Entre entrenamientos, televisión y nuevos proyectos, el reconocido periodista deportivo comparte cómo el running se ha convertido en una fuente de energía y una forma de conectar con lo esencial.
Gustavo Huerta es un rostro consolidado del periodismo deportivo chileno, pero también un apasionado del deporte en primera persona. Con años de experiencia en televisión y una carrera marcada por la credibilidad y el compromiso, ha encontrado en el running una forma de equilibrio entre su vida profesional y personal. En esta conversación, el periodista, escritor y deportista comparte detalles de sus entrenamientos, su vínculo con Skechers –que lo acompaña y motiva en sus desafíos– y los nuevos proyectos que lo tienen entusiasmado. Entre ellos, destaca un programa televisivo que une cultura y deporte, donde a través del running rescata rincones, historias y personajes del emblemático puerto de Valparaíso.
Lejos de las cámaras, Gustavo ha cultivado una relación con el deporte desde pequeño. Ha hecho deporte toda su vida, pero el trabajo y los horarios lo fueron alejando de su rutina y esa falta de movimiento le pasó la cuenta. “Me levantaba a las cinco de la mañana y llegando al canal sentía dolores en las extremidades, como pinchazos. Fui al neurólogo porque me preocupé, me hizo un scanner y me dijo ‘no tienes nada, pero cuéntame tu vida’. Le dije que no estaba estresado, que tenía mucha carga laboral, pero que estaba bien. ‘¿Qué hacías antes que ahora no haces?’, me dice. Y ahí me di cuenta… ‘no estoy haciendo deporte como hacía antes’. Y me dijo, ‘váyase y vaya a hacer deporte’”.

Si bien empezó a correr hace años, su conexión con el running no fue algo inmediato. Lo suyo era el fútbol, o al menos, hasta ese momento así lo creía. “Me costó mucho, un año y medio. Las primeras veces corría tres kilómetros o cinco y quedaba muy cansado, decía ‘esto no es para mí’, y me devolvía. Y durante un año y medio estuve así, un mes entrenando, otro no, dos meses entrenando, dos meses no, hasta que me enganché. Cuando los maratonistas dicen que el cuerpo te va pidiendo más, es real. Cuando trotaba ocho kilómetros sentía que no había hecho nada, entonces tenía que llegar a diez y ahí recién me iba a trabajar”, cuenta.
–¿En qué minuto decides hacerlo de forma más profesional?
–Cuando empecé a entrenar de más de manera frecuente y mi entrenador de la época, Luis Montenegro, también tuvo mucho que ver. No iba a las carreras, no me gustaba. Hasta que un día me invitaron a un maratón y yo no estaba preparado para 42 kilómetros, entonces le cuento a mi entrenador y a mi kinesiólogo, porque ya estaba asumiendo este rol deportivo con más “profesionalismo” y me dijeron, ‘acepta el viaje y corre 21K, por último te sales’. Y partí y me fui grabando, muy tranquilo. Y cuando crucé la meta de los 42K dije «esto es lo mío». No solamente en términos de running, sino que en distancia. Esto es lo que yo quiero, sufrir en los últimos kilómetros y eso que fui sin prepararme ni siquiera llevé geles. Me lo tomé con mucha tranquilidad, fui grabando, lo pasé bien. Y después de cruzar la meta dije “me voy a preparar para correr solamente 42 kilómetros”, que ha sido mi objetivo hasta el día de hoy.
–¿Por qué sigues corriendo?
–Porque me encanta. Me da risa eso, porque yo lo escuchaba antes y decía “ya, pero este está cagado de la cabeza”, y hoy lo siento así, mi cuerpo lo siente así, además me ayudó. Yo no soy tan estructurado en la vida, pero me ayudó a programarme, a poder complementar eso con trabajo, con familia y mis hijas, jugar con ellas, y de verdad siento que cada vez que entreno tengo más energía. Ahora estoy lesionado, pero mi organismo me pide, por eso me pasé al triatlón, ahora estoy nadando, pedaleando y así logro compensar el déficit de kilómetros. Y si no lo hago, no estoy con energía.
–Hay quienes dicen que no se trata de motivación, sino de disciplina. ¿Es así?
