Revista Velvet | Nicolás Jarry y Laura Urruticoechea: El match más íntimo de los Jarry
Entrevistas

Nicolás Jarry y Laura Urruticoechea: El match más íntimo de los Jarry

Nicolás Jarry y Laura Urruticoechea: El match más íntimo de los Jarry
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Nicolás Jarry y Laura Urruticoechea: El match más íntimo de los Jarry

POR equipo velvet | 16 julio 2024

Por Paula Palacios M. Fotos @ozcar

Tras la suspensión de 11 meses del tenista por dopaje, el matrimonio decidió vender su casa en estados unidos y apostar todo al regreso a la cancha. Claves en la reconstrucción han sido un profundo trabajo psicológico de la pareja, y la familia nómada que conforman con Juanito y Santiago. “Quienes han sido papás saben el cambio que producen los niños (… ) se despertó mi lado más creativo, juvenil, más de niño, que desde chico tuve que ir dejando de lado”, dice él.

Ha pasado meses desde la final del Masters 1000 de Roma 1000, en que la imagen de un emocionado Nicolás Jarry (28) recorrió el mundo. Sólo pudo ser derrotado por el tenista alemán Alexander Zverev, entonces quinto en el ranking ATP. Sin embargo, continúa en la retina la figura del chileno de casi dos metros de altura quien, en la ceremonia de clausura –y ante la presencia de su mujer Laura Urriticoechea (28) y de sus hijos Juanito (2) y Santiago, de apenas 10 meses–, se quebró y rompió en llanto, sin poder continuar con su discurso.

Una imagen cargada de sentimiento y simbolismo. Aquel segundo lugar en el torneo italiano no sólo significaba al tenista nacional un importante premio económico (más de medio millón de dólares) y alcanzar el lugar 16 en el ranking ATP, el más alto de su carrera. También se trataba de una revancha personal luego de que tocó fondo –en abril de 2020–, cuando la Federación Internacional de Tenis lo sancionó con 11 meses de suspensión por dopaje, tras detectar en una muestra de orina las sustancias estanozolol y ligrandol, ambas prohibidas, ya que aumentan la masa corporal. Y si bien el organismo deportivo reconoció que se trató de una contaminación cruzada y que no hubo intencionalidad, sí lo sindicó como responsable por negligencia.

Nicolás define ese momento como el peor de su vida. De figurar 78 en el ranking ATP y de tener una carrera promisoria, perdió todos los puntos, su posición internacional y la mayoría de sus auspiciadores. Sólo Wilson se mantuvo a su lado hasta hoy.

Nicolás debió empezar de cero. Sin embargo, la actual raqueta número uno de Chile vio en ese infierno una oportunidad y se propuso revertir aquel escenario.

“De ser un niño, me convertí en un hombre”, confiesa el deportista a Velvet, apuntando a la profunda reconstrucción personal y profesional que experimentó por esos días. Jarry cuenta que, tras un intenso y profundo trabajo mental y psicológico, agarró las riendas, dejó de seguir los consejos y recomendaciones de sus más cercanos, comenzó a escucharse y a tomar sus propias decisiones para armar un camino más personal. Partió por renovar su equipo y contratar a un fisioterapeuta como entrenador (Juan Ozón), quien resultó clave en su recuperación deportiva y en su regreso a la elite del tenis, y que hoy lo tiene ad portas de los top ten.

Por esos días, el nieto del mítico tenista Jaime Fillol tomó otra determinación crucial: le pidió matrimonio a Laura Urruticoechea, con quien llevaba tres años de pololeo y a quien conoció en 2017 por amigos en común. “Esa fue la decisión más fácil de todas. Encontrar una pareja que te ayuda a salir a flote en el peor momento de tu vida, que estuvo presente como ella lo hizo, ¡no lo dudé dos veces!”, dice sobre la ingeniera comercial con quien, junto a sus hijos Juanito y Santi, han conformado una familia itinerante y nómada, que viaja por el mundo con sus maletas a cuestas y se la pasa entre hoteles y clubes deportivos, para acompañar a Nicolás en cada uno de sus torneos. Ya es común verlos sentados en las graderías en cada partido del tenista.

Pero el buen momento de Jarry no sólo se queda en la cancha, sino que traspasará la pantalla, ya que la productora mexicana Amaina Films e IMCINE prepara un documental que tendrá como protagonista al deportista chileno. La serie tendrá inicialmente cuatro capítulos que abordarán, entre otros temas, el complejo momento personal y profesional que vivió tras la suspensión por doping.

