida de temperatura corporal, nuestro organismo se ve obligado a aumentar su actividad metabólica para que las células consuman más energía y la transformen en calor, lo que supone un mayor gasto de calorías”.
Por lo tanto, coinciden en que las bajas temperaturas ayudan a controlar el peso, pero también pueden mejorar el rendimiento físico. Esto último, debido a que el cuerpo tiene que adaptarse a la sensación térmica para compensar la falta de calor.
“Estas adaptaciones le hacen más fuerte y mejoran su condición en muchos aspectos. Aumenta la capacidad cardiaca, se incrementan los litros totales de sangre y los litros de aire por minuto que somos capaces de respirar a alta intensidad de ejercicio. Además, crecen las células musculares”, dice Alfredo Santalla, fisiólogo de la Universidad Pablo Olavide (España), a El País.
Otro punto a favor de entrenar con frío es la hidratación. Al hacer deportes con bajas temperaturas, la deshidratación es menor que al entrenar con calor, ya que se pierde menos cantidad de agua en el sudor.
Consejos para entrenar con frío
Antes de salir, los expertos recomiendan tener en cuenta ciertos factores que pueden influir, sobre todo, si la persona no tiene un buen estado de salud o padece enfermedades como asma. En estos casos es recomendable consultar con un profesional de la salud antes de hacerlo.
Además, se debe usar un equipo adecuado, lo que incluye ropa y calzado para las bajas temperaturas. Por lo que lo ideal es vestirse en capas que puedas quitarte a medida que vas sintiendo calor y luego vuelve a ponértelas, si es necesario.
Por último, se recomienda cubrir la cabeza, orejas, pies y manos, debido a que el flujo sanguíneo se concentra en el centro del cuerpo y deja desprotegidas estas zonas. Asimismo, se tiene que complementar con una alimentación saludable.
