A sus 63 años, el expresidente de la ANFP dio por iniciada su carrera política. Está terminando de recorrer Chile para escuchar a la gente y ver si hay espacio para su candidatura independiente. Su motivación: terminar con un Chile dividido entre buenos y malos. Asegura que trayectoria y gestión tiene de sobra. “Los estadios del fútbol chilenos son gracias a mi iniciativa”, dice con orgullo.
Fotos Bárbara San Martín
Cuando Harold Mayne-Nicholls (63) dejó el puesto de presidente de la asociación nacional de fútbol profesional (ANFP), que ejerció durante los años 2007 y 2011, partidos políticos de todos los sectores se le acercaron en esa oportunidad para ofrecerle ser candidato a algún cargo de votación popular.
El dirigente deportivo, de profesión periodista y quien estuvo ligado a la FIFA en distintos periodos de su vida laboral, tenía una imagen positiva y se le reconocía una buena capacidad de gestión.
Uno de sus puntos destacados fue la contratación de Marcelo Bielsa como director técnico de la selección nacional masculina de fútbol, que no solo logró la clasificación de Chile al Mundial de Sudáfrica 2010, sino que imprimió a La Roja una nueva impronta y un sello ganador, que dio paso a la denominada Generación Dorada. Sin embargo, a pesar de las tentadoras ofertas para incursionar en la arena política, Mayne-Nicholls desechó esa posibilidad. “No me interesó en ese minuto, a pesar de que siempre me ha gustado la política y he tratado de estar atento a lo que ocurre”, confiesa.
No fue hasta julio de 2024 que todo cambiaría. Invitado a exponer en el Encuentro Nacional Empresarial de La Araucanía, en Temuco, acerca de lo que fue su rol como director ejecutivo de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Santiago 2023 y de los logros que consiguió, Harold cuenta que hubo gente que quedó tan entusiasmada con su charla que, a la salida, muchos lo instaron a presentarse al Parlamento, mientras que otros le sugirieron derechamente postularse a La Moneda, ya que le decían que “era un líder que el país necesitaba”, recuerda. “Ahí empecé a madurar la idea, a trabajarla, a pensarla. A ver, primero, si tenía la vocación. Y, segundo, si había respuesta en el sistema como para algo así. Una vez que dejé la corporación Santiago 2023 (31 diciembre de 2024), formé un equipo con personas de todo el abanico político, de distintas profesiones. He sido independiente toda mi vida y voy a seguir siéndolo. Con este grupo desarrollamos la estrategia de recorrer el país para ver qué pasa, si hay espacio y agua en la piscina”, sostiene.
Un desafío de alto vuelo que, asegura, lo tiene entusiasmado, inspirado, y que le llegó en una etapa mayor de la vida, en momentos en que se encontraba reactivando su fundación Ganamos Todos –que apunta a incorporar niños y niñas a la actividad deportiva– y mientras está a cargo del proyecto de remodelación del estadio Monumental de Colo Colo.
“Mi motivación principal tiene que ver con lo que nos hemos transformado: en un país dividido entre buenos y malos. Es evidente que nos falta diálogo, mesura, templanza, entendimiento; ponernos en el lugar del otro. Hemos ido perdiendo la tolerancia. Cuando hicimos los Juegos Panamericanos dijimos: ‘Esto tiene que servir para unir a todos los chilenos y chilenas’, y creo que lo logramos. Queremos más factores que nos unan, sin embargo, nuestras autoridades nos han llevado por el otro camino, en contra de lo que la gente quiere y eso se refleja en las encuestas. Esa suma de cosas es lo que me lleva a pensar que hay un espacio para esta candidatura”, afirma.
Casado con la periodista Eugenia Fernández y padre de cinco hijos, el exdirigente deportivo cuenta que su mujer y familia están divididos a la hora de apoyar su incursión presidencial. “La familia es como cualquier grupo humano, unos dicen que sí, otros que no, algunos que para qué… Con mi señora llevamos más de 37 años casados, tenemos 5 hijos y ella siempre apoya; tenemos un pacto tácito”, confiesa.
–¿En qué consiste ese pacto con su mujer?
–Yo la respaldo en todas sus cosas y ella hace lo mismo conmigo, no entramos a evaluar si vale la pena o no. Lo conversamos, y si decidimos ir; vamos ¡y se acabó! Lo hemos hecho así siempre y a Dios gracias, nos ha dado muy buenos resultados.
Durante estos últimos meses, Harold Mayne-Nicholls ya ha recorrido 12 de las 16 regiones del país. Su idea es escuchar qué es lo que la gente quiere, constatar si existe un espacio suficiente para crecer; y si es así, crear una propuesta, capitalizarla en votos y disputar la presidencial. Se dará plazo hasta las primeras semanas de abril para tomar una decisión final, porque como bien dice: “No estoy para testimoniales, no me interesa. Nunca ha sido mi estilo”.
