Según la RAE, el deseo es un “Movimiento afectivo hacia algo que se apetece”, o un “Impulso, excitación venérea”. Y entorno al deseo sexual, circulan distintos mitos o preocupaciones que más de alguna vez han pasado por nuestras cabezas. “¿Ya no le gusto?, ¿Por qué ahora tenemos menos sexo?”, son algunas de las interrogantes que hoy junto a Cecilia Ce, psicóloga, sexóloga y autora de los libros Sexo ATR y Carnaval toda la vida, queremos despejar.
La frecuencia sexual la podemos pensar como los encuentros sexuales con un otro. En cambio, el deseo es muchísimo más amplio, ya que podríamos incluir pensamientos sexuales o eróticos, recuerdos, fantasías, sueños, excitación y actividades sexuales como la masturbación, además de encuentros con otras personas. Diferenciarlos nos ayuda a entender que quizá no es falta de deseo hacia nuestra pareja lo que causa una disminución en la frecuencia sexual, sino que se debe a factores como desencuentros, falta de tiempo y espacio adecuado, dificultades en la comunicación, etc. Por lo que la frecuencia sexual, no es lo mismo a que haya disminuido el deseo sexual.
Si bien, la libido puede verse afectada debido a cambios hormonales como la lactancia o la menopausia, no significa necesariamente que las mujeres tengan un menor impulso sexual que los hombres. Y si bien, también es cierto que los hombres tienen un poco más de testosterona disponible y necesitan menos sangre para alcanzar la excitación, no podemos negar que, más allá de lo biológico, existen factores sociales y culturales que desde hace siglos han favorecido el deseo masculino más que al femenino.
La mayoría de las personas pasa por momentos de mayor y menor activación de su deseo, pero incluso aquellos que manejen niveles bajos regularmente, sólo deben ocuparse del tema si es algo que les incomoda y nunca por la presión externa. No hay una medida que nos marque un deseo “normal”, ni una frecuencia sexual determinada.
El deseo no tiene fecha de vencimiento. Creer que personas de mayor edad no sienten deseos o que no mantienen una vida sexual activa es un prejuicio. La edad puede presentar cambios a nivel físico, pero el deseo tiene muchas aristas. El cómo vivimos la sexualidad entrados los años depende, en gran medida, de la relación con el sexo que hemos construido a lo largo de nuestra vida.
Se trata de un mito bastante instalado y malintencionado a nivel social, que tiene que ver con la tendencia a infantilizar a las personas con discapacidad física o intelectual. No hay ninguna condición física ni mental que nos haga suponer que una persona no tiene deseo.
En resumen, acerca del deseo, es personal, es variable y dependerá del contexto; cómo nos sentimos, cómo estamos con nuestra pareja si es que tenemos, si estamos estresados, los estímulos, las conexiones, etc. Por lo que no sentir deseo de vez en cuando, insistimos, tampoco está mal.