Revista Velvet | Evelyn Matthei: “Yo creo muchísimo más en la equidad y en el rol de las mujeres que José Antonio Kast”
Entrevistas

Evelyn Matthei: “Yo creo muchísimo más en la equidad y en el rol de las mujeres que José Antonio Kast”

Evelyn Matthei: “Yo creo muchísimo más en la equidad y en el rol de las mujeres que José Antonio Kast”
Entrevistas

Evelyn Matthei: “Yo creo muchísimo más en la equidad y en el rol de las mujeres que José Antonio Kast”

POR Paula Palacios | 30 julio 2025

A juicio de la candidata presidencial de Chile Vamos y Amarillos, el país no está para improvisar, por lo que apunta a su experiencia en crecimiento, creación de empleos y seguridad ciudadana. “Tengo trayectoria, no voy a entrar a probar; eso hace una enorme diferencia”, asegura en medio de ajustes a su campaña para intentar retomar el liderazgo y pasar a segunda vuelta.

Por Paula Palacios Meza Fotos Bárbara San Martín

No gasta mucho tiempo en analizar su baja en las encuestas de las últimas semanas –que la han relegado al tercer lugar, después de Jeannette Jara y José Antonio Kast– y que la han tenido por varios momentos como Trending Topic en la red social X donde, desde especialistas hasta usuarios comunes de la plataforma, han intentado analizar el porqué de los altibajos en el apoyo a su camino hacia La Moneda.

Evelyn Matthei (71) y su equipo apuntan a un desgaste natural debido a un largo período de exposición y aseguran, además, que ellos manejan cifras distintas a las expuestas, lo que los deja tranquilos. “¿Si me afecta el ánimo?, en lo absoluto. ¿Me viste exultante hace un año (cuando iba primera)? Siempre he dicho que esto es difícil, que hay que construirlo, trabajarlo, y en eso estamos”, señala la economista UC, quien ya cumplió 37 años en la vida política y quien hace unos días acusó al Partido Republicano de “campaña asquerosa” por –según ella– editar sus declaraciones para sugerir que padece Alzheimer.

La exministra del Trabajo de Sebastián Piñera y exalcaldesa de Providencia, casada hace 45 años con el también economista Jorge Desormeaux, madre de tres hijos (Jorge, Roberto y Antonia), y quien hoy aspira alcanzar el sillón presidencial como la carta de Chile Vamos y Amarillos, ha tenido que hacer varios ajustes a su campaña para intentar retomar el liderazgo y pasar a segunda vuelta. Desde las oficinas de su comando cuenta que la nueva estrategia apunta a centrar el foco en las mujeres, a un mayor despliegue en terreno, reforzar las redes sociales que –admite– estuvieron atrasadas, y lograr transmitir el daño que provoca a la sociedad el exceso de ideologización.

“En definitiva, continuar el rumbo de hacernos cargo de los problemas graves que tenemos como país: crecimiento y falta de empleo. Aunque hoy lejos el problema más urgente es el narcotráfico y el crimen organizado. Desde el 95 está la alarma de que había consumo de droga en el Congreso. Hace un tiempo adelanté que había corrupción y hace un año dije que existía droga en la política, ¡y casi me comieron! Hubo negación y ahora el tema nos explotó en la cara. Nadie quiso ver, ni políticos ni periodistas, que también salieron a pegarme cuando lo denuncié”, acusa.

Su propuesta frente al tema: 11 medidas que tienen relación con un mayor control sobre las cárceles, aislamiento de líderes de mafias, inteligencia y contrainteligencia sobre funcionarios públicos y para control de fronteras; construcción de un penal de máxima seguridad, 130 mil cámaras con IA con reconocimiento facial interconectadas de Arica a Punta Arenas y una mayor dotación de carabineros, entre otras. “Estamos muy cerca del punto de no retorno, de convertirnos en un país dominado por el narcotráfico”, advierte.

“TENGO TRAYECTORIA, NO VOY A ENTRAR A PROBAR”

La candidata tiene una clara interpretación sobre el escenario político y lo que muestran las encuestas, a cuatro meses de las elecciones. “Por lo general, los primeros que toman la decisión de por quién votar son los más politizados. Mucha gente decide en los últimos días y eso suele cambiar los números. Hoy básicamente existen dos visiones muy distintas de lo que puede ser Chile. Una, es la que pone el conflicto por delante, el continuismo de este gobierno, que está entregando el desempleo con cifras récord, que nunca ha puesto motor genuino al combate contra el crimen organizado, la inmigración ilegal… La otra, es una visión de orden, de progreso, de esperanza y más construcción de una buena sociedad”, indica.

–Le faltó una tercera visión, la de José Antonio Kast.