Instalado unos días en Chile con la familia en la casa del padre de Laura, esta última lo acompaña y participa en esta entrevista. Juntos han disfrutado de unos días de descanso, mientras él se recupera de los efectos de una neuritis vestibular; patología inflamatoria de un nervio del oído interno que afecta su equilibrio.

De actitud serena, reflexiva, profunda y algo introvertido, Nicolás cuenta que, si tuviera que hacer un tráiler o resumen de ese fatídico 2020 –en alusión al documental que se lanzará este año, y cuya plataforma aún no está confirmada–, se centraría en la fragilidad, en cómo de un momento a otro, todo puede cambiar. Sentados en la sala de estar del segundo piso, aprovechando el instante de conversar mientras el pequeño Santiago duerme siesta y Juanito revolotea cerca, Jarry reflexiona: “La vida te va tirando piedras, cruces, y te das cuenta de que las cosas son mucho más grandes de lo que uno se imagina…

Sin embargo, no hay mal que por bien no venga y al final puedes usar lo negativo a tu favor”.

–Nicolás, ha señalado que experimentó una especie de renacimiento personal durante el proceso de su suspensión, ¿quién es hoy y a quién dejó atrás?

–Literalmente de niño me convertí en hombre. Todo el mundo trata de ayudarte, corregirte, decirte qué hacer, y mi cambio pasó por madurar, salir de esa dinámica. Tomar las riendas de mi vida, auto observarme, tratar de entender qué es lo que quería y trabajar para conseguirlo.

–Usted Laura acompañó a su marido en el proceso, ¿cómo vio su crecimiento?

–Es un proceso que, con los años y con más perspectiva, uno terminará de entender por qué ocurrió y cómo, por fortuna, se utilizó de buena manera. En ese minuto, Nico tuvo mucha conciencia del autocuidado, de buscar lo que quería, de rodearse de su familia y cercanos. Eso lo ayudó a confiar en las decisiones que debía tomar.

Porque fue un renacimiento en que debió partir de cero, ya que con su regreso al circuito no se acababan las dificultades, al contrario, ¡recién comenzaban! No era volver y decir: “Ya estoy listo, estuve dentro de los top 100, lo hago de nuevo”. Aunque es un número, es demasiada la lucha detrás, competir con personas muy talentosas, y debes confiar demasiado en ti para alcanzar cada logro. Creo que Nico fue súper valiente…

–¿En qué sentido lo fue?

–Laura: En que debió enfrentar un desafío tras otro: cambio de entrenador, elegir y armar sólo su equipo de trabajo, dónde quería vivir, si formar o no una familia en esas condiciones, tener o no hijos… Y escogió un camino distinto y se atrevió con cosas no convencionales, como contratar a un fisioterapeuta como entrenador, por ejemplo.

“NUNCA SE ME PASÓ POR LA CABEZA NO VOLVER”

–¿Le gusta esta nueva versión suya, Nicolás?

–Sigo en la búsqueda del hombre que quiero ser, hoy más que nunca. Trato de ser cada vez más consciente, de hacer lo que siento que corresponde para mi bien, el de mi familia y de mi carrera. Continúo muy curioso por seguir conociéndome, de ver hasta dónde puede llegar mi potencial como tenista y ser humano. Por tener mayor claridad de qué me gusta y no dentro de la cancha, cómo quiero jugar los próximos partidos, quizá ser menos estructurado y más intuitivo…

–La final del Máster de Roma hace unas semanas lo dejó en el mejor ranking ATP de su carrera y con reconocimiento internacional, ¿fue su revancha personal?

–No soy de números, ni de rankings ni de plata. Por suerte, en términos de dinero, siempre he tenido la posibilidad de hacer lo que he necesitado. Insisto, lo que más quiero ahora es sacar mi potencial, seguir creyendo en mí y disfrutar más también… He llegado dos veces a ser top 100, una vez disfrutando poco y ahora mucho más.

–¿Aprendió a valorar más sus logros?

–Sí, ciento por ciento, y eso pasa por ser más consciente en el día a día, por estar más conectado con lo que quiero.

–¿Cuándo sintió que estaba de vuelta, con el potencial para volver a meterse dentro de los top 100?

–A fines de 2022 –en la pretemporada de 2023–, fue un punto alto en mi vida. Fueron seis semanas de trabajo muy duro, enfocado, focalizado en volver y en ser fuerte para combatir las emociones que surgen en la vida de un tenista que está entrando al top 100.

Interviene Laura:

–Recuerdo que al final de esa pretemporada, Nico me miró y me dijo: “Laura, creo que vamos a tener un muy buen año, tienes que estar tranquila”.

