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El verde Brat destronó el rosado Barbie este 2024, pero los vestidos rosas tienen un lugar especial en el cine y la cultura pop desde siempre. En Velvet, decidimos recordar algunos diseños que nos hicieron suspirar y que siguen siendo referentes en la actualidad. El color está asociado a la coquetería, a la belleza y creatividad. Es un tono que simplemente aleja las preocupaciones.
Audrey Hepburn se ve perfecta con lo que se pone, eso lo sabemos. En le película de 1961, el vestido negro de Givenchy que luce cuando literalmente está comiendo desayuno en Tiffany & Co. es uno de los looks más icónicos del cine, pero hay otro muy recordable.
Hablamos de un vestido rosa intenso, sin mangas y de seda, que tiene un lazo en la cintura, que viste a juego con un abrigo. La prenda tiene un estampado con pequeños abanicos. En la escena, su personaje Holly regresa a su apartamento de una fiesta con José y se encuentra con un telegrama esperándola con la noticia de que su hermano, Fred, ha muerto.
En el pasado, Hepburn aseguró que el rosado es su filosofía de vida. “Pienso en rosa. Creo que reírse es la mejor manera de quemar calorías. Creo en los besos, en besar mucho. Creo en ser fuerte cuando todo parece ir mal. Y creo que las chicas felices son las más bellas. Creo que mañana es otro día y creo en los milagros”, confesó.
¿El vestido más recordado del cine? Muy probable, porque nadie supera a Marilyn Monroe en una de las escenas musicales más famosas de la historia. En 1953, William Travilla ideó el look para el momento más importante de la película: la actriz canta el himno Diamonds are a girl’s best friend.
El concepto luego fue replicado por Madonna en la canción Material Girl. El 11 de junio de 2010, el vestido se vendió a un comprador que prefirió ser anónimo en 370 mil dólares porque ser considerado “el disfraz más importante que se haya vendido en una subasta”.
Si vivió en los 80, es imposible (o poco probable) que no recuerde el filme 1986. La actriz Molly Ringwald fue la reina de las comedias románticas de la época por su participación en cintas como The Breakfast Club y Sixteen Candles. “Tiene manga caída, cuello de encaje… no le faltaba nada”, escribió Vogue. En el filme, el vestido es una estrella en sí porque el personaje (Andie Walsh) confecciona su propio traje de graduación. Su mejor amiga, le había entregado el suyo a modo de regalo y Andie con la ayuda de otras telas lo transforma en un modelo único.
En el pasado, Ringwald reveló que odió el vestido y que cuando lo vio por primera vez se puso a llorar. “Todavía no estoy seguro de cómo sucedió ese vestido. No sé si me dejé llevar por la pasión de Marilyn (Vance, la diseñadora de vestuario) cuando me habló de los bocetos, o me distraí con el examen final de álgebra que estaba preparando entre escenas, pero cualquiera que sea la razón, aprobé el diseño”, explicó.
Hubo un detalle que le gustó del diseño: el escote halter. El resto absolutamente nada. “Las mangas abullonadas y la silueta de triángulo invertido, parecía a un saco, pero ya era demasiado tarde para cambiarlo”, agregó Molly Ringwald
Todos conocen la escena de la graduación de la actriz Sissy Spacek en el filme Carrie, es un clásico del cine. El vestido de tirantes de color rosa es el look más minimalista del recuento. “Como anécdota, el vestido original en la novela de Stephen King es rojo, pero la jefa de vestuario Rosanna Norton decidió que fuese rosa porque quedaría mejor con toda la sangre que lo mancharía después”, explicó Vogue.
En 2016, se estrenó la película que le entregó a Emma Stone su primer Oscar como Mejor Actriz. El filme La la land, que tiene Ryan Gosling de coprotagonista, muestra la historia del pianista de jazz llamado Sebatian y Mia, una aspirante a actriz. Su personaje, usa un vestido rosa que Vogue destacó por tener un aire vintage y por lo mismo irresistible. “Hablamos del vestido camisero con cuello y sin mangas que viste Emma Stone en ese paseo por Los Ángeles que hace en compañía de Ryan Gosling para esta oscarizada película”, escribió la revista.
“Quería que Ryan cortejara a las mujeres del público y que los hombres se sintieran románticos con Emma”, dice la diseñadora de vestuario Mary Zophres.
Si hablamos de vestuario en una película es imposible no mencionar María Antonieta de Sofía Coppola. La directora se tomó algunas licencias ya que el tono rosa potente es un tanto anacrónico para la época, pero no nos importa porque la última reina de Francia (antes del estallido de la Revolución Francesa) jamás se ha visto mejor.
“Los planos son de una belleza imbatible, la música está perfectamente enlazada con la narración y la interpretación de Kirsten Dunst vuelve a demostrar por qué es considerada una de las mejores actrices de su generación. María Antonieta es la película perfecta para quienes necesitan dos horas de evasión en un universo al que siempre apetece volver”, destacó Vogue.
