Revista Velvet | La sombra vuelve a cubrir a las mujeres afganas
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La sombra vuelve a cubrir a las mujeres afganas

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La sombra vuelve a cubrir a las mujeres afganas

POR Sole Hott | 17 agosto 2021

Foto: Reuters

Con la retirada de las fuerzas de Estados Unidos y de la OTAN de Afganistán, después de 20 años, el país volvió a quedar bajo el poder de los talibanes. Hoy, esa presencia es un recordatorio crudo y hostil de un pasado al que los afganos no quieren regresar. Y una amenaza cruel a los derechos de las mujeres. Flagelaciones, ejecuciones y lapidaciones son palabras que resonaban lejanas, pero ahora advierten con volver a ser prácticas habituales en plazas y estadios.

“El domingo por la mañana me dirigí a la universidad para una clase, cuando vi a un grupo de mujeres que salió corriendo de la residencia de mujeres de la universidad. Pregunté qué había pasado y una de ellas me dijo que la policía las estaba evacuando porque los talibanes habían llegado a Kabul y que golpearían a las mujeres que no llevaban burka. Todas queríamos llegar a casa, pero no podíamos usar el transporte público. Los conductores no nos dejaban entrar en sus autos porque no querían asumir la responsabilidad de transportar a una mujer. Fue incluso peor para las mujeres que no son de Kabul, que estaban asustadas y confundidas por no saber a dónde ir”. Esto es parte del testimonio de una estudiante afgana en Kabul publicado por The Guardian.

A partir de este lunes las mujeres han abandonado las calles de Afganistán y su futuro se oscurece rápidamente. “Empecé el día mirando las calles vacías de Kabul, horrorizada”, escribía Fawzia Koofi, militante por los derechos humanos y ex vicepresidenta del Parlamento afgano. “La historia se repite tan rápido”.

Cuando los talibanes asumieron el poder entre 1996 y 2001, el cambio fue radical para las mujeres. La ley existente dejó de protegerlas y, según Amnistía Internacional, pprimieron a las mujeres solo por “el ‘delito’ de haber nacido mujeres”. Estudiar o trabajar fuera del hogar se volvió una utopía, y el listado de prohibiciones, solo para mujeres, llegó a 29. Y el regreso del burka obligatorio coronaba el nuevo régimen. Esto afectó a las mujeres a tal punto que la ONG Physicians for Human Rights reportaba para 2001 tasas altas de ansiedad, depresión y suicidio entre las mujeres afganas.

A pesar de que los talibanes aseguran que mantendrán los avances logrados por las mujeres, pero bajo los “valores islámicos”, su reputación no tranquiliza a los afganos, y mucho menos a las mujeres. “Ya anunciaron que las mujeres mayores de 15 años deben casarse. No quieren que seamos independientes, nos van a matar si salimos solas a la calle, o a tirarnos ácido en la calle”, afirmó a los medios Khadija, una mujer de 23 años que vive en Kabul.

Afganistán vuelve a ser considerado el peor país para una mujer, y así lo confirma la ONU Mujeres. Para la institución la sociedad afgana durante 1996 y 2001 funcionó como un “apartheid de género”, donde a partir de los 8 años las mujeres prácticamente no podían salir de la casa. Ni mucho menos alzar la voz o reírse.

En las últimas dos décadas, las mujeres lograron poco a poco ser reconocidas y reclamaron sus derechos. Es más, la Constitución de 2004 garantizó la igualdad de derechos y puestos para las mujeres en el Parlamento. Al día de hoy más de tres millones de niñas están inscritas en escuelas, y para 2019, más de 1.000 mujeres tenían sus negocios.

Si bien todavía queda un largo camino por recorrer, la toma del poder por parte de los talibanes cae como balde agua fría, y el avance se congela hasta nuevo aviso. “El miedo se te graba, está ahí como un pájaro negro”, comentó Muska Dastageer a AFP, profesora en la Universidad estadounidense de Afganistán. “Abre sus alas y ya no puedes respirar”.

Un claro ejemplo de la situación es el de la reportera de la CNN, Clarissa Ward, quien de un día para otro se ha visto obligada a usar el niqab negro para hacer su trabajo. “Estoy rodeada de talibanes y detrás mío está la embajada evacuada de Estados Unidos”.

Son 29 las restricciones establecidas por el régimen. Y que fueron recopiladas por la Asociación de mujeres revolucionarias de Afganistán (RAWA), y que se suman a la obligación de casarse con los combatientes sin poder oposición alguna. 

Poco a poco las imágenes de mujeres en la vía pública comienzan a borrarse, y con ello también sus derechos.

Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores, Andrés Allamand, informó que Chile está trabajando para colaborar con la evacuación, desde Afganistán, de mujeres líderes de organizaciones de derechos humanos que corren riesgo debido a la toma de poder de los talibanes.

 

 

 

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