–Nicolás: Es que habíamos vendido recién nuestra casa en Sarasota (Estados Unidos) porque ya no teníamos más plata. Era el último dinero que teníamos para ese año, ¡lo apostamos todo! Y claro, Laura se preocupó porque estaban los niños y queríamos seguir viajando juntos. Si la cosa no funcionaba, había que separarse físicamente y buscar nuevas fórmulas.

–Efectivamente, lo apostaron todo…

–Nicolás: Así es. Y empecé ese 2023 con buenos resultados en Australia, en febrero seguí jugando bien en Copa Davis; después, llegué a la semifinal en Río y gané el ATP de Chile… Desde entonces, sólo ha sido fortalecer, consolidar, confiar y seguir el mismo trabajo.

–Y si las cosas no resultaban, ¿pasó por su cabeza la idea del retiro?

–Ser tenista de alto rendimiento te da una mentalidad diferente, más disciplinada, que te hace ver que eres capaz de lograr lo que quieres, solo necesitas más esfuerzo y energía que el resto, y hacer las cosas diferente. Estaba preparado, nunca se me pasó por la cabeza no volver; ya lo había hecho una vez, no había razón para no hacerlo más que mi propia cabeza. Entonces, volví a intentarlo. Por fortuna, contaba con ahorros de los tiempos en que me fue bien.

–¿Pudo haber sido otra cosa que no fuera tenista?

–Serlo es parte de mi vida; juego tenis desde que nací. Me dieron una raqueta antes de que tuviera conciencia; o sea, aún no caminaba y ya tenía una en la mano. Y a los 17, cuando era top 15 en juniors, y estaba el tema de la universidad dando vueltas, yo sabía que no sólo iba a estudiar, porque el deporte era parte de mí. Y en cuarto medio firmé mi primer contrato con Wilson, el cual tenía bonos de rendimiento, con lo que ya empezaba a ser profesional. Fue un hito, porque en ese minuto renunciaba a la posibilidad de ir a la universidad y sellaba mi futuro.

EL TENIS PROFESIONAL “¡ES UNA JUNGLA!”

–Laura, ¿cuánto cree que ha influido en el rendimiento de Nicolás viajar y competir siempre acompañado por usted y sus hijos?

–Ayuda porque los tenistas de este nivel están acostumbrados a hacer siempre lo mismo, ir a los mismos clubes, compartir y rodearse con la misma gente, que pierdes la perspectiva de qué es lo verdaderamente importante. Tu familia cerca te ayuda a estar tranquilo, te aterriza. Y, también, veo algo muy lindo: cuando Nico pierde es súper duro para él y para quienes lo rodean; sin embargo, a los únicos a quienes nunca les afecta es a los niños. Ellos te van a mirar, reír y aplaudir igual. Entonces, ellos te hacen mirar las cosas de otra manera y que tu vida sea más linda y alegre.

–¿Cómo lo tocó la paternidad, Nicolás?

–Todos los hombres que han sido papás saben el cambio que producen los niños, y en mi caso fue muy potente y profundo. Juanito despertó algo dentro mío que había olvidado, y que tiene que ver con un lado más creativo, juvenil, más de niño, que desde chico tuve que ir dejando de lado…

–¿Había bloqueado esa parte?

–Exacto. Desde los 15 años que ya me tenía que comportar como el profesional que soy hoy en día, disciplinado, sin salir en la noche, estructurado…

–¿Qué saca Juanito de usted?

–La autenticidad, el no pensar, solamente estar ahí; el apreciar, reírse, que nada más importa que el momento presente. Te sales completamente de la cabeza, del ego, porque tienes que preocuparte de una persona que está despertando al mundo.

–A olvidarse un rato de las exigencias que le demanda ser top 20.

–Como decía Laura, es tan estresante, cansador, monótona la vida que tenemos los deportistas de alto rendimiento, y es siempre más: mejorando, buscando problemas para solucionar, para ser mejor, porque el del lado te quiere comer y tú te lo quieres comer a él ¡Es una jungla! Entonces, tener esos momentos de calma, de desconexión, de relajo, ayudan en lo mental y emocional. A poder descansar y disfrutar más las cosas, porque no puedes estar amurrado con tu niño al lado.

–Laura, cuando aceptó casarse, ¿se imaginó que llevaría esta vida tan itinerante?

–¡No tenía idea! Al final, lo bonito es que fuimos recorriendo el camino juntos, paso a paso. Partimos desde el principio, desde los torneos más chicos hasta el lugar en que hoy está Nico, y así fuimos formando nuestra familia.

