Revista Velvet | Máximo Menem Bolocco: “Dicen que soy tan encantador como mi papá”
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Máximo Menem Bolocco: “Dicen que soy tan encantador como mi papá”

Máximo Menem Bolocco: “Dicen que soy tan encantador como mi papá”
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Máximo Menem Bolocco: “Dicen que soy tan encantador como mi papá”

POR equipo velvet | 25 febrero 2022

A sus recientes 18 años, el hijo de Cecilia Bolocco y Carlos Menem es un joven cariñoso, alegre y feliz, que dice sentirse con más libertad que nunca. En esta entrevista exclusiva, hablamos de sus sueños e intereses, así como también de sus dolores más profundos y el tumor cerebral que se le descubrió en 2018 y con el que vivió un intenso tratamiento. Hoy está sano, su sonrisa lo dice todo y su madre no puede más de amor.

La idea de entrevistar a Máximo Menem Bolocco nació hace muchos meses. Sin embargo, su mamá –la ex Miss Universo y animadora de TV Cecilia Bolocco– no estaba tan convencida, en especial porque él causa mucha atención en la prensa argentina. Pero el tiempo pasó y fue el propio Máximo quien aceptó hablar en profundidad con Revista Velvet, haciendo valer su reciente mayoría de edad –cumplió 18 años el 19 de noviembre–. Al conversar con Máximo, se percibe que quedaron atrás algunos dolores que marcaron su infancia, como el tormento de ser hijo del expresidente argentino Carlos Menem (1930-2021) y las persecuciones de la prensa trasandina. También el tumor cerebral que se le descubrió en 2018 y todo lo que eso conllevó, con un tratamiento que finalmente se realizó en el St. Jude Children’s Research Hospital, en Memphis, Estados Unidos. Hoy Máximo se siente sano y está sano. Se tiene que chequear cada seis meses para evitar cualquier complicación.

¿Cómo ha crecido Máximo, desde que lo vimos por primera vez recién nacido y saliendo de la Clínica Las Condes entre los brazos de sus padres, quienes felices lo besaban en la frente y lo mostraban al mundo? ¿Cómo ha evolucionado ese niño inseparable de su mamá, con quien ha hecho los más diversos viajes y lo ha formado como una persona que quiere aportar desde la bondad a los demás?.

Bueno, hoy es un joven feliz al que le gustan las puestas de sol y mirar mucho el cielo, así como hacer fotos de paisajes y animales. “Me fascina la naturaleza, siento que me hace vibrar, me llena de energía y felicidad. Es lo que nos mantiene vivos; hay que cuidarla y respetarla ante todo”, dice. También es muy sibarita y le gusta la cocina: “Soy de crear cosas ricas. Pero la que cocina mejor, por lejos, es mi mamá”. Estuvo pololeando, pero terminó en marzo de 2021. Es muy amistoso y un gran apasionado por los deportes de agua y el esquí (en nieve). El buceo lo tiene cautivado desde hace mucho, y lo ha estado practicado en lugares como Grecia y Rapa Nui. “Me encanta bucear”, agrega, “porque me produce una sensación de desconexión total y uno siempre descubre un nuevo mundo, atómico e inigualable. Las mejores experiencias las tuve en Isla de Pascua”.

Sin ninguna razón muy especial, en Instagram, se puso Bolocco como primer apellido. Hasta el cierre de esta edición, en la bio de la red social tenía escrito “solo por diversión”. Sus posts son representativos de su personalidad entretenida, pero también observadora y calmada.

“HOY ME SIENTO MÁS LIBRE”

Una parte importante de esta entrevista es en su casa, en la víspera de la Navidad 2021, mientras Cecilia circula definiendo los últimos detalles de la celebración familiar. Fue imposible que la ex Miss Universo no dejara entrever su chochera por Máximo. “Tengo un hijo tan especial, tan valiente, tan empático, tan espiritual, que no puedo más de amor”, nos dice emocionada.

Cuando ella habla, Máximo la contempla. Es bastante silencioso. Lo primero que dice de su mamá es que, después de la enfermedad, la relación de ambos se convirtió en algo espectacular, con un gran entendimiento y complicidad. Asegura que parte de la admiración que siente por Cecilia es por la forma en la que juntos han enfrentado los momentos duros de la vida. “Ella siempre me ha protegido, siempre ha estado a mi lado… Jamás la vi titubear durante la enfermedad, jamás me hizo sentir que era algo grave. Yo nunca pensé que me iba a morir. Ella hizo que todo fuera súper tranquilo”.

