Revista Velvet | Festival de Viña: Secretos bajo la alfombra roja
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Festival de Viña: Secretos bajo la alfombra roja

Festival de Viña: Secretos bajo la alfombra roja
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Festival de Viña: Secretos bajo la alfombra roja

POR equipo velvet | 06 febrero 2025

Por Claudia Paz González

Que Mario Kreutzberger nunca ha querido ir y que a los 5 años Máximo Menem eligió el vestido transparente de Cecilia Bolocco son parte del historial de una gala que se ha convertido en lo más visto del año en tv y en una radiografía perfecta de nuestra idiosincrasia. Acá, sacudimos algo del polvo acumulado bajo la alfombra.

Desde el debut, todo fue una ilusión. Faltaban pocos minutos para el inicio de la primera gala televisada del Festival Internacional de Viña del Mar, en febrero de 2011, y en las inmediaciones del Casino de Viña ya se vivía una fiesta. El público se veía enardecido y la expectación entre los rostros era evidentes. En el backstage de la alfombra roja, diseñadores intercambiaban miradas asesinas mientras los productores, con la adrenalina a mil, corrían dando instrucciones. De pronto, la comunicación clave entre el switch y los animadores –Jordi Castell, Nacho Gutiérrez y Francisca García-Huidobro– falló por completo. Nadie sabía cuándo ni cómo partir con el desfile de celebridades. Los segundos se hicieron eternos hasta que alguien divisó al Negro Piñera junto a su entonces pareja, Belén Hidalgo, quienes salvaron la transmisión al improvisar una entrada fuera de pauta que permitió arrancar con los comentarios de los looks.

Esta comedia de equivocaciones inaugural es solo uno de los episodios más desconocidos del evento que llegó a constituirse en el programa más visto de la televisión local. “Cuando miro hacia atrás, es una de las cosas que más satisfacción me han dado en mis 25 años de carrera porque es algo que va a perdurar”, recuerda Carlos Valencia, creador de la primera gala televisada. Su trabajo incluyó revisar galas de todo el mundo, agregar graderías y extender la alfombra roja, que con los años se ha hecho más extensa. “Es como un hijo que viste crecer y agarrar vuelo propio”, agrega el productor ejecutivo de CHV.

Antes de 2011, la alfombra roja apenas superaba los escalones del Casino Municipal y no era televisada. Era una cena donde asistían rostros, artistas y políticos de la región, mientras un puñado de curiosos se agolpaba en los accesos. Según Cristián Farías, creador y editor de Glamorama, hubo un hito que marcó un antes y un después en la moda de Viña: el vestido transparente de Cecilia Bolocco en 2007.

El creador de la pieza fue Rubén Campos y el styling corrió por cuenta de Vesna Bosnic. Cuenta la historia que, como la ex Miss Universo no terminaba de decidirse entre dos opciones, fue su hijo Máximo, que entonces tenía 5 años, quien eligió la prenda con que la ex Miss Universo dio la vuelta al mundo porque seguía casada con el expresidente de Argentina, Carlos Saúl Menem, quien no perdía las esperanzas de volver a la Casa Rosada.

No existían en ese momento los comentaristas de moda que estuvieron en el centro de la polémica con la llegada del programa de televisión. Generar especialistas fue todo un desafío: En 2012, el fallecido diseñador Luciano Bráncoli criticó el atuendo de la madre de Nicolás Massú, conocida como Tía Sonia, hablando derechamente de su peso y el rechazo fue unánime; hasta el tenista con medallas olímpicas salió a la pelea a exigir respeto.

“Fue difícil encontrar el tono y en toda la reflexión entendimos que si estábamos invitando a alguien a nuestra casa, teníamos que darle un trato súper bueno para que todos se fueran contentos”, afirma, el fotógrafo y conductor Jordi Castell.

Otras postales incluyen a Ricardo Montaner cantando en “El último lugar del mundo” en la alfombra roja, las ovaciones a Leonardo Farkas y a la doctora Polo y Luli, en plena competencia por el título de reina de Viña. También son recordadas las pasadas de Leonor Varela y Carolina “Pampita” Ardohain en pleno duelo por el fallecimiento de sus hijos, respectivamente. Todos momentos icónicos de un evento que supo crear una sinergia única entre los canales y las audiencias en medio de la vorágine que significa el Festival de la Canción de Viña del Mar.

“El único personaje que nunca quiso asistir fue Mario Kreutzberger, a quien invitamos todos los años”, revela Valencia. Otro momento recordado fue en 2013, cuando Kel Calderón fue abucheada tras cruzar la alfombra roja junto a Pablo Schilling, en medio de la controversia por el reality de “Las Argandoña”. “Las pifias fueron impresionantes y recordaron al hito ochentero de Raquel Argandoña, cuando despertó al monstruo en Quinta con un saludo y un vestido metálico que bien podría decirse fue el primer hito de la moda en Viña”, comenta Mariela Sotomayor.

