Revista Velvet | Melina Noto: “Soy muy atrevida”
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Melina Noto: “Soy muy atrevida”

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Melina Noto: “Soy muy atrevida”

POR Claudia Guzmán | 08 septiembre 2024

Figura en ascenso del periodismo deportivo, arriesgada inversionista e influencer poco convencional, esta comunicadora argentina es mucho más que la novia de Pangal Andrade. “No me enceguezco por la moda o las cosas materiales. A mí me gustan las aventuras, los viajes; otro tipo de vida”, declara.

Fotografías @ozcar

Melina Noto guardó un secreto durante mucho tiempo después de estar en pareja con Pangal Andrade: se flechó con él apenas lo conoció. Se vieron por primera vez en el Cajón del Maipo, cuando una amiga la invitó a hacer rafting para celebrar su cumpleaños número 22. Allí, el hoy célebre chico reality tiene su emprendimiento familiar de turismo aventura.

“Yo ni sabía cómo era esto del rafting, y fui con lentes poto de botella. Cuando me doy cuenta de que tenía que entrar al río con los lentes porque no había llevado los de contacto, le pregunto a un chico qué puedo hacer y, de pronto, me tocan la espalda y era Pangal, que me ofrece prestarme su tirita para los lentes. Cuando terminamos el rafting, me la pide y nos invita a comer pizza, pero yo le digo que no, porque tenía planes en Santiago”, cuenta la conductora de TNT Sports.

Melina no sabía quién era Pangal y su amiga se lo contó. Lo buscó en Instagram y comenzó a seguirlo. Esa noche, en Santiago, se peleó con el chico con el que salía, y el nuevo encuentro con quien ahora es su pareja desde hace cinco años fue a los pocos días, pero en el territorio de Melina:

“Lo conocí un sábado y el lunes fui a trabajar a un evento como promotora, y veo que él está en la lista. ¡Era mi momento! (Ríe). Tenía mis lentes de contacto, estaba maquillada, peinada… ¡Divina! No como el día en que lo conocí toda zaparrastrosa. Entonces, apenas lo vi en la lista, lo dejé de seguir. Era mi momento. No podía ser tan boluda de parecer una seguidora fan. Cuando veo que entra, ya tenía mi plan, mi estrategia armada. Fui y le dije: ‘Hola, ¿sabés que me prestaste la tirita de los lentes el otro día?’. Bueno, empezamos a hablar, me dice su nombre y me pregunta si no sé quién es. Y yo, ‘no, sé quién sos’. Pensé: ‘Bien, lo logré’. Él hizo el primer movimiento, no yo. O sea, yo lo hice, pero él no lo supo hasta que se lo revelé muchos años después”, cuenta entre risas.

Lo que vino después fue pura pasión: “Estuvimos hablando como una semana y me invita a hacer un trekking. Yo fui imaginándome que iba a una casa que tenía otra habitación para mí, que no iba a dormir con el chavo en la primera noche. Pero bueno, me fui a su casa y me quedé cinco días… ¡Había llevado ropa solo para uno!”.

Así es Melina Noto, la modelo argentina que, a los 18 años, dejó su casa en la localidad de Moreno, en las afueras de Buenos Aires, para buscar una mejor vida modelando en el exterior. “Soy Piscis, pero tengo ascendente en Aries”, dice recurriendo a la astrología para explicar por qué actúa en la vida con tanto arrojo, pese a definirse como una mujer de alta sensibilidad.

“Valoré a mi mamá desde muy chiquita porque casi la perdí”

Melina Noto, hija de una familia de cuatro hermanos, no contó cuando postuló a una agencia en México. Su familia se enteró cuando ya tenía todo listo para dejar los trayectos en tren desde su casa a Buenos Aires para ir a la universidad, donde estudiaba economía y trabajaba como modelo desde los 14 años de edad:

“Siempre tenía que tener dos horas de traslado para ir a cualquier lugar. De hecho, para irme a México, trabajé en el Salón del Automóvil en Argentina como promotora. Fueron 12 días de 12 horas de trabajo, pero tenía 4 horas de viaje, entonces hacía 16 horas y después llegaba a estudiar para la universidad. Era terrible. No era el ritmo de vida que quería, y quise buscar algo mejor porque mi meta siempre fue poder darle lo mejor a mi mamá. Ella nunca tuvo muchas posibilidades económicas y tenía muchos sueños. Ese ha sido siempre un motor muy motivante para mí: cumplir los sueños de mi mamá”.

