Por Lucy Willson
Un grupo variopinto de papás ingleses, sin más talento que el entusiasmo, se puso a bailar y revolucionó redes sociales y, de paso, apoyó la salud mental de miles de hombres que los siguen.
¿Son los nuevos One Direction? No. ¿Jóvenes prodigios de la danza? No. ¿Influencers o fashionistas? No. Este grupo de papás de la ciudad costera de Brighton, al sur de Londres, está lejos de esas etiquetas y, así y todo, es sensación en redes sociales. Esa distancia a lo predecible es una de sus grandes ventajas, ya que han encantado por su naturalidad en lo que hacen: simplemente juntarse a bailar y, de paso, exponer la fragilidad masculina física y mental. Hoy hacen shows, entregan testimonios y realizan charlas para promocionar la salud mental y juntar dinero para campañas de lucha contra el cáncer de próstata.
Comparados por muchos medios como los nuevos Full Monty (aunque en el caso de ellos se mueven con ropa), estos padres convirtieron un acto sorpresa para el colegio de sus hijos en 2012 en una plataforma de bienestar. Sí, la típica coreografía para un show de fin de año los animó a juntarse luego de la presentación escolar. Así se pusieron de acuerdo para seguir bailando, se bautizaron como los Outta Puff Daddys (OPD) y empezaron a subir clips a las plataformas como registro.
Poco antes del confinamiento, sus coreografías salieron de la sala de ensayo, grabando en exteriores para las redes. Fue por esos días en que fueron descubiertos y se trasformaron en virales, compartiendo sus movimientos (entusiastas más que técnicos o coordinados).
El encierro no los detuvo: se ponían de acuerdo por Zoom al ritmo de hits de Dua Lipa y BTS, entre otros. Y después se dividían en pequeños grupos a distancia social. Este peculiar lazo masculino –de hombres comunes y corrientes– en torno al placer de bailar en conjunto para sentirse bien también provocó la curiosidad de noticieros, desde la cadena BBC a la norteamericana NBC, que realizaron reportajes sobre ellos. Fueron invitados a programas matinales y medios digitales describían esta iniciativa de los Outta Puff Daddys.
Se han despegado de los millones de bailarines en TikTok o Instagram porque están construyendo comunidad en torno de la salud mental de hombres, en general, reacios a comunicar sus emociones.
Cuando les preguntan cómo se describen, coinciden en llamarse Band of Brothers. Juntos han sorteado rupturas matrimoniales, pérdidas, crisis en el trabajo, presión por distintos flancos. De allí a que promuevan de manera incansable la salud mental masculina.
Paul Jukes, líder y fundador de los Outta Puff Daddys, explica cómo el grupo ha hecho la diferencia en ese tema con ellos.
–¿Cómo descubrieron el poder sanador del baile?
–El repentino impacto que provocó la muerte de un integrante fundador (de nuestros primeros ensayos) nos acercó más. Fue el primer empujón para darnos cuenta cuán vital era esta red de socialización masculina para nuestro bienestar mental. En 2017 sufrí mi propio periodo de depresión y contar con un fuerte vínculo social masculino con el que compartir mis vulnerabilidades y emociones, fue parte integral de mi recuperación. Tras esta experiencia, me apasioné profundamente por hacer todo lo posible para fomentar el cambio en el enfoque/aceptación hacia la salud mental por parte de la sociedad. Investigaciones han descubierto que la soledad puede triplicarse al final de la edad madura y que las experiencias compartidas tienen una serie de impactos positivos en nuestro bienestar emocional y conexión. Participar en una actividad grupal como la nuestra, proporciona un sentido de valor y pertenencia.
–¿Cómo son los ensayos? ¿Hablan de salud mental y bailan?
–Los ensayos son para compartir una hora con una energía positiva. Nos juntamos una vez a la semana. Al trabajar juntos en coreografías divertidas que nos motivan, construimos un espacio donde nos reímos y, de paso, sumamos beneficios para la salud física. Es importante tener en cuenta que nuestro grupo no es una cura para enfrentar una enfermedad mental, sin embargo, al crear una instancia que promueve hablar libremente, sabiendo que los demás escucharán y serán empáticos, ayudas enormemente al bienestar mental, minimizando las crisis.
El líder de los Outta Puff Daddys detalla que hay pequeñas acciones que se pueden replicar en otros grupos de amigos de cualquier parte del mundo y que marcan la diferencia en estado emocional, por ejemplo, crear un simple grupo de WhatsApp. En el caso de ellos, este los junta virtualmente fuera de los ensayos y allí suben fotos y videos de los ensayos. A esa plataforma, además, suman siempre una actividad social, “aunque sólo sea salir a caminar juntos o reunirnos para tomar un café. Se trata de crear un espacio para la conexión social, amistad y apoyo”. La dinámica no es sentar a cada participante del grupo de baile para una sesión llena de consejos; lo de ellos es animar al acercamiento orgánico para abrirse y “no ser juzgados”.
–¿Qué retos sobre paternidad han descubierto en los ensayos?
–No todos nuestros desafíos están directamente relacionados con ser padres, a menudo son aspectos de la vida que menos esperarías y de las personas que no pensarías. La salud mental afecta a todos a nivel mundial y, sin embargo, el estigma todavía causa mucha vergüenza, miedo, duda, aislamiento y malentendidos.
–El grupo ha sido comparado con los Full Monty, ¿han recibido propuestas para algún proyecto para película o de serie de TV con la historia del grupo?
–(Ríe). Bueno, es gracioso que preguntes. Durante los últimos dos años he trabajado la narrativa del formato ‘basado en una historia real’ y también buscando ayuda profesional para el tema. Entonces, si hay algún productor, escritor o director que desee conversar de la idea, ¡póngase en contacto con nosotros!