–De lo recogido por la gente, ¿cuáles diría son las principales prioridades de los chilenos?
–Lo primero y básico, quieren certeza de que después de salir de sus casas por la mañana van a regresar en la tarde para estar con su núcleo familiar; que no haya riesgos para ellos ni para sus seres queridos. Volver a ser lo que éramos… Y, segundo, un empleo y salario digno, para tener oportunidades, esperanzas de desarrollo y mejorar su calidad de vida. Después ya vienen temas más colaterales: mayor acceso a viviendas, mejores infraestructuras de los servicios básicos. En educación, mejorar el nivel de sus hijos. El país debe invertir en ciencia y tecnología, y subirse al vagón de la inteligencia artificial. En salud, terminar con las listas de espera y el alto costo de los remedios. Y hay un tema que explotó y por el que vengo luchando hace 15 años: la obesidad y el sedentarismo…
–Bueno, Chile ya es el país más obeso de Sudamérica y será el mayor del mundo en 2050.
–¡Eso hay que atacarlo! Sin embargo, tengo cartas de ministros de Salud diciendo que tienen otras prioridades.
–Sin trayectoria política, hay quienes cuestionan si está preparado para dar solución a todos estos temas que menciona.
–Discrepo. No he tenido trayectoria política partidista, pero el 2006, cuando trabajaba en la FIFA y estaba en una terna para ser secretario general, decidí volver a Chile y dejar mi carrera internacional porque vi cómo nos trataban a los chilenos afuera. Y estar a la cabeza de la ANFP fue un trabajo político gigante. O sea, los estadios del fútbol chilenos son gracias a mi iniciativa. En ese entonces, convencí a la presidenta Bachelet, al ministro de turno, a los políticos de que había que hacer estadios y hoy contamos con una red de recintos espectacular. Traje al país el mundial femenino, las mujeres no estaban incorporadas al mundo del fútbol, y hoy las niñas salen al recreo con su pelota bajo el brazo; un cambio cultural gracias a una política.
–¿Diría que lo suyo es la gestión?
–Eso lo dice todo el mundo y administramos bastante bien también. Y lo que fueron los Juegos Panamericanos ni hablar, y con mi fundación hemos hecho proyectos en más de 250 comunas a los cuales asistí directo, y ese contacto con la gente también es política. Aunque sea otro rubro, al final hay una vocación de servicio para que la comunidad pueda vivir de mejor manera. Me vaya bien ahora o no, no creeré jamás que la política es solo para ‘políticos profesionales’. El otro día leí una columna de por qué los suizos no eran políticos profesionales, y mira cómo les va.
–¿Con qué otras habilidades cuenta para sacar adelante un Chile que ve dividido?
–Con valores y principios que crecí y he demostrado. Y, lo más importante hoy, mesura, cordura, templanza, tolerancia, saber escuchar y dialogar. Hay que ceder, y mis acciones lo demuestran. Muy raro que en los últimos años haya tenido falta de templanza en alguna situación compleja. Eso es lo que se requiere hoy. No necesitamos más gente disruptiva, que divida entre buenos y malos si no piensan como ellos.
–¿Cuándo se dañó la convivencia nacional?
–No sé en qué momento preciso, pero es algo que venía creciendo y con el estallido ya fue manifiesto.
–¿Tenía esperanza de que la generación que nos gobierna cambiaría las cosas?
–En esa elección voté en blanco. Entre Kast y Boric, en los extremos, no me siento a gusto. Voté para cumplir con mi deber.
–¿De salir electo, gobernaría con quién? Difícil que un independiente llegue a La Moneda.
–El mundo cambió. Cuando llegue el momento se acercarán grupos y yo haré lo mismo. Antes de que mi candidatura se hiciera pública, conversé con nueve partidos políticos, desde el PS hasta la UDI. Y no para que me llevaran de candidato, sino para decirles que, si voy, tengamos la posibilidad de dialogar para construir entre todos. No puede ser que se construya solo lo que una parte quiere.
–¿Ve factible un gobierno con políticos de todos los sectores?
–Sería el mundo ideal, hay que tratar. Cómo me voy a descartar antes de intentarlo. Cómo voy a pensar que como nadie lo ha podido hacer, yo tampoco. Eso para mí no existe, ¡al contrario! Como nadie lo ha logrado, ¡hagámoslo!
–¿Recuerda haber enfrentado algún otro desafío en que todos le decían que era un imposible?