–La diferencia con la tercera visión es que yo creo muchísimo más en la equidad y en el rol de las mujeres que José Antonio… En este nuevo rumbo de la campaña queremos transmitir la idea de que el exceso de ideologización nos hace daño, nos separa tratarse como enemigos, traidores, cobardes. No es la forma de sacar a Chile adelante.

–¿Ese será su relato hoy?

–Ha sido el relato de toda mi vida. Nunca he sido de extremos; sí puedo convencer, defender puntos con fuerza, pero siempre he creído en poner a Chile primero, pero de una manera de construir futuro común. En eso nos diferenciamos con José Antonio. Y, también, como te decía, en el rol de la mujer. Cuando por primera vez entré al Congreso, de 120 diputados, éramos apenas siete mujeres. Entonces, me ha tocado vivir el que intenten encasillarte; que por ser mujer tenía que hablar de divorcio y aborto, no podía referirme a economía porque era asunto de hombres. Y si lo hacía, resulta que mi marido me soplaba…

Como el tema le entusiasma, Evelyn toma un sorbo de té sentada en el escritorio de su oficina y continúa:

“Hay una anécdota bien decidora. En todas las orquestas europeas la mayoría de los músicos eran hombres, hasta que un día alguien determinó que las audiciones para contratar instrumentistas iban a ser detrás de un biombo y ahí empezaron a contratar mujeres. Hay un sesgo de no mirarnos en igualdad de capacidad que a los hombres y eso todavía existe”.

–En ese sentido, usted fue bien vanguardista.

–Me abrí paso a pulso, me costó 5, 6 años para que me reconocieran como economista. Es muy difícil ser mujer en Chile, es muy maltratada. Cuesta el triple llegar arriba y, además, tienes que hacerte cargo del cuidado de los hijos, de la casa, y ahí entiendes tanto problema de salud mental. En mi caso conté con apoyo, pero no es la realidad de la mayoría en este país.

–Por lo visto, sigue pagando un precio por estar en Política. Acusó a Republicanos de hacerla parecer con Alzheimer. ¿Por qué se llegó a eso?

–Mira, cuando una mujer entra con fuerza en la política, muchas veces se recurre a estrategias que buscan desacreditarla de formas muy personales. Hacer correr rumores sobre mi salud, o poner en duda mi capacidad, es bajo.

–¿Cuenta con evidencias de que viene del Partido Republicano?

–Los medios que señalaron el tema con sus reportajes, lo dejaron muy claro.

–¿Por qué decidió hacerlo público y cuánto le afecta?

–Porque cuando se cruzan ciertos límites, uno debe poner un freno. Gracias a Dios estoy muy sana, fuerte y tengo toda la energía para seguir aportando al país. Hacerlo público no fue porque me afectara, sino para señalar que no todo vale en una campaña presidencial. Pero hoy el tema es otro. Chile está primero y hay urgencias que requieren propuestas y en eso estoy enfocada. En nuestro gobierno tenemos contemplado, primero, entrenar a las mujeres en oficios que paguen bien. Cuando fui ministra del Trabajo las preparamos en minería y dieron estupendos resultados. Queremos hacer lo mismo ahora con las más jóvenes en lo que es programación, que es bien remunerado y cada vez más necesario. La idea es poder crear 300 mil buenos empleos para mujeres.

–¿Cree que su trayectoria la coloca en mejor posición frente a sus rivales para dirigir el país?

–Tengo una trayectoria en que he hecho estas cosas pues. O sea, cuando fui ministra del Trabajo con el presidente Piñera se creó un millón de empleos. Ya vimos ahora lo que es un gobierno de improvisación. En Seguridad Ciudadana, como alcaldesa de Providencia, montamos el mejor sistema de seguridad de Chile; llegábamos en dos minutos y medio cuando alguien apretaba el botón de pánico. Tengo experiencia en crecimiento, creación de puestos de trabajo y seguridad; no voy a entrar a probar. Eso hace una enorme diferencia.

–Entre dos extremos, está apuntando al centro, que pareciera estar cada vez más despoblado, ¿cómo lo hará para crecer?

–No existe un centro político, lo que hay es gente que quiere cambios, pero no que le cambien todo. La misma que rechazó la convención constituyente y el segundo proceso, porque también se miraba el ombligo. Personas que quieren una buena calidad de salud y educación pública; que sueñan con caminar tranquilas por sus barrios, con plazas donde los niños puedan jugar sin riesgos. Que buscan más equidad, pero no al costo de un ‘PluriChile’ ni de quitarle derechos a las mujeres. Eso es lo que entiendo por centro; ya no en el sentido de izquierdas o derechas.

–Manuel José Ossandón la llamó a imitar a Patricio Aylwin y formar una especie de nueva Concertación.

