La editora en jefe de Vogue desde hace mucho tiempo y encargada suprema del contenido global de la Editorial Condé Nast parece existir en su propio ecosistema: la fama, el poder, la ropa, los lentes de sol y, sobre todo, la reputación que se cierne sobre ella y de la cual se ha hablado tanto. Anna Wintour es una de las mujeres más conocidas del mundo. De ella se ha dicho que es muy ambiciosa, y la creación de su propia mitología es fascinante.
No está claro en qué medida, la célebre editora que tuvo su alter ego en la Miranda Priestly de Meryl Streep en El Diablo se viste a la Moda, colaboró en la redacción de este libro. Y es que no se vende como una biografía autorizada, pero es evidente a partir de las asombrosas 78 páginas de notas al pie de página, Anna permitió y animó a hablar a varias personas cercanas a ella. Su amiga y diseñadora de exteriores, Miranda Brooks, estuvo disponible para aportar calidez y humanidad al retrato; su ex pareja Shelby Bryan, quien dice no recordar por qué se separaron, no se cita en nada muy interesante; su colega Hamish Bowles, a quien acaba de nombrar editor en jefe de la mítica publicación The World of Interiors, confiesa un par de cosas. Mientras que Tom Ford es una de los pocos y únicos grandes nombres de la moda que ha querido hablar en esta biografía.
Si bien obtenemos algunos pincelazos de su vida íntima doméstica, como cuando baila bajo la bola disco en su casa ubicada en Long Island, hay poco en contra o una voz crítica sobre su trabajo profesional. ¿Dónde quedaron las voces de los fotógrafos que la ayudaron a crear Vogue? Al menos podríamos haber escuchado de aquellos que se quedaron después de que varios, como Mario Testino, Bruce Weber y el difunto Patrick Demarchelier, fueron expulsados sin contemplaciones del mundo de la editorial Condé Nast después de acusaciones no probadas acerca de conducta sexual inapropiada.
Nos hubiese encantado leer lo que los diseñadores de renombre como Giorgio Armani, Ralph Lauren, Donatella Versace, pudieran agregar a este retrato. O directores ejecutivos poderosos como Bernard Arnault y François-Henri Pinault, que se sientan a su lado en la primera fila de todos los desfiles de moda a los que asiste. Es posible que hayan pensado que, dado que todavía Anna es la editora de Vogue, el silencio es la mejor política.
¿Por qué Serena Williams querría su consejo sobre cómo ganar en el tenis? ¿Por qué Hugh Jackman se acercó para pedirle su opinión sobre el casting en una película? Hay un poco de eso y el resto, la narración está compuesta por ex asistentes y otros ex empleados cuya principal contribución es que recuerdan haberla visto llorar. Con qué frecuencia parece estar llorando, lo que sin duda es extraño en una mujer que, si hay que creer en este libro investigado con seriedad, simplemente aterroriza a la gente.
¿Cómo llegó esta chica londinense de los años setenta a convertirse en una figura tan trascendental? El libro de Odell traza a cabalidad la vida de la joven Anna, la hija acomodada del editor del Evening Standard, Charles Wintour, junto a su esposa estadounidense. El interés de Anna tanto por el periodismo como por la política provino de su padre periodista, y su interés, menos evidente pero aún muy presente por la justicia social, de su madre. La característica melena y chasquilla, los lentes oscuros y la minuciosa preocupación por su apariencia estuvieron presentes desde su adolescencia, al igual que la fascinación por las revistas. Esa fascinación fue compartida por su primer mentor en Condé Nast, el vicepresidente Alexander Liberman y su antiguo jefe, el presidente de la compañía S.I. Newhouse; Fue esa capacidad de hacer relaciones públicas (y políticas) lo que le ha resultado muy útil en el juego de serpientes y escaleras del poder de las grandes compañías.
Con frecuencia la vemos evitando la confrontación directa. Cuando otros fueron ascendidos por encima de ella, Anna les organizaba fiestas de presentación llenas de chicas bonitas y luego esperó, con éxito, para verlos salir por la puerta. Su navegación por la política de la oficina es inigualable, y su capacidad para triunfar sobre los fracasos, una clase magistral. Su cambio de marca de House & Garden como HG y su lanzamiento de Vogue Living y Men’s Vogue fueron todos fracasos. Su idea de los Fashion’s Night Out, que era una suerte de venta nocturna de las grandes casas de moda teminó siendo un fiasco. Porque gastaban más en catering gratis para todo el público que asistía, pero donde nadie tenía intención de comprar nada de lo que se vendía
Y lo cierto que en esta era donde todo es digital, se ha fraguado una suerte de guerra cultural donde Vogue ha representado por siempre a la cultura blanca, algo que en la actualidad no es mirado muy apropiadamente, pero la misma empresa a elegido a Anna para encabezar esta lucha. Y sobrevive no porque sea una excelente editora de revistas, que lo es, sino porque entiende el poder y lo que quieren y necesitan otras personas poderosas.
¿Qué la impulsa a jugar tenis al amanecer, viajar por todo el mundo para ver interminables desfiles de moda y asistir a tediosas cenas y ceremonias de entrega de premios, y además tener que sonreír ante algunos “talentos” de la moda que no lo son tanto? ¿Tendrá una confianza en sí misma de ser infalible? ¿En qué momento tiene un momento oscuro en el alma con el resto de la humanidad? ¿Tendrá alguna opinión sobre cualquier otra cosa que no sea de moda? Quizás sí, pero habrá que esperar otro libro porque las sombras y el mito de Anna Wintour sigue estando intacto.
Anna: The Biography, de la periodista Amy Odell, se encuentra a la venta a través de Amazon.