–¿Eres muy cercana a ella?

–Soy muy apegada. La echo de menos. De hecho, duré 6 meses en México por lo mismo, y desde que me llamaron desde Chile siento que logré eso que quería: mi mamá viene cada tres meses, yo voy cada mes y medio o cada dos. Puedo estar presente en los momentos importantes, no perderme un solo cumpleaños y, además, logro desarrollarme profesionalmente.

–¿Pero por qué poner los sueños de ella como tu motor?

–Creo que mi relación con mi mamá es así porque ella se enfermó cuando yo era muy pequeña; tuvo un aneurisma cerebral cuando yo tenía nueve años. Su hermana falleció de un aneurisma cerebral, es hereditario. Hoy, en Santiago, yo vivo con mi primo, el hijo de su hermana, que falleció embarazada de él. Entonces, cuando mi mamá se enfermó y quedó en silla de ruedas por dos años, con la posibilidad de que no volviera a caminar porque tenía parálisis en la mitad del cuerpo, fue muy impactante para mí. Después de casi haberla perdido, mi mamá pasó a tener una especie de protección especial de mi parte. Yo valoré a mi mamá desde muy chiquita porque casi la perdí. La mayoría se da cuenta de la importancia de los padres a los 30 años, pero yo desde los 10 tenía una obsesión con mi mamá.

–¿Afectaron esos antecedentes tu forma de cuidar tu salud?

–Antes, sí. Me cuidaba mucho, era vegetariana, entrenaba todos los días. Pero cuando falleció mi hermano, dejé todo eso de lado. Ya no me importó.

–¿Cuándo fue eso?

–Hace dos años. Murió de un infarto mientras dormía, una muerte súbita. Era muy activo, pero falleció igual. Entonces, en verdad, no sé si hay un parámetro para definir si uno es sano o no.

–¿Qué aprendizaje te dejan esos golpes?

–Vivir la vida todos los días. Mira, uno de los sueños de mi mamá era ir a Europa, y ese viaje lo íbamos a hacer con mi hermano porque éramos muy cercanos los tres. Después que murió, con mi mamá decidimos hacer el viaje igual. Y yo creo que nos acompañó: cuando llegamos a España, íbamos en el metro desde el aeropuerto a la ciudad, y ella, con sus 67 años, empieza a decir cosas como: “Bueno, yo ya tengo mis años, creo que este es el último viaje que voy a hacer…”.  En eso, de la nada, aparece un señor de 90 años con dos maletas de 20 kilos, feliz. Y, más encima, se puso a coquetearle a mi mamá (ríe). ¿Viste? Esas son las señales de que nunca hay que dejar un día sin vivir.

“Le dije que si era infiel iba a vender todos sus juguetes”

En Buenos Aires, Melina Noto alcanzó a estudiar un semestre de economía y, luego, en México, comenzó a tomar lecciones de contabilidad. Su gusto por saber de las variaciones del mercado y arriesgar en él es otra particularidad de esta arrojada argentina: “Me gusta invertir. Tengo departamentos, acciones y hago trading también”.

–¿Tienes broker o tú administras tus inversiones?

–Yo misma. Invierto mucho en Fintech, en tecnología, en Amazon, Nvidia, Tesla. Ese es como mi principal portafolio. También invierto en ETFs, que son fondos de inversión que invierten en las mejores empresas. Entonces, según el nivel de riesgo, tengo diversificada mi cartera.

–Inesperado.

–(Ríe). Soy muy ñoña para mis cosas. Hay gente que mira videos graciosos en YouTube, y yo miro videos de inversión. El otro día tuve que hacer un ping-pong para una agencia de publicidad, y me decían: “¿Qué tenés en tu Instagram?”. Y eran cuentas de deporte, política y trading. Me preguntaron si no seguía a algún influencer de moda. Y no. Nunca fui muy de moda. O sea, me gusta, pero nunca fui una mina a la que le pongas una cartera Gucci y diga “¡ahh, qué linda!”. No tengo ni idea. Me puedes poner una trucha y me va a dar igual. No me enceguezco por la moda o por las cosas materiales. A mí me gustan las aventuras, los viajes; otro tipo de vida. Soy muy liviana para vivir.

–¿Cómo llegas a las comunicaciones?

