Jorge Bergoglio dejó Argentina para convertirse en el Papa Francisco y, a partir de entonces, nunca más volvió a su país de origen. Y en ese tránsito a una figura mundial, debió renunciar a muchas cosas, entre ellas, la distancia definitiva con su hermana María Elena.

El Pontífice argentino tenía un vínculo muy especial con su hermana menor, y es que él ayudó a criarla. Y quizás nunca imaginó el gran privilegio profesional que le preparaba la vida, así como tampoco el gran sacrificio personal.

Francisco será recordar por ser un gran líder, pero lo cierto es que muchos fieles en el mundo desconocemos su historia más íntima. A él le tocó nunca poder volver a su amada Argentina, ni tampoco poder ver a María Elena Bergoglio. 

Jorge era el hermano mayor de cinco y María Elena, la menor, con quien se llevaba 12 años. Como su papá murió cuando ella era todavía una niña, fue su hermano quien se ocupó de ella.

Cercanos a los hermanos Bergoglio coinciden en que ambos tenían una relación entrañable. Un día Jorge partió con su maleta rumbo a Roma y al cónclave que finalmente lo retuvo en ese lugar como el nuevo líder de la iglesia Católica hasta el día de su muerte. Pero eso significó que los hermanos nunca más se vieron en persona.

Más allá de la distancia ambos se mantenían en contacto. “Hablamos una vez por semana, nos escribimos cartas… hasta hace poco él cocinaba cuando nos veíamos. Le encantaban sus calamares rellenos y el risotto de hongos que aprendió de nuestra abuela italiana”, contó María Elena en una entrevista con La Nación, en 2013.

“Lo vi salir al balcón y casi me muero. Me largué a llorar y no paré. La emoción me superó”,comentó en esa misma entrevista sobre el nombramiento histórico de su hermano.

Lamentablemente, con el paso de los años, la salud de María Elena comenzó a deteriorarse. Actualmente, está separada, tiene dos hijos y atraviesa problemas de salud crónicos. Por lo mismo, hoy la cuidan monjas una institución religiosa ubicada las afueras de Buenos Aires.

Y es por esta misma razón, que sus doctores le sugirieron no viajar al Vaticano al funeral de su hermano. Y así, como ha ocurrido desde que dejó Argentina, su despedida será a distancia.

Ahora bien, los reales motivos que no permitieron al Sumo Pontífice volver como tal a su país, es algo que quizás nunca se revele. Y más allá de cualquier teoría, lo cierto es que aquella distancia con su hermana lo evidencia tristemente.