Su casa estaba asediada. Los móviles de programas de farándula hacían turnos de relevo las 24 horas del día afuera de la cada de maría Eugenia Larrain y ella, la novia fugitiva más célebre de la historia farándula local, vivía en la intimidad de su hogar una experiencia transformadora:

“Vino una persona desde la India y me hizo una sesión de reiki, y fue muy bonito porque encontré un apoyo, alguien que te hablaba con sabiduría. Era una persona que estaba llena de paz. Y dije ‘esto es’”, recuerda 20 años después la ingeniero comercial, modelo y comunicadora sobre su primer encuentro con el mundo de la sanación holística. Un camino que hoy la tiene convertida en numeróloga, ancestróloga y consteladora familiar. También en escritora. Kenita Larrain acaba de debutar como autora de “El camino de tus números”, editado bajo el sello Aquari de Planetadelibros, donde comparte las claves del autoconocimiento al que se puede acceder con la fecha de nacimiento de cada cual.

–Cuentas en el libro que empezar este camino de autoconocimiento fue lo que te permitió seguir en Chile. Que tu impulso era irte del país. ¿Por qué?

–Bueno, si nos vamos atrás en un escenario donde Chile era ultra machista, donde los hombres o los ídolos eran los que la gente tendía a salvar y la mujer era la mala, sin saber ni la historia. En ese contexto, cuando tomé la decisión de no casarme vino una lluvia de críticas, gente que no me conocía hablando. Fue súper duro porque hay personas que a veces les afecta que les inventen algo o que les critiquen o les hagan bullying, ya sea en un trabajo o en un colegio, y esto fue así a nivel nacional. O sea, fue súper duro y a nivel nacional. Entonces, en algún momento sentí realmente “no voy a poder revertir esto. No voy a poder seguir viviendo acá tranquila”. Eran los tiempos de la farándula dura, si no había noticias mías, las inventaban muchas veces, había muchísimas descalificaciones y fue un período bien triste, bien doloroso para mí.

Hoy, Kenita dice estar en otro momento de su vida. Volver a lo vivido, ponerle nombre o discutir sobre los tipos de violencias en el pololeo no es algo que tenga sentido para ella después haber hecho un largo camino de sanación.

–Entonces decidiste guardar silencio, ¿pensaste que no te iban a iban creer?

–¿Tú crees que me iban a creer? Ponte en el contexto hace 20 años. Donde la mujer era la mala de todo. Y siempre históricamente se le había como cargando la mano a las mujeres, no había igualdad entre mujeres y hombres. Fue lo mejor que pude hacer en ese momento. Esa es la verdad, lo mejor que pude hacer en ese momento (…) Yo creo que cada persona va a hacer su proceso de sanación de acuerdo a su ritmo. Hay personas que a lo mejor lo hacen antes, otras que lo hacen después, algunas que no lo hacen nunca. Yo hoy estoy en otra parada. Donde las cosas las miro distinto y las siento distinto, eso me ha costado y ha sido un largo recorrido.