–¿Y cómo se hace familia siendo nómadas? ¿Quién de ustedes es el que pone las reglas, el que reta, por ejemplo?

–Laura: La verdad, el papá es mucho más estricto que la mamá. Pasa que como estoy todo el día con los niños, no quiero ser la pesada, que no coman esto o no hagan esto otro. Entonces, Nico me ayuda y se pone más firme, y yo me relajo un poco.

–Cómo describiría un día normal de ustedes…

–Laura: Nuestros días son siempre iguales en cualquier parte del mundo. Desayunamos juntos en el hotel, luego Nico se va al club, donde entrena y tiene su espacio. Algunos días nos juntamos todos en el club a almorzar y luego él sigue con su entrenamiento.

–Nicolás: Esos almuerzos son los momentos familiares de poder estar con Juan y Santiago; que estén conmigo, tenerlo en brazos, jugar tenis con Juanito. Termino mi día tipo 7 de la tarde, y ahí es cuando regreso al hotel a bañar a los niños, acostarlos y ayudar con ellos en lo que más pueda.

–¿Y queda tiempo para la pareja?

–Nicolás: No había mucho la verdad. Recién hace tres meses comenzamos a viajar con una persona que nos ayuda con los niños y se puede quedar con ellos en el hotel, lo que nos permite salir a comer fuera. Pero hasta entonces, lo normal hasta hace poco era pedir Uber Eats y comer en la pieza, mientras los niños dormían.

–Laura, comentó en una oportunidad que la temprana partida de su madre y de su hermana melliza, la hizo valorar y centrarse aún más en lo familiar.

–Increíble que hasta que di esa entrevista no me había dado cuenta del real sentido que habían tenido esas pérdidas en mi vida y lo que me había pasado. Todo lo que hago hoy me hace demasiado sentido; mi familia y Nico me hacen muy feliz. Sin duda, sería mucho más duro quedarme en Chile y no estar con él, o que no estuviéramos todos juntos. Agradezco a Dios por mi vida, porque nos encontramos y nos hacemos muy felices.

–Reconoció que por esas mismas pérdidas y por la actual vida que llevan, ambos comparten un mismo psicólogo. ¿Cómo les han ayudado como pareja esas terapias?

–Laura: Es poco convencional, pero ambos trabajamos con el mismo psicólogo. Al final, nos hemos ido dando cuenta de que todos guardamos traumas de la niñez, por tanto, debemos trabajarlo y preocuparnos de estar bien para no tirarle problemas al otro. En el fondo, cuidarnos mutuamente. Nico, por su parte, también está trabajando el quererse más a sí mismo, para no ser tan duro con él.

–¿Y está menos implacable con usted, Nicolás?

–Trato, trato. Soy muy exigente y autocrítico. Querer lograr ser un tenista profesional, que es muy difícil, me hizo ser lo más perfeccionista posible. Tuve que bloquear sentimientos, emociones, porque tenía una meta que era vivir del tenis. Y bueno, ya lo logré, lo estoy haciendo. Ahora tengo que volver a soltar el nudo…

–¿En qué se está permitiendo ser más emocional ahora?

–En que lloro todos los días (ríe)… Estoy más sensible, basta con ver la premiación en el Máster de Roma, no pude hablar.

–Con esa mayor sensibilidad, ¿ha podido acompañar en su dolor a su abuelo Jaime Fillol, quien en 2021 perdió a su mujer?

–No, no he tenido la oportunidad, ni tampoco pude estar presente cuando murió mi abuela. Estábamos en Europa y no hubo posibilidad de venir. Es un tema difícil, pero hay pocas personas que podrían lidiar esa situación mejor que él.

–¿Cómo se proyectan a futuro como familia?

–Nicolás: Por ahora nada distinto. Seguir como estamos, viviendo el presente. No hay que preocuparse del futuro todavía. Si bien muchas veces uno necesita mirar un poco más allá para planificar, en este minuto no tenemos necesidad de hacerlo. Estamos bien, felices, los niños sanos y haciendo lo que queríamos, que era viajar juntos.

–Y en el tenis, ¿se ha puesto objetivos?

–Como señalé antes, nunca he tenido metas de números, ni de ranking, ni nada de eso. Sólo quiero poder hacer mi juego lo mejor y al máximo posible. En los entrenamientos siento que rindo mejor que en los partidos, y me encantaría poder traspasar eso a los momentos importantes, que son los encuentros oficiales.

 

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