Revista Velvet | Level Up: Este mes probamos natación
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Level Up: Este mes probamos natación

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Level Up: Este mes probamos natación

POR Sole Hott | 10 octubre 2025

No importa cuántas veces lo pregunten o las disciplinas nuevas que aparezcan, la natación se ha ganado el título al “deporte más completo” y la ciencia lo avala. Solo hay que ganarle al cloro.

La natación siempre ha estado ligada a mi vida. En el colegio, así como teníamos clases de educación física, había un día reservado para nadar y durante algunos años practiqué nado sincronizado, hoy conocido como nado artístico. Una disciplina que me llevó a la competencia escolar y gracias a la cual obtuve un segundo lugar nacional. Hoy nadar en vertical suena a imposible, por lo que me dedico al plano horizontal.

Ya de adulta e inmersa en el mundo del running, una fractura de sacro me llevó al reencuentro con el cloro. La lesión ocurrió hace unos ocho o nueve años y, desde entonces, nado dos o tres veces a la semana bajo la mirada experta de Juan Páez Ríos, de 65 años, profesor de educación física, deportes y recreación que lleva más de 40 años entrenando alumnos.

Para Juan, la natación es algo que debería ser parte de nuestras vidas desde pequeños, tal como ocurre en países que lo potencian altamente como Australia, donde, cuenta, “los niños de tercero básico rinden un examen nacional de natación. Todos tienen que saber nadar. Ellos lo hacen por ser una isla rodeada de agua, acá debería ser similar”, sostiene. Además, rescata el hecho de que nadar se recomienda para todas las edades. “No tiene problemas de microtraumatismos, te ayuda a mantener la flexibilidad y depende de cada uno la intensidad que quieras darle”, explica.

El deporte estrella

Mitch Lomax, neumólogo y fisiólogo de la Universidad de Portsmouth, asegura que si “se puede asumir que si se puede nombrar un músculo, es probable que se utilice en algún momento durante la natación”. No por nada se lleva la categoría de “deporte estrella”. Y es que si de mover el cuerpo en su totalidad se trata, la natación lleva la delantera. Esto porque potencia la fuerza, resistencia y flexibilidad al mismo tiempo.

Y es precisamente el hecho de involucrar todo el cuerpo lo que puede asustar a los primerizos. “Me ahogo”, “Me canso”, “No puedo hacer ida y vuelta”, “Mi técnica es mala”, etc. Argumentos, todos válidos, de aquellas primeras veces frente al cloro. Sin embargo, si hay algo positivo en la natación es lo rápido que se avanza y mejora. Poco a poco, el cuerpo comienza a acostumbrarse al hecho de aguantar la respiración, los hombros no se cansan, las piernas se vuelven más resistentes y sin darte cuenta estás nadando dos mil metros en una clase. Algo que también pasa con los estilos.

El crol es por definición el estilo más fácil y en el que todo nadador se siente cómodo. Cuando volví a nadar tras la lesión, rápidamente me reencontré con el crol. Pero también descubrí que mi estilo especifico es pecho. Se ve fácil, pero la coordinación es clave, y nadar de espalda no me molesta. Sin embargo, el nado mariposa era un no rotundo.

Pero es ahí donde los entrenadores se vuelven esenciales. Juanito ni siquiera me preguntó; poco a poco comenzó a enseñarme el estilo mariposa y hoy puedo decir que logro hacer un largo sin ahogarme. Eso sí, sigue siendo el que más me cuesta y cuando tocan 100 metros combinados, agradezco que mariposa sea el primer estilo.

El lado B

Pero no todo lo que brilla es cloro. Dentro de las cosas negativas que puedo resaltar de la natación es quizás su lado “no deportivo”. Y es que precisamente el cloro tiene un duro efecto en la piel y el pelo. Factores a tener en consideración y a los cuales hay que ponerles cuidado.

Nadar requiere de una mejor hidratación, no solo a nivel de tomar agua mientras entrenas, sino también en el cuidado posterior. La piel se reseca, por lo que utilizar un jabón especial para quitar los restos de cloro y usar cremas es parte esencial del bolso de cualquier nadador. Incluso los antialérgicos, ya que no es raro ver a las personas estornudando al salir de la piscina. Y, en el caso del pelo, se debe lavar y aplicar mascarillas para que no se reseque.

Por su parte, aún cuando es un deporte de bajo impacto, las lesiones pueden ocurrir. “Una mala técnica, fatiga, falta de desarrollo muscular o de elasticidad, una mala nutrición o hidratación y sobrecarga, pueden tener consecuencias”, explica Juan Páez. De ahí la importancia de practicarlo bajo la guía de un experto.

Esto último es una de las principales razones por las cuales muchos llegan a la natación. Fracturas, roturas, tendinitis: son muchas las lesiones que complican el movimiento, pero en el agua no existe ese problema. El cuerpo encuentra un lugar donde puede seguir moviéndose, reforzando nuestro organismo y preparándolo para el regreso a nuestras rutinas.

En mi caso, llegué por una lesión, pero al correr y practicar múltiples disciplinas, la natación se convirtió en el mejor complemento. Y es que aunque suene raro decirlo, nadar me permite descargar los otros deportes, así como también mejorar mi rendimiento en ellos y evitar lesiones.

“La natación puede ser un trabajo regenerativo o recuperativo, pero también puede ser un entrenamiento duro que te permite desarrollar el consumo de oxígeno. Por lo demás, es altamente recomendado para tratar lesiones. Por ejemplo, yo trabajé mucho en rehabilitación de futbolistas”, comenta Juan.

Ahora bien, ¿cuánto debo nada? Más allá de los metros y el estilo, lo importante es la constancia. “Una vez a la semana es recreación, dos veces es mantención de lo que ya has ganado, y tres veces para mejorar”, sostiene Juan.

Aquí el encanto del agua hace de las suyas y muchas veces, entre aletas, paletas y combinados, quienes llegan al agua no la dejan más. “Muchos de los que llegan por una lesión no se van de la natación porque con el tiempo se sienten tan bien que lo adoptan como deporte”, afirma. Y es aquí donde sus múltiples beneficios son su carta de presentación y la trampa perfecta.

 

 

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