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Tras perder por regla de paridad su cupo como Consejero Constitucional, el empresario que durante los últimos años ha jugado un rol clave para sellar acuerdos en las reformas del Gobierno, se retira dolido de la primera línea política: “Son malagradecidos de los aportes que uno hizo”, declara.
Fotos Bárbara San Martín
Es el primer fin de semana después de la derrota que el exitoso hombre de negocios Juan Sutil sufrió tras ganar, en las urnas, la elección como Consejero Constitucional. Tuvo que dar un paso al costado para cederle el cupo a una mujer, por la regla de paridad de salida que marcó el proceso. Se le ve cansado y también algo molesto, porque dice que la fórmula significa robarle la soberanía de elegir a la gente. No oculta su desazón.
“Yo ya me privaticé. Vuelvo a mi mundo. Me cansó esta cosa barata, ordinaria, de Twitter de las redes sociales, que todos opinan, sin conocimiento. Muchos de ellos son malagradecidos de los aportes que uno hizo”.
Aunque es empresario, Sutil hace un buen tiempo juega más bien el rol de dirigente y negociador. Esa función la tuvo como cabeza de la Confederación de Producción y Comercio (CPC) y según fuentes de Gobierno, la sigue teniendo hoy de manera informal para que los distintos actores que integran el gremio de los grandes empresarios sellen un amplio acuerdo de manera que Chile pueda salir de la crisis en la que se encuentra.
Aquí, Sutil habla del país, de la administración Boric y de un eventual gobierno de José Antonio Kast. Además, acusa una guerra sucia de los republicanos en la última elección, y afirma que está analizando las “calumnias” que levantaron en su contra para decidir si inicia acciones legales contra varios de ellos, tal como lo hizo con el diputado Diego Ibáñez, presidente de Convergencia Social, quien lo acusó de entregar dinero a legisladores de derecha para que votaran según sus intereses.
–¿Qué es más Juan Sutil, un empresario, un político o un dirigente?
–Diría que un empresario. Porque mi esencia es generar empleo, hacer empresa y crear desarrollo.
A los 61 años, casado y padre de cuatro hijos, Juan Sutil Servoin es dueño de un holding de empresas que en 2022 facturó US$ 500 millones y que incluye empresas como Coagra, Banagro, Pacific Nuts, Viña Sutil, Frutícola Olmué, Agrícola Sutil y Champiñones Abrantes.
–¿Le gustó jugar un rol político en su calidad de presidente de la CPC?
–Creo que fue necesario. Después del 18 de octubre (de 2019) se produjo un vacío, un proceso donde se denostaron y destruyendo todas las instituciones: la Iglesia, la Constitución, la economía, el empresariado, la paz social. Las actuales autoridades, desde el Presidente y sus ministros, rechazaron todos los proyectos de ley, incluyendo los que protegían a Bomberos y Carabineros. En un momento, hubo una crisis total que después se acrecentó con el Covid y la crisis económica.
–¿Sintió que usted podía salvar Chile?
–No salvar, pero sí hacer una contribución. De hecho, la hice. Asumí responsablemente, con costos personales y familiares importantes, porque me pareció que Chile estaba en riesgo. Me tocó negociar varios temas relevantes. Luego vino la elección presidencial, y un gobierno totalmente refundacional, donde ha habido que contener el barco. Íbamos en Talcahuano y había que llegar a Valparaíso, pero ya veníamos haciendo agua. Tuvimos que ir tapando problemas para llegar a puerto. Eso significó acercamientos con el Gobierno, ver cómo enfrentar una refundación: hubo que organizarse para contrarrestar eso.
–Luego participó en el rechazo de la Constitución en el primer proceso.
–Muchos trabajamos en la campaña del rechazo. Yo fui uno de ellos. Entonces dije que había que hacer una buena constitución equilibrada para Chile. Por eso cumplí mi palabra. Fui el único empresario que fue candidato.
–¿Por qué cree que fue el único?
-Porque tenía la convicción de que era importante participar. Creo que los otros empresarios consideraron que ése no era su rol. A mí me ha tocado jugar una función más política: las personas somos nuestras circunstancias y a mí me toco asumir un momento muy difícil para el país, en que incluso intentaron sacar al Presidente de la República.
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