Revista Velvet | Magdalena Merbilháa: “La mujer siempre estuvo en el poder”
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Magdalena Merbilháa: “La mujer siempre estuvo en el poder”

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Magdalena Merbilháa: “La mujer siempre estuvo en el poder”

POR Paula Comandari | 19 septiembre 2023

Charlista, youtuber, columnista e historiadora, Magdalena Merbilháa se ha levantado como referente de opinión. En esta entrevista, da su perspectiva del lugar de la mujer en lo público y dice por qué cree que la derecha se equivocó al no entrar en el debate sobre el feminismo: “tienen terror de que los funen”, dice.

Fotos Bárbara San Martín

“No es que sea adivina, sino que como historiadora a uno se la aparecen las cosas”, dice la también periodista Magdalena Merbilháa Romo (50), quien habla sin pausa durante la hora que dura esta entrevista, donde hace un repaso por la historia de la mujer para poner en contexto su mirada sobre el país y sus ideas, cercanas al Partido Republicano.

“Lo del 18 de octubre fue un golpe de estado, un intento de revolución”, que la hizo despertar y convertirse en una voz reconocida en el debate, tras su libro “Nuestro Octubre Rojo”; su participación en Radio Agricultura y en el programa “Sin filtros”, donde se ha transformado en un personaje histriónico, un rostro que defiende las ideas de derecha desde una perspectiva única, donde combina sus carreras académicas y su ser mujer.

–¿Cómo una historiadora y periodista, más bien de bajo perfil hasta hace muy pocos años, se convirtió en una youtuber, panelista de TV y para varios “voz” de las ideas de derecha?

–Hasta el 18 de octubre yo no escuchaba ni leía noticias, me saltaba el cuerpo C de El Mercurio, miraba lo internacional, porque sólo me interesaba lo que pasaba en el Reino Unido. Pero ese día, recuerdo que llegué a mi casa y le dije a mi marido: esto es una revolución. Al tiro se me apareció la Revolución Francesa, la Revolución Rusa. En el fondo, todas las revoluciones usan el pasto seco. Pero no es la gente la que se levanta. Nunca ha sido la gente. Nunca una revolución ha tenido mayoría, siempre se han impuesto usando la violencia. Entonces, me senté y llamé a un par de amigos, y les dije: “Hagamos un libro”. De ahí, me empezaron a pedir charlas. A una de ellas fue el Checho Hirane y me ofreció ser columnista de su programa de radio.

Si bien critica a la derecha por su falta de sustento y por abandonar luchas tan relevantes como el feminismo, se ha constituido en un referente de ese sector, aportando una mirada particular y, a veces, controversial: “Yo sé que un trans se siente mujer, pero no lo es”, dispara.

–¿Se considera feminista?

–A lo que se refieren hoy, no. Antes pensaba que sí. Era defensora de la mujer. Pero hoy (ser feminista) es anular a la mujer y ponerse contra los hombres. Eso es estúpido. No somos iguales y somos complementarios. Yo soy femenina y defensora de la mujer. No me gusta el machismo ni el feminismo, porque supone la anulación de la otra mitad.

–¿Considera que la izquierda se apropió del feminismo?

–Absolutamente. Se apropió del feminismo para destruir a la mujer, porque cuando una mujer es cualquier cosa, entonces la mujer ya no importa.

–¿En qué sentido?

–La mujer es mujer y es distinta al hombre. Nuestra biología potencialmente está abierta a la vida. Y como está abierta, independiente que tengas hijos o no, tenemos un sentido del cuidado, de la estética, mucho más profundo, algo que se ve desde las cavernas y en toda la historia. Nosotros tenemos una visión de mundo muy distinto a los hombres. Yo siempre digo: menos mal que no somos iguales, por- que nosotras somos mucho más entretenidas que ellos.

–¿El problema de la izquierda es empujar la idea de hombres y mujeres como iguales?

–Simone de Beauvoir, una marxista, comunista, dijo que la mujer no nace, se hace. O sea, cualquiera puede ser mujer. Pero ella lo que quería era que la mujer se incorporara al trabajo. Luego se plantea que cualquiera es mujer, porque ser mujer es de sentimiento, de lo cual difiero. Yo me puedo sentir caracol, pero no soy caracol. Y lo que se quiere es que ese sentimiento se haga realidad: que la sociedad y el Estado lo reconozcan, lo cual es muy complejo.

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