Terminó su matrimonio de 14 años con el extenista, y con ello dejó atrás prejuicios, inseguridades y una vida que veía pasar por delante, pero en que no participaba. Hoy, convertida en coach motivacional, reconoce que su empoderamiento personal le costó su relación de pareja y familia. En medio de un duro juicio de divorcio y la batalla por la tuición de sus cinco hijos, no se arrepiente de nada. Y confiesa: “Tuve que decidir entre una jaula de oro o vivir mi vida al máximo”.
Por Paula Palacios M. Fotos Bárbara San Martín Agradecimientos Renaissance Santiago Hotel
No fue un comienzo de año fácil para Paula Pavic (42). Si bien por un lado siente que en lo personal está en su mejor momento: más segura, liberada de prejuicios, sin miedos y con el control de su vida; por el otro, está enfrentando un rudo juicio de divorcio con el extenista Marcelo Ríos (48), con quien permaneció 14 años casada y tuvo cinco hijos. Mientras él acusó a su ex mujer de “estar metida en cosas que no le gustan y que la hicieron cambiar”–en referencia a cursos de crecimiento personal y motivacionales–, ella señala des- conocer al deportista, con quien hace siete años partió a vivir Sarasota (Florida, Estados Unidos), con la idea de una vida más tranquila y lejos del asedio. Lo culpa de ejercer violencia económica y de querer hacerle daño.
Pavic también apunta a su exsuegro, el empresario Jorge Ríos, de influir sobre Marcelo para que se quede con la tuición de sus hijos, con el único fin, asegura ella, de reducir al máximo la pensión. “Él es quien asesora a Marcelo, lidera las reuniones con los abogados y fija los montos. Para ellos, mis hijos pasaron a ser un objeto: para el lado que se vayan, se iría la plata”.
Aun así, la relacionadora pública y actual coach motivacional siente que cuenta con las herramientas para enfrentar este duro proceso el cual –dice abiertamente– está disfrutando, en cuanto a que quiere aprender y cometer errores, ya que con su experiencia pretende ayudar a otras mujeres que estén pasando por situaciones similares. “Sé que después de esto lo que viene para mí es muy grande. Cuando logré superarlo, estaré orgullosa de mí. Mi separación es, sin duda, la situación más difícil de mi vida, pero también una oportunidad para mostrarle a otras personas que hay una luz detrás de esto. Muchas mujeres no se atreven a dar el paso; ven todo negro. Yo quiero mostrarles que se puede”.
–¿Usted pasó por lo mismo, de no querer cortar por temor a lo incierto?
–La primera vez que nos separamos con Marcelo –en marzo de 2023–, yo estaba en un forcejeo interno porque, aunque creía que era la decisión correcta, no quería soltarlo; sentía que me estaba separando enamorada. Tenía demasiado apego emocional. En junio regresamos y volví a vivir en función de él: lo miraba por las cámaras, veía qué hacía, para dónde iba. Comencé a dejarme de lado nuevamente y a normalizar cosas que no eran.
–¿A qué tipo de cosas se refiere?
–Yo no le importaba. No tenía el mismo interés en mí que sí sentía por otras personas. Veía, por ejemplo, cómo miraba mujeres en internet o en el gimnasio, lo que me hacía sentir que yo no era suficiente. Siempre pensaba: ¡Qué ganas de que me mire así! Y es una de las razones por la que abrí mi cuenta en OnlyFans; quería sentirme como ellas: minas, sensuales… Fue un tema, al punto que le planteé mil veces a Marcelo que tuviéramos una relación abierta…
–¿Estaba dispuesta a eso?
–Sí, quería que probara, que viera si realmente estaba miran- do para el lado porque yo no lo llenaba, o porque le motivaba lo prohibido. Era eso, o seguir pensando que me sería infiel, que no me quería, que no era lo suficiente. No aceptó.
–¿Cómo resumiría sus 14 años de matrimonio?
–Nos llevábamos bien, éramos muy amigos. Me adapté totalmente a su vida, a su mundo. Él tomaba las decisiones y yo ejecutaba. Como estaba retirado, nuestra vida era estar en casa en función de los niños. Sin embargo, soy inquieta, desde los 16 años que trabajo y necesitaba hacer cosas. Entremedio estudié psicología, guitarra, piano, costuras, pero siempre a su lado, ¡vivíamos pegados! En eso conocí el network marketing, empecé a trabajar, a tener contacto con gente, debía salir, viajar. Más encima tiene el tema de desarrollo personal, en que te enseñan que todo es posible y está en tus manos; que tienes el poder de crear una realidad nueva. Me enamoré de eso, ¡me explotó la cabeza! Pero que tuviera contacto con otras personas a Marcelo ya no le gustó. En Sarasota yo no tenía amigas; no salía ni a la esquina sola.
–¿Ahí comenzaron los problemas?
–Se convirtió en un enemigo en casa. Peleábamos todos los días, dejé de contarle mis cosas y empezamos a distanciarnos; los hijos eran lo único en común. Marcelo trataba de boicotear
lo que hacía, sin embargo, por primera vez me puse firme. El coaching motivacional y poder ayudar a otros me apasionó de tal forma, que soy capaz de dejar cualquier cosa por esto.
“¡Y CLARO QUE ME LAVARON EL CEREBRO!”
Tras cuatro años de seguir cursos de crecimiento personal, en agosto pasado Paula Pavic contrató una mentoría con Amadeo Llados (32), el polémico influencer español que en redes sociales presume una vida exitosa, rodeado de dinero, autos y mujeres, que ofrece cursos de hábitos saludables, empoderamiento personal y la fórmula para ser millonario. Desde entonces, la ex mujer del Chino no sólo ha desembolsado cerca de 32 mil dólares en sus tutorías (casi 30 millones de pesos), sino que ha experimentado un cambio de vida radical, siguiendo los pasos de su nuevo gurú: cada mañana se levanta antes de las 5 AM, toma baños de agua fría, luego sigue con una serie de burpees y ejercicios de fuerza, para continuar durante el día con clases motivacionales online. “Estoy trabajando para llegar a ser la mujer que aspiro, que entra a un lugar y todo el mundo se calla; que la respetan, que cumple su palabra, que es coherente con lo que dice y hace, que no falla, no renuncia y cumple sus metas”.
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