Su perrita Lola es otro de sus amores; es su partner y con quien pasa varias horas del día. De hecho, siempre está presente –y en la sesión fotográfica para Velvet–. Muy alegre, Lola se mete y sale de la piscina encima nuestro, juega y no deja de llamar la atención.

–¿Por qué miras tanto los atardeceres? Lo sé por tus historias en redes sociales.

–Es la mejor manera de despedir un día. Me encanta ver el sol poner -se y todos los colores que se forman en el cielo. Es impagable. También la onda de que se viene la noche (se ríe).

–Entiendo que te gustan las causas ambientales: vas a muchas playas a sacar basura y, cuando estás en Miami, tomas tu kayak en la Bahía de Biscayne a las siete de la mañana para recoger escombros.

–Me gusta ayudar. Ayudo cuando puedo. Reciclo en mi casa, pero estoy motivado a aportar en algunas casusas de manera más formal.

–¿Cómo te sentiste el día que cumpliste 18 años?

–Feliz. Hoy me siento más libre o con más libertad. Por ejemplo, si viajo ya no necesito papeles, puedo salir a comprar, ir fuera de Santiago manejando… No sé si me siento más grande de lo común, pero sí libre e independiente. Ya no tengo que depender tanto de mi mamá.

“MI MAMÁ MURIÓ Y NACIÓ DE NUEVO”

Máximo pasó recién a IV medio, ya que todo el 2019 estuvo en tratamiento en Memphis, luego de que le diagnosticaran el tumor cerebral. Reconoce lentamente que ese año fue el peor de su vida, pero más que por la enfermedad, por todos los problemas que tuvo con la familia Menem. Para él, de alguna forma, existe un antes y un después. Y las experiencias tan extremas de su familia, más su situación médica, se le fueron mezclando. Incluso a lo largo de la conversación, con mucha honestidad, reconoce que algunos recuerdos previos a ese año los tiene borrados y otros más confusos.

–Recordemos ese noviembre de 2018.

–No me acuerdo tanto. Me sentía mal y mi mamá me mandó a la clínica con el chofer, porque ella estaba en fotos. A los dos minutos llegó Pepo (Daire, pareja de Cecilia) y luego mi mamá con el doctor.

–¿Sentiste miedo?

–Nunca. Jamás pensé que me iba a morir. Nunca, nunca, nunca. Yo siempre supe que iba a estar bien. No sé por qué. Además, mi mamá estaba demasiado tranquila o así me lo hizo sentir.

–Y Carlos Menem vino a Chile.

–Me acuerdo haber despertado y verlo sentado ahí. Me acuerdo de la imagen, pero no dimensioné nada más. Eso sí, sentí rabia de saber que había venido Zulemita (Menem, su media hermana), cuando ella siempre me había hecho la vida imposible. Verla llorar en televisión, eso me ofuscó.

Máximo salió muy rápido de la clínica, sin saber lo que venía. Todo se lo fueron comunicando de a poco y nunca manejó los detalles. A las pocas semanas, se fueron a vivir a Miami con Cecilia. Como era algo que quería, no lo cuestionó mucho, hasta que allá se topó con el primer doctor. “Me dijo unas cosas horribles, como que durante mi tratamiento de quimio yo iba a estar solo y prácticamente sin poder hacer nada, ni tener computador ni celular, como encerrado en una cárcel y sintiéndome muy mal. Ahí me puse a llorar sin parar, desconsolado. Mi mamá casi se lo come, lo retó sin parar. Luego supo del Hospital St. Jude, que está a la vanguardia en investigación y desarrollo de curas para el cáncer”.

Máximo vuelve a decir que le cuestan los recuerdos previos al 2018, pero continúa: “En Memphis fue todo distinto, el lugar, la atención. Arrendamos una casa y mi mamá me hacía panoramas todo el día. Hizo que ese año fuera lindo. Solo lo pasaba mal cuando me sentía mal por las quimios. Pero eran 10 días de 30. Tenía a la Lola conmigo, la llevaba a un parque todos los días y mi mamá no paraba para que yo estuviera contento y entretenido”.

–Definitivamente la relación con tu mamá debe ser otra.

–Mi mamá murió y nació de nuevo. Nos hicimos más cercanos que nunca y, según yo, ahora nos entendemos mucho mejor que antes. Siempre fue cariñosa, pero ahora es otra cosa. Ella es una tremenda mamá. La mejor.

–¿Cambiaste?

