Se habla mucho sobre cómo cambia nuestro organismo a medida que van pasando los años. Y a partir de los 30, la pérdida de masa muscular es un hecho, de ahí la importancia de mantenernos activos. Sin embargo, hay algo más que comienza a ralentizarse, la velocidad de nuestros movimientos.
Está muy bien que nos preocupemos de la masa muscular a medida que vamos envejeciendo. Pero la potencia es clave en este proceso, y suele confundirse precisamente con la fuerza. Pero la potencia es una cualidad que nos puede permitir vivir una vejez más saludable y apenas nos preocupamos por cultivarla. Es cierto que comparte ciertos conceptos con la fuerza, pero no es exactamente igual. “Fuerza y potencia tienen conceptos relativamente en común pero en el fondo no tienen nada que ver”, explica el entrenador Juan Ruiz López a Telva.
“La potencia, al estar relacionada con la velocidad, es una de las cualidades que el ser humano pierde generalmente a partir de los 30 años. En el músculo tenemos diferentes tipos de fibras unas son llamadas fibras lentas y otras fibras rápidas. Se ha visto que las fibras rápidas tienden a degenerarse y a convertirse en lentas de manera progresiva a partir de los 30 años, es por este motivo por el que los deportistas empiezan a disminuir su rendimiento a partir de esta edad (entre otros muchos más motivos)”, explica el experto, destacando que se deben trabajar de la misma manera para evitar el deterioro.
Si bien hay similitudes y diferencias entre ambas, pero como vemos sin fuerza no hay potencia.
“Se trata de dos características complementarias como vemos en la definición ya que sin fuerza no tendremos potencia y la velocidad y la aceleración tienen algunos aspectos comunes. La diferencia entre aceleración y velocidad es que la velocidad representa el espacio que recorremos en un tiempo determinado mientras que la aceleración representa un cambio en la velocidad en un tiempo determinado”, explica el especialista al medio citado.
Ahora, a la hora de entrenar, se debe aplicar peso y resistencia para que la masa muscular crezca y tengamos como resultado mayor fuerza. E integrar velocidad en la ejecución de los movimientos marcará la diferencia con respecto a entrenar la fuerza, permitiendo así entrenar la potencia. “La principal diferencia radica en la aplicación de la rapidez de los movimientos y la carga con peso. En el entrenamiento de fuerza no es tan importante la velocidad a la que nos movemos mientras que en el entrenamiento de potencia, la velocidad es determinante”, agrega el experto.
Cuando queremos entrenar la potencia debemos enfocarnos enrealizar el ejercicio a la máxima velocidad posible. “Cuando realizamos un entrenamiento de fuerza, el ejercicio será realizado a una velocidad controlada mientras que si realizamos un entrenamiento de potencia deberemos ejecutar el ejercicio a la máxima velocidad posible”.
Además, hay una diferencia en la aplicación de resistencia. Ya que cuando entrenamos fuerza el peso suele ser mayor que el que tomamos durante un entrenamiento de potencia.
Ahora, cabe destacar que si te has preocupado por trabajar tu fuerza, vas bien. Pero es importante mejorar tu potencia, y para ellos se debe ajustar el peso y velocidad de movimientos. “Si hacemos una sentadilla a una velocidad controlada no estimularemos tanto la potencia como si la realizamos a máxima velocidad. Por otro lado, los ejercicios conocidos como pliométricos (ejercicios de salto) si que son ejercicios característicos de un entrenamiento de potencia ya que para poder realizar un salto tenemos que realizar el movimiento a una alta velocidad”, destaca Juan Ruiz López.
Las piernas es quizás la primera parte del cuerpo en la que piensas cuando hablamos de potencia. Por los mimos, te dejamos un entrenamiento de potencia del tren inferior para hacer en casa.