–Creo que es un súper complemento, pero no sé cuál viene primero. De repente uno tiene motivación y eso te va ayudando la disciplina, o la disciplina te va ayudando la motivación. Es un match. A mí me ayudó a ser disciplinado. Y dentro de esta motivación, me fijé como objetivo correr maratones y ahí conocí una gran marca deportiva que también tiene un propósito como estilo de vida, que es Skechers. Hicimos muy buen match, pero más allá de sus productos y zapatillas, sino como objetivo y como filosofía de vida, en términos de estar relacionados con el deporte y el trabajo, el juego, el caminar y el disfrutar. Y es así como en mis últimos cuatro maratones están relacionados con el objetivo Skechers, de tener ese tipo de preparación. Mi mejor tiempo en el maratón fue con zapatillas Skechers. Desde que empecé con ellos, comencé a tener una mejor preparación y a mejorar mis tiempos. Se dio algo perfecto, siempre me apoyan y me están animando. Incluso cuando les dije que no podía correr, me dijeron “bueno, yo sé que vas a buscar algo y te vamos a apoyar” y les dije, “voy a correr triatlón” y fueron los primeros en decirme “vamos”.
–¿Pero eres disciplinado al entrenar?
–No, o sea, cuando tengo tiempo; de la casa y trabajo, sí soy disciplinado. Cumplo con el plan del entrenador y las cargas semanales. Ahora en el triatlón no lo logro cumplir, pero no por disciplina, sino que por trabajo. En el running es más fácil, te pones las zapatillas y corres 10 kilómetros. En un momento, cuando podía trotar, yo andaba siempre con un bolso en el auto y si tenía tiempo porque me suspendían una grabación o transmisión, agarraba mis zapatillas y me iba a correr.

–Hace dos años dijiste a Velvet que no tenías tiempo para hacer triatlón, pero que lo harías. Hoy lo haces, ¿qué pasó con el tiempo?
–Me lesioné (se ríe). Y dentro de esta locura que es decir “ya, voy a correr puros maratones”, el cuerpo te pasa la cuenta. A mí me pegó un aviso porque venía de siete maratones seguidas, no paré y me lesioné. No podía trotar mucho y el médico me recomendó nadar. Empecé en mayo y dije “esto no es para mí”. Pero ahí fue la disciplina, no la motivación, porque no me gusta nadar. Lo hago porque me ayuda en la lesión y me di cuenta de que podía nadar y hacer un triatlón. Empecé a pedalear y le dije al doctor, -“¿puedo hacer un triatlón?”, me dijo, “hazlo, pero con distancias de trote que no sean tan largas”, y por eso llegué al triatlón y quiero hacer más. Ahora quiero complementar los maratones con triatlón.
–¿Cuántas veces en la semana entrenas?
–Ahora estoy con harta carga laboral, entonces he sido bien desordenado, pero lo habitual son seis veces a la semana.
–¿Si no puedes entrenar te da el “bajón”?
–Sí, pero hace ya unos tres meses, por la lesión, logré asimilar quedarme tranquilo. Además, corrí mi primer triatlón, entonces dije, “bueno, si no puedo correr maratón, haré triatlón con distancias más cortas”. Y eso me ayudó a manejar esa ansiedad. Pero confieso que desde la lesión, desde enero hasta agosto, me costó.
–¿Con qué zapatillas corres hoy?
–Con las Aero Spark.
–¿Cuál es tu próximo desafío deportivo?
–Mi cabeza estaba como “necesito competir, necesito una carrera”, pero me di cuenta de que no los podía cumplir por la lesión, entonces aterricé, respiré profundo y dije, “no, vamos paso a paso”. Ahora mi próximo objetivo es un Ironman 70.3, pero no sé cuándo, ya corrí un sprint y voy a correr un olímpico en diciembre en Zapallar. Y maratón no sé, mientras tanto voy a recorrer el mundo haciendo 70.3.
La agenda deportiva de Huerta se mantiene en movimiento y aún con una lesión en proceso de recuperación, encontró otros deportes para complementarlo. Sin embargo, cuando hablamos del lado profesional, sigue corriendo, literalmente.
–A nivel laboral, ¿cómo fue este 2025?
–Intenso, muy intenso, con hartos cambios. Hasta el momento, llego a fin de año logrando surfear la ola. Siempre digo hay que meterse al agua, agarrar una buena ola y hay que aguantar arriba de la tabla, pero eso se va a terminar y tienes que agarrar otra ola. Pero lo veo con tranquilidad. Yo tuve cambios importantes en mi vida en términos laborales hace dos años y medio, que fueron bien fuertes, saliendo de una zona de confort, y mucha gente me decía, “¿por qué lo haces?”. Me gusta tener desafíos, y en mi otro trabajo (TVN) los tenía, pero el último tiempo bajaron, entonces, para tenerlos tuve que irme. Ese cambio fue muy brusco, pero lo veo con tranquilidad, no me asustan los cambios, vivo muy día a día.