–Estaba en un evento de cerveza como promotora y tenía un conocido que trabajaba en un medio digital como conductor, pero ese día no pudo ir, fue otra chica. Yo me acerqué, le toqué la espalda al encargado y le dije: “Yo puedo hacer eso mejor”… ¡Soy muy atrevida! Lo peor es que esa chica no trabajó más ahí. Le dije: “Pruébame, no me pagues, sólo pruébame”. Y me mandó a entrevistar a dos cantantes puertorriqueños que era la primera vez que venían a Chile. Fue una locura.

Melina comenzó a trabajar en eventos como rostro del medio digital SocialGram y luego condujo un programa en la señal de TV Cable Via X. “Me empecé a enamorar de la conducción, me sentía súper cómoda hablando. Y ahí fue cuando dejé la contabilidad”, cuenta.

Hoy, Melina estudia periodismo deportivo online, es una célebre creadora de contenido, embajadora de marcas como Skechers y trabaja como rostro de TNT Sports. Su estilo profesional y fresco no ha pasado inadvertido: durante la pasada Copa América, Canal 13 la invitó a sumarse a las transmisiones de su área deportiva. Así, mientras su pareja avanzaba a la final de “Ganar o servir”, en la misma pantalla ella comenzaba a dar pasos gigantes en su carrera profesional.

–¿Qué fue lo que te atrajo de Pangal?

–Que es muy divertido, tiene muchas actividades, no te aburres nunca en la vida con él. Siempre va a sacar un plan entretenido. De hecho, la primera cita fue ir al cerro, a una poza divina a caballo y él prendió fuego con un palo.

–¿Cómo llevaste los meses que él estuvo encerrado en el reality?

–Fue heavy. No sé si ves mi cara, pero tuve un brote de acné en parte por eso.

–¿Estabas nerviosa?

–El estrés que sentí fue heavy. Lo más complicado fue cuando el programa todavía no estaba al aire, porque no sabía cómo era su reacción. O sea, no sabía si él estaba respetando la pareja o no. No sabía bien cómo comportarme. Las primeras semanas no quería ni ir a su casa. Aunque me llevo súper bien con sus primas, yo me sentía insegura. Ellas me decían: “Vení igual, da lo mismo, si no va a pasar nada”. Todos tenían más confianza que yo (ríe). Yo estaba súper angustiada. No me daba la cara para ir a ver a mi suegra. En mi cabeza pasaban mil cosas.

–¿Pero habían conversado previamente?

–Sí, pero del dicho al hecho hay un largo trecho. Imagínate si llegaba alguien y se enamoraba, ¿Qué vas a hacer? Nada. Podía pasar. También estaba hablado que podía pasar… Pero igual lo había amenazado (ríe).

–¿A qué se exponía Pangal?

–A que me enojara con su bodega de los juguetes.

–¿De los juguetes?

–Le dije que le iba a desaparecer todas sus tablas de snowboard, los esquís, todas las cosas que tiene. Nada le duele más que perder sus juguetes. Le decía: “Te las voy a vender todas. Ni siquiera las voy a quemar, voy a ganar plata con eso”. Había que asustarlo, ¿viste?

–¿Cuál de las compañeras de encierro te preocupó más?

–A mí me pasa mucho con las mujeres que no siento competitividad, siento admiración. Admiro la belleza de la mujer. Ninguna me preocupaba como: “Ay, esta me preocupa”. De hecho, hoy en día, las chicas que más admiraban su belleza son con las que mejor me llevo. Al final, la persona que me tiene que respetar es él. Y si se da que tiene una relación con otra persona, es porque él lo decidió, no porque la otra persona lo haya presionado.

–Dentro del reality, él anunció sus ganas de casarse y tener hijos contigo. ¿Cómo viste eso?

–No estaba planeado. Salió después del reality. Me dijo que sólo quería salir y que viviéramos juntos. Yo ya había pensado que nunca iba a ser la que invadiera su espacio en casa. Si íbamos a vivir juntos, él tenía que decírmelo, hacerme la pregunta. No quería ser yo la persona que pusiera el tema de conversación.

–¿Y ya están listos los planes?

–Ay sí, pero eso algo que me quiero reservar.

Styling Jazmín Cortés Maquillaje y pelo Constanza Oyarzún Dirección de arte Romina Meier Producción general Carolina Lazo Asistente de maquillaje y pelo Constanza Fuentes

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