Revista Velvet | La parte del cuerpo que la Reina Isabel II no quería mostrar en fotos
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La parte del cuerpo que la Reina Isabel II no quería mostrar en fotos

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La parte del cuerpo que la Reina Isabel II no quería mostrar en fotos

POR Carlos Loyola Lobo | 16 noviembre 2022

A lo largo de sus 97 años y sus siete décadas de reinado no es exagerado decir que Isabel II fue una de las personas más fotografiadas del planeta. Había, sin embargo, una parte de su cuerpo que no le gustaba que le fotografiaran. Lo ha revelado el conocido fotógrafo británico Rankin para quien la monarca posó para una sesión de fotos realizada durante su Jubileo de Oro en 2002. Rankin ha contado en el podcast Tea with Twiggy que antes de fotografiarla la había visto riéndose a carcajadas con un lacayo mientras recorría el largo pasillo de Buckingham que lleva al Salón del Trono donde tendría lugar la sesión de fotos, y eso fue lo que quiso captar. Cuando llegó su momento propuso a la reina que posara con una espada, opción que la difunta monarca rechazó argumentando que no le gustaban sus manos.

Tiempo después, y pesar de la negativa de Isabel II, el Palacio de Buckingham se puso en contacto con el fotógrafo para decirle que la suya era una de sus fotos favoritas de las realizadas por el grupo de expertos invitados para inmortalizar a la reina con motivo de sus 50 años en el trono. La foto que hizo Rankin mostraba a la reina con los labios pintados de rosa delante de la bandera del Reino Unido y él cree que le gustó especialmente porque salía sonriendo. El fotógrafo ha descrito en el podcast cómo fue el momento en el que vio a la reina: “Ella entró y esa ola de empoderamiento te inunda”. “Nunca había sentido esa aura” hasta ese día. “Probablemente se supone que no debo decir eso, pero lo que me encantó de ella es que es tan inteligente y todo en respuesta a lo que decía tenía un giro increíble”. “Fue muy, muy brillante”, recuerda de los cinco minutos que pasó con ella.

En una entrevista al periódico The Times, contó que durante la sesión sintió que lo que estaba consiguiendo era “oro”. La reina miraba a través de su objetivo, él disparaba la cámara hasta que, de repente, una pieza de su equipo se cayó. En concreto, el cable que hace que el flash se sincronice con el obturador de la cámara. En ese momento la reina se rio y fue justo cuando captó la foto, aunque él trató de buscar una sonrisa más. Las manos, por supuesto, no aparecen en las fotografías como tantas otras veces había ocurrido en los muchos retratos para los que posó Isabel II durante su reinado.

 

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