Así como su vida deportiva, su vida laboral también es intensa. “Y cuando está un poco quieta, me vuelvo incómodo. Siempre digo que hay que estar incómodo, porque eso te mantiene alerta, activo y con energía”, comenta. Entre sus proyectos, destaca unos reportajes que hizo con personas mayores, relacionados a la actividad física. “En rigor, el concepto es la longevidad activa y saludable, y eso me marcó mucho. Les fue súper bien y los sigo haciendo, pero como no puedo estar quieto”, agrega.

Gustavo estuvo mucho años en el Zoom Deportivo, lo que lo llevó a viajar por más de 30 países; sin embargo, muchos no los conocía. “Iba del aeropuerto al estadio, del estadio al hotel, del hotel al entrenamiento del futbolista, entonces no conocía. Me acuerdo una vez en Lisboa tuve que salir a las 12 de la noche solo porque llevaba tres días en la ciudad y no la conocía”, cuenta. Lo mismo le pasó en Rusia, en 2017, para la Copa Confederaciones. “Salía a trotar para conocer y descubrí muchas cosas que la gente me decía ‘oye, pero no me di cuenta’, porque claro iban a los lugares turísticos. Yo iba a iglesias, negocios, a lugares increíbles, y el feedback era entretenido”, sostiene. Y así le ocurrió en China o en Sudáfrica, para el mundial.
Le encanta el deporte, pero también es un fanático de la historia, y fue así como, desde hace años, tenía la idea de hacer algo con viajes y recorrer lugares corriendo, pero también ligado a la cultura. Algo que hoy vemos plasmado en las pantallas. “Fue un desafío que le presenté a Skechers y me apoyaron de inmediato, lo mismo pasó en Mega, en su señal 2. Entonces, ahora en las próximas semanas o meses, se va a emitir una serie de seis capítulos recorriendo Valparaíso”.
–¿Cómo se llama el programa?
–Recorri2 Go.
–¿Por qué Valparaíso?
–Porque me encanta el puerto. Lo conocí en profundidad en mi época universitaria, mis carretes eran en Valparaíso, a diferencia de ahora, que no voy a carretear. Me apasionan sus rincones, siento que hay lugares que todavía se pueden rescatar, de su gente y de lo que finalmente le da la identidad a las comunidades, en este caso, al puerto, y eso es lo que yo quiero transmitir y descubrí trotando.
–¿Con qué tipo de historias nos vamos a encontrar?
–Hay historias fascinantes. El programa es deportivo/ social, es encontrar la identidad del porteño con sus lugares y personajes. Hay un escultor, por ejemplo, que tiene su taller en pleno Valparaíso. Yo he pasado mil veces por ese lugar y nunca imaginé que podía existir lo que encontré ahí. Hay una puerta, entras y te sientes en la Antigua Grecia, no estoy exagerando. Es más, siempre admiré el monumento que recuerda el gran salto del caballo Huaso y su jinete, el capitán Alberto Larraguibel, que tiene Récord Guinness de salto alto, y lo hizo este escultor, ahí descubrí que lo había hecho él. Nos encontramos también con una pareja argentina, marido y mujer. Él llegó a Chile hace más de 10 años, y ya en ese tiempo estaban muy inquietos con el tema ecológico, la reutilización y el reciclaje. Renunciaron a sus respectivos trabajos, fueron a un evento en Valparaíso, se enamoraron del puerto y se quedaron en Playa Ancha, donde tienen un taller donde recolectan toneladas de ropa y las reutilizan. Además, tienen un concepto de comunidad, porque no solo venden la ropa, ayudan a mujeres del puerto, les enseñan a tejer y le hacen talleres a mujeres inmigrantes. Tienen incluso un bus para que eso sea itinerante. Hay historias relacionadas al deporte, con entrevistas a jóvenes promesas, música y cantantes.
–Y para el 2026…
–No tengo claro lo que voy a hacer mañana (se ríe).
–¿Y el tercer libro?
–En un momento estuvo la intención, pero no tengo tiempo. Y creo que para el próximo libro hay que esperar que mi papá (exfutbolista y entrenador Gustavo Huerta), no esté trabajando, porque es el libro negro del fútbol chileno.