La actriz de Game of Thrones reveló en varias entrevistas que un día sintió que algo no andaba bien en su cabeza. Pero jamás imaginó lo que vendría.
Durante el rodaje de la exitosa serie de HBO, Emilia Clarke sintió de golpe que le costaba recordar las líneas del guión. Luego, comenzó a perder la sensibilidad en el lado izquierdo de su cuerpo, además de experimentar dificultad para hablar con claridad. Una vez en urgencias, recibió un diagnóstico que no esperaba: accidente cerebrovascular producto de un aneurisma cerebral. “Fue como si el mundo se detuviera de golpe; no sabía si volvería a pararme frente a una cámara”, sostuvo al respecto.
El primer ACV ocurrió en febrero de 2011, tras terminar la primera temporada de la serie. Y el estrés que genera rodar un proyecto como Games of Thrones afectó directamente a la actriz, quien se dio cuenta de sus limitaciones. “Bueno , si voy a morir, será mejor que muera por televisión“, pensó cuando tuvo que volver al trabajo.
Emilia Clarke sufrió una hemorragia subaracnoidea, la que pudo haberle costado la vida. Dos años más tarde, en 2013, tuvo un segundo aneurisma, pero aún más grave. Es más, llegó a pedirle al personal médico “que la dejara morir”, porque sentía que “sin lenguaje estaba perdida”.
Tras cada cirugía, la rehabilitación era un nuevo desafío, y no el más fácil precisamente. “Las primeras semanas no podía articular bien las palabras; hasta levantar un vaso de agua se volvió un ejercicio diario de paciencia”, contó la actriz. Además, exámenes posteriores revelaron que “gran parte de mi cerebro ya no es usable; es un milagro que pueda hablar y vivir con normalidad”.
Dentro de la terapia de recuperación, incluyó ejercicio de pronunciación, coordinación motora y apoyo psicológico. Por su parte, su familia y compañeros de elenco fueron parte fundamente con visitas diarias, mensajes alentadores y el hecho de regresar al set. Con esfuerzo y consistencia, logró hablar con fluidez y recuperar la fuerza en su lado izquierdo.
Pero no fue hasta después de casi un año de rehabilitación intensiva, que la actriz regresó a la pantalla grande. Sin embargo, la ansiedad y el miedo a una recaída no se han ido. “Al principio, ensayar una sola escena me costaba horas. Tenía que repetir cada frase una y otra vez para que mi cerebro la recordara. Pero recordar por qué amo actuar hizo que no me rinda”, reveló.
Tomando su historia como ejemplo de superación para otros que sufran lo mismo, y consciente de que los accidentes cerebrovasculares afectan a miles de personas jóvenes, la actriz fundó la organización benéfica SameYou en 2019. Una organización sin fines de lucro que busca mejorar el acceso a la rehabilitación neurológica para sobrevivientes de traumatismos cerebrales y ACV.