PATALETAS Y BROMAS

Detrás de cámara, se vivían las pataletas por quién salía antes o después de la siempre impecable Tonka, la decepción de quienes apenas eran enfocados.

En materia de bromas, nada supera a la que el entonces animador del certamen Rafael Araneda le hizo al diseñador Sergio Arias al exponerlo cuando olvidó el vestuario de uno de sus clientes por estar concentrado en los últimos ajustes de Rafa.

“Independiente de los 17 festivales que tengo en el cuerpo, hay un momento que atesoro con especial cariño porque fue un gusto que me di: vestir a la Diana Bolocco y Cristián Sánchez, creo que ambos componen la pareja que mejor desfila en la alfombra roja, se complementan perfecto, saben jugar el juego. Además, de smoking se veían divinos”, dice Arias, el hombre tras el estilo de casi todos los animadores.

El director de Largavista Comunicaciones, Ras Silva, introdujo la manicam –que destaca anillos y manicure– en la gala. “Es un evento que prácticamente te quita años de vida. Todos se cuidan y quieren salir de los primeros, es que hay que estar ahí sin casi poder moverte porque tiene que salir perfecto, entonces el estrés es máximo. Es un circo, a ratos chabacano, la representación del doble estándar del chileno en su máxima expresión”.

La visión del diseñador Pato Moreno es diametralmente opuesta. A su juicio, el momento más bonito de la gala es cuando empiezan a desfilar por la alfombra roja y la gente empieza a comentar. “Partimos cuando nadie sabía qué era una gala. Hay algunos vestidos que a uno hasta vergüenza le daba haberlos hecho, luego fuimos evolucionando e, incluso, imponiendo tendencias”, cuenta.

“Se genera un ambiente tan denso que se corta con cuchillo”, dice el diseñador Juan Failer, quien llegó al festival por primera vez de la mano de Carolina de Moras y luego vistió a varias celebridades, como Daniela Aránguiz. La prensa especializada lo reconoció por ser capaz de afinar el look de la popular figura.

“Viña debería ser la gran vitrina del talento nacional que hay muchísimo, pero hoy en día los productores que visten a los animadores ponen a su grupo de gente y amigos que no son los más destacados o buscan vestidos en el extranjero. ¡Inconcebible!”.

NO CULPES A LA NOCHE

Este año, la gala cambia de locación al Sporting de Viña del Mar y marca el regreso de Francisca García-Huidobro a la conducción. “Su garbo, seguridad y presencia escénica fueron claves para transformar la actividad”, destaca Carlos Valencia sobre el evento que ahora el equipo de Mega prepara en secreto y del que solo se conoce el cambio de locación al Sporting de Viña del Mar.

Poco amiga de los elogios y con su ironía característica, la conductora recuerda con especial cariño el día que apareció con el outfit que la prensa bautizó como el “vestido-lámpara”. “Era un momento en que yo estaba fuera de pantalla, con permiso del canal, y quise dar una señal. Era mi gran regreso y no le conté a nadie cómo me iba a vestir, pero obviamente sabía lo que iba a generar. El tema es que nunca me importó, y al día siguiente creo que fui la que más se rió con los memes. Todavía me río cuando los vuelvo a ver”, admite.

Con menos humor, su memoria vuelve al momento en que, desde el switch de dirección, le pidieron separar a Diego Boneta y Mayte Rodríguez, ya que eran rostros de una marca de retail distinta a la que auspiciaba el evento. Era la previa de un romance que acapararía atención mundial, porque el mexicano estaba en la cresta de la ola tras la primera temporada de la serie de Luis Miguel. Por un lado, estaba el deseo de dar una exclusiva periodística; por otro, la necesidad de agradar al avisador.

“Tuve que bajar a la alfombra roja e improvisar todo un coqueteo que después sirvió para que muchos me hicieran pebre, cosa que me importa bien poco. Mi misión era separarlos, porque los ejecutivos estaban indignados. Armamos este cuento del beso para acallar esas voces. La verdad es que Boneta es guapo y todo, pero no es mi tipo”, afirma Fran.

Con la cuenta regresiva en marcha y el equipo de la primera gala de Mega trabajando a toda máquina, las pruebas de vestidos avanzan entre indecisiones, nervios y las ganas de brillar de quienes buscan ser los protagonistas de una noche inolvidable.

Una de las figuras que genera expectación en esta gala es Tita Ureta, quien ya dio que hablar con su vestido de redes durante la gala de la alianza TVN-Canal 13.

“Mi primera alfombra roja marcó un antes y un después en mi vida. Soñé tanto con estar ahí que quería contar una historia a través de la moda, con un propósito. Antes de caminar, me conecté con mi mamá. Sentí que desfilé con ella; solo sonreía y disfrutaba. Fue un placer. Y después quedé como ‘la niña del vestido de redes de pesca’. Mucha gente me recuerda por eso, y ahí es cuando digo: todo el trabajo en equipo valió la pena”.

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