–Ciento por ciento. Antes era otro, nada me importaba mucho. Hoy agradezco estar vivo y tener a mis amigos y a mi familia.

–¿Sientes miedo de tu futuro?

–No. Estoy sano, me recuperé.

–¿Y qué le dirías a la gente que tiene cáncer en este momento?

–Que nunca pierdan la fe. Que se puede enfrentar esta enfermedad de una forma positiva; hay que buscar la salida. Que se necesita el apoyo de la familia y la gente querida.

–¿Por qué crees que te enfermaste?

–Le pregunté lo mismo al doctor. Me respondió que se sacaría un Nobel si supiera (se ríe). Yo creo que lo pasé muy mal el 2018 y esto fue el final de esa experiencia mala.

“DE MI PAPÁ NO SÉ MUCHO”

Máximo vuelve a hablar del 2018, de los recuerdos desordenados, que relaciona con que el tumor estaba en la parte emocional del cerebro, y de la última vez que tuvo que viajar a Argentina a ver a su papá, después de varios años. “Era muy difícil contactarse con él. Era largo, al final llamábamos a uno de sus custodios, pero se hacía difícil”.

–¿Qué pasó en ese viaje?

–Estuve con puras personas que no conocía. Nunca pude estar solo con él. El tampoco hablaba mucho, estaba viejo. No tengo muchos recuerdos de él porque tampoco lo conocí mucho. Es que además tenía que pasar por la Zulemita, para llegar a hablar con él.

–Tu papá (quien murió hace un año, el 14 de febrero de 2021), al margen de todo, fue un hombre que se caracterizaba por ser muy encantador.

–Eso me dice mucha gente, pero yo no lo conocí y tampoco sé donde buscar su historia de verdad. No sé mucho. Obvio que cuando chico veía a mis primos jugar con sus papás y me preguntaba por qué yo no tenía al mío, pero después uno crece. Creo que mis máximos referentes de papá son Pepo y Gonzalo Cisternas, el papá de los dos hijos mayores de la Diana. Pero de mi papá no sé mucho.

–Luego viajaste a despedirte cuando ya estaba muriendo.

–Sí. Fue la única vez que pude estar solo con él. Me acuerdo de que le agarré la mano y le hablé una hora sin parar. Y sé que me estaba escuchando, porque en ciertas partes el monitor se alteraba. Máximo adora a su familia materna, es muy cercano a sus primos y muy regalón de su abuela, Rose Marie Fonck.

“Ellos (sus abuelos) son lo máximo. Un ejemplo: 60 años casados y se siguen queriendo. Mi abuela siempre me saca una sonrisa, a pesar de que ella ha vivido muchos momentos duros. Son fundamentales para mi vida. Me ayudan en todo, no sería el mismo hoy sin ellos”.

En lo social, Máximo mantiene amigos de su primer colegio –The Grange–, a pesar de que hoy está en otro establecimiento. Es muy amigo de sus amigos, se preocupa por ellos y lo pasa bien.

Tiene ganas de estudiar una carrera de negocios internacionales y vivir un tiempo fuera. “Solo me iría un año porque me encanta Chile”, precisa.

–Además tu mamá se muere sin ti.

–Puede ser.

–¿Qué admiras de ella?

–Su dedicación, su amabilidad, su cariño con la gente. Admiro su ser, ella. Su persona. No sabría como describir todo lo que tiene. Es una mujer fantástica, que hace todo bien. Siempre sabe qué hacer, tiene la respuesta correcta, hace que las cosas tengan un mejor resultado. Inigualable, excepcional, única y perfecta para mí.

–Tú también tienes eso.

–Me gusta hacer a otros felices. Creo que eso se hizo más fuerte de repente… Y a futuro algo haré social, algo para entregar de mi experiencia. Te juro que hoy no es un mal recuerdo ni me tiene traumatizado ni nada.

–¿Sabes qué heredaste de la personalidad de tu papá?

–No lo conocí mucho, pero dicen que heredé lo encantador que dicen que soy. Me gustaría descubrir cómo fue mi papá y por qué fue tan encantador como dicen que era.

–¿Cómo es tu relación con Pepo?

–Nunca ha estado mejor, nos hemos unido como familia.

Entrevista por Carolina Honorato Fotos @Ozcar Producción general Natalia Ramírez y Claudia Pacheco Styling María Bolocco Pelo Edgardo Navarro Maquillaje Francisca Fernández Agradecimientos Polo Ralph Lauren, Mango y Banana Republic

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