Se dice que era una fuente de creatividad y felicidad para los grandes genios. Pero también es la bebida de la que muchos dicen “no puedo empezar el día sin ella”.
Los expertos han descubierto que el café era un must en la rutina de Beethoven. Es más, aseguran que no podía empezar el día sin él y que tenía contados los granos para una buena taza. Así lo revela el músico austriaco Anton Schindler, biógrafo de Beethoven, en su Biographie von Ludwig van Beethoven (1988).
De acuerdo a Schindler, el genio llegó a desarrollar una habilidad a la hora de preparar su café matinal. Y la clave estaba en moles 60 granos (8 gramos de café molido aproximadamente). Luego, lo filtraba en una cafetera de vidrio que él mismo había diseñado.
Ahora bien, la afición por el café no es exclusiva del músico. También fue la bebida favorita de grandes genios como Juan Sebastian Bach, Franklin o Voltaire, de quien se dice tomaba cerca de 40 o 50 tazas al día. Así como también lo fue Kierkegaard, quien tenía más de 50 tazas diferentes para disfrutarlo. Un elixir creativo para ellos, complementado por las investigaciones más recientes que declaran al café como el nuevo elixir de la longevidad. Demostrando también su papel en nuestro bienestar y felicidad.
Para el escritor estadounidense Mason Currey, autor de Rituales Diarios: How Great Minds Make Time, Find Inspiration, and Get to Work, esto no debería sorprendernos. Y su argumento se basa en que que “la cafeína es una extraña droga poderosos efectos saludables: ayuda a concentrarse y a prestar atención, evita la somnolencia y acelera la frecuencia de actualización de las nuevas ideas, con solo inconvenientes mínimos. Y el ritual de preparar café sirve para muchos como puerta de entrada al estado de ánimo creativo”.
Es más, el propio Balzac escribió alguna vez: “El café se desliza en el estómago y pone en marcha todos los procesos mentales. Las ideas avanzan en columna de ruta como batallones de la Grande Armée. Los recuerdos surgen en el doble, portando los estandartes que conducirán a las tropas a la batalla. La caballería ligera se despliega al galope. La artillería de la lógica truena junto con sus carros de suministros y proyectiles. Nociones brillantes se unen al combate como francotiradores. Los personajes se ponen sus trajes, el papel está cubierto de tinta, la batalla ha comenzado y termina con una efusión de líquido negro como un campo de batalla real envuelto en franjas de humo negro de la pólvora gastada. Si no fuera por el café no se podría escribir, es decir, no se podría vivir”.
“Creo que una buena taza de café te hace feliz y, si la tomas con un amigo te hará más feliz. Encontré un letrero en una cafetería cerca de donde vivo en Boston, que decía que el café es la base de la conciencia. Creo que el café es lo más increíble que podemos hacer para celebrar la vida, cultivar amistades, ser más creativos, disfrutar la vida”, explica el doctor Sanjiv Chopra, profesor de medicina en la Facultad de Medicina de Harvard. Y uno de los mayores expertos en felicidad y longevidad en el mundo, autor de Café el elíxir mágico (Larousse, 2023).
De acuerdo a Sanjiv Chopra, sus beneficios para la salud son inmensos, pero muchos son poco conocidos. Diferentes estudios han descubierto que las personas cafeteras tienen un menor riesgo de sufrir siete de los cánceres comunes, cirrosis hepática, diabetes tipo 2, enfermedad de Parkinson, etc. Por lo tanto, al prevenir enfermedades, quienes beben café habitualmente viven más.
En su libro Café el elíxir mágico, explica que las investigaciones muestran que la longitud de los telómeros (un “biomarcador de envejecimiento” clave a nivel molecular) es mayor en personas que hacen ejercicio, meditan, siguen la dieta mediterránea y beben café. “Y lo más sorprendente: no es por la cafeína. La ingesta de cafeína está relacionado con telómeros más cortos, sin embargo, la ingesta de café está relacionado con telómeros más largos. Es decir, que el café tiene miles de componentes (y no precisamente la cafeína) que lo hacen muy beneficioso la salud”.
Lo único que no se sabe, o no hay evidencia suficiente, es cómo le gustaba el café al compositor.