–¡Casi todos! Los Juegos Panamericanos los asumí 140 días antes, cuando ni siquiera estaba instalado el concepto, cuando a Fiu (la mascota oficial) no lo conocía nadie. Y no estuve dispuesto a transar, que alguien pusiera en riesgo su vida, en beneficio del certamen. Los Juegos Olímpicos de Londres y los Panamericanos de Chile tienen cero accidentes fatales. ¿Pero cómo me comparo con Londres? ¡¿Y por qué no?! Basta de creer que no podemos; porque entonces, como supuestamente no podemos, lo hacemos al 70 por ciento. ¡Sí podemos!
–O sea, para usted, no existen imposibles.
–¡Ninguno! ¿Cómo van a haber imposibles? Ahora, esto no es magia; hay que trabajar, gestionar, administrar, dialogar. Entender que a veces las cosas no van a ser como tú quieres, que otros se van a molestar…
–¿Y está preparado para la guerra sucia, eso de que la política es sin llorar?
–Bueno, vengo del fútbol, el fútbol también es sin llorar…
–Ahora en campaña le han sacado bastante sobre los millonarios sueldos bajo su cargo como director ejecutivo de los Panamericanos.
–Está todo súper explicado, y aunque lo vuelva a explicar, aquel que quiera hacer daño, va a seguir haciéndolo porque, una vez más, a un lado están los buenos y, al otro, los malos.
–Pero, ¿se justificaba un reajuste de sueldos que ya eran altos, un año después de los Juegos, en etapa de cierre y de rendiciones?
–Claro que se justificaba. Llegamos a ser dos mil personas y hubo que reducir la cantidad de gente y de direcciones para bajar costos, y algunos debieron abarcar más trabajo. En cualquier parte del mundo, cuando a alguien le das más responsabilidades, también le das más beneficios. Así lo entiendo yo y eso fue lo que se hizo. En lo personal, no me subí ni el sueldo ni el IPC, pero a quienes les exigí más trabajo, no podía pedirles lo mismo.
–¿Hasta dónde está dispuesto a llegar en su incursión política?
–Hasta la presidencia. Si me meto en esto, si tomo la decisión y voy, es para ganar, no voy para perder por poco.
–¿Dispuesto a ir a primarias?
–Si hubiese primarias de gente de centro, sí.
–¿Y si Chile Vamos, los progresistas o la misma Carolina Tohá lo invitan a participar?
–No, porque ellos forman parte de un grupo, están identificados con un sector, a diferencia de la gente de centro. Y si algún partido se sale de su conglomerado y se va al centro y me quiere apoyar, bienvenido. Pero no voy a ponerme la chapita de ningún partido.
–¿Calcula cuál es su base de adherentes hasta ahora?
–Sí, hicimos una encuesta (sin señalar otros candidatos) y el 14 por ciento señaló que sí votaría por mí, de todas maneras. Siento que la mejor encuesta es cuando puedes andar por la calle tranquilo, sin que nadie te insulte o murmure que eres un bandido.
–¿Cómo va a financiar su campaña?
–Ese es un tema que hay que resolver. Y este grupo de personas con el que trabajo es el que debe buscar una solución. Ahora que mi candidatura es pública y pasó el verano, es momento de salir a buscar recursos.
–De no llegar a La Moneda, este es un buen ejercicio de medirse para una carrera parlamentaria, ¿le entusiasma la idea?
–Sí, es una alternativa, un plan lateral.
–O sea que en este ‘segundo tiempo’ de su vida da por iniciada su carrera política…
–Casi tercer tiempo, pero sí, digamos que sí… Una vez que entras en esto, ya estás inserto, aunque no pertenezca a ningún partido. A mis 63, me encanta lo que está pasando; recorrer el país, estar en contacto con la gente, descubrir realidades, lugares, pero también conocer los pensamientos de otros y tener la oportunidad de ayudar. Si uno tiene una posibilidad, tiene que entregarles a otros para que también puedan tener una posibilidad y más oportunidades. Que en el fondo haya esperanzas, de lo contrario, podríamos terminar en un nuevo estallido 2.0.
INMIGRANTES. “Soy nieto de inmigrantes. Todo aquel que quiera venir a trabajar por Chile y tener una oportunidad, bienvenido; el que no, no puede entrar. Entrada legal y mayor control fronterizo”.
ABORTO. “Aborto de 3 causales ya está aceptado por la sociedad. No soy partidario del aborto total”.
SEGURIDAD Y CARABINEROS. “Deben contar con elementos disuasivos para que impidan a los delincuentes delinquir”.
ECONOMÍA. “Lo primero: debe haber mayor empleo. En 2024 apuntamos un récord en inversión extranjera, sin embargo, la salida de capitales chilenos se ha triplicado. Tenemos que lograr que esa plata se quede en Chile para mayor crecimiento y empleos dignos”.