Cuando Masha Popova lanzó su colección repleta de motivos y formas de mariposa esta temporada, no se esperaba que el Y2K volviera y tomara tanta fuerza. Así, la ex alumna del Central Saint Martins diseñó su colección otoño/invierno 2021 que rápidamente se dio a conocer gracias a publicaciones de personajes como Bella Hadid, Kylie Jenner y Dua Lipa, entre otras.
Fue la propia cantante pop, quien luego de una publicación de sus vacaciones llevando un top en forma de mariposa, hizo que la marca explotara. Sin embargo, la diseñadora ya se había convertido en una promesa antes de este repentino boom. Mientras realizaba sus prácticas en Céline, ganó confianza para crear y confeccionar con las mejores técnicas. Además, recibió una fuerte motivación durante las presentaciones por Maison Margiela y John Galliano, a quienes se ha referido como su “familia”.
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Cuando Popova se graduó del curso de maestría de CSM, se enfrentó a la misma incertidumbre que cualquier generación del 2020. Sin embargo, señaló a Metal Magazine, que quería tomarse las cosas con calma y asegurarse de que todo lo que hacía tenia un valor creativamente. “Habiendo recibido muchas solicitudes privadas para hacer piezas únicas, es algo que tengo la intención de hacer una vez que estemos fuera del confinamiento”, comento.
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Otra oportunidad única que surgió para la joven diseñadora fue la plataforma DiscoveryLAB del British Fashion Council durante la Semana de la Moda de Londres 2021, una colección que fue compuesta por telas teñidas a mano en su estudio, géneros drapeados y mezclilla intervenida: “fue agradable tener una fecha límite y una razón para hacer una colección”.
La diseñadora ha comentado en varias ocasiones que le gustaría seguir centrada en el desarrollo de técnicas textiles innovadores que combinen artesanía y nuevas tecnologías sostenibles. “No quiero apresurarme con nuevas colecciones o presentaciones. No tiene sentido descuidar el trabajo que se ha hecho, quiero dejar que esta colección viva más tiempo”, aseguró Masha.
«Me encanta trabajar en el maniquí construyendo la forma. Definitivamente me dejé guiar por eso. Me encanta el crujido de la tela contra el cuerpo, el movimiento», señaló la diseñadora, una característica que sin duda la hace especial. «Mi ropa no tiene nada de linealidad o simetría. Para mí, la simetría perfecta o un ajuste perfecto se ven planos u artificiales. Si tuviera que describirlo en pocas palabras, serían elegancia irreverente, ropa deportiva decadente. Es un vestido sexy, pero en sus propios términos».