–Me parece maravilloso. Me hace sentido lo que propone, de hecho, lo hemos conversado.

MEDITAR, SU MEJOR TERAPIA ANTIESTRÉS

Evelyn está confiada en que pasará a segunda vuelta, porque logrará “transmitir el Chile que queremos: un país sensato, que le hace sentido a la mayoría de la gente”.

¿Se ha puesto metas, plazos para remontar? ¿Hay un punto de inflexión en cuanto a seguir o no en la carrera presidencial?

–No, no hablo de eso. Estamos haciendo la campaña y haremos lo mejor que podamos.

–Pero usted es una mujer práctica, me imagino que se ha puesto en todos los escenarios. ¿Tiene un plan B?

–No. Uno ve cómo están las cosas, nosotros también manejamos nuestras encuestas, y obviamente las cosas no son cómo las pintan. Por eso estoy tranquila. Esta es una carrera larga, de semi fondo a estas alturas.

–¿Con quién conversa este tipo de temas, sus dudas más personales?

–Tengo mucha gente; Jorge (Desormeaux), obviamente; amigos del colegio, del trabajo, personas con quienes me ha tocado trabajar y que, por su formación, entienden más lo que está pasando en la sociedad. Converso con muchos y, finalmente, tomo mis propias decisiones.

–¿Y sus hijos?

–Ellos no se involucran ni participan, muy rara vez me comentan algo.

–Pero estarán pendientes, mal que mal está postulando para ser presidente.

–Sí, pero nunca mi familia se ha involucrado mucho en mi carrera y lo agradezco. Para ellos no debe ser fácil ser hijos de Evelyn Matthei, por tanto, han buscado tener un perfil bajo, alejado de política, y lograron tener un mundo propio. Los he alentado seguir ese camino, prefiero que así sea.

–Y su marido, ¿de qué manera la acompaña?

–Conversamos mucho. Con Jorge es el cariño básicamente lo que importa, sentirme querida, apañada. Hablamos temas de economía, aunque de política prefiero que no porque a la gente que te rodea le duele más los ataques que a uno. Recuerdo cuando mi padre estaba en la Junta de gobierno, cada vez que lo atacaban, me dolía mucho; sufría más por mi papá en esa época, que lo que sufro ahora por mí.

–Sus tres hijos viven fuera, los mayores en España y la menor en la playa. ¿Cuándo y cómo se conecta con ellos en medio de una campaña presidencial?

–Hablamos por teléfono, por WhatsApp y, cuando puedo, me arranco a verlos y me quedo en el departamento de ellos. Los he cuidado siempre, de la misma manera que mis padres lo hicieron con nosotros. Cuando mi papá estaba en la Junta, nadie sabía cuántos ni quienes éramos. Mi ingreso a la política fue una decisión personal, un día le avisé que sería candidata a diputada, no tenía idea y respetó mi decisión.

–Y en periodos de alta exigencia y de estrés como ahora, ¿recurre a terapias de salud mental? ¿Cómo se ayuda?

–Sé meditar, me puedo quedar dormida cuando quiero. Me concentro en los ruidos y voy cortando los otros pensamientos; a los dos minutos empiezo a sentir todo negro, ¡y ya estoy durmiendo! Aprendí a meditar sola, con libros y YouTube. Siempre me refugio en las cosas que me gustan y me hacen bien. Puedo estar muy enojada o nerviosa, sin embargo, me siento en el piano y a los cinco minutos me olvido. Lo mismo cuando jardineo, y tomé la costura como una terapia. Fíjate que cuando falleció mi adorado hermano Robert (en 1997, a los 40 años) necesitaba estar tranquila, sola, en silencio, que no me hablaran. Era demasiada la pena y esa es mi forma de aplacar la tristeza. Leo, camino, escucho música. Recargo pilas sola, pero haciendo algo que me agrade; dándome un tiempo para mí.

–¿Qué cosas la alteran al punto de necesitar de sus terapias para desconectarse?

–La injusticia, el mal uso de las platas públicas. Los que roban, los que gastan dinero fiscal en cosas que no son imprescindibles, que pagan más de lo que se debe o que contratan a alguien por hacer un favor, ¡eso me hierve la sangre!…

“NO CREO QUE MUCHA GENTE LA VEA CAPAZ (JEANNETTE JARA) DE RESOLVER LA SEGURIDAD CIUDADANA”

Para Evelyn no fue sorpresa el contundente triunfo de Jeannette Jara en las primarias, como tampoco su alza sostenida en las encuestas. “Ella resultó ser, entre los cuatro candidatos, la con más carisma y que representa lo que es esta administración. El apoyo que tiene es el mismo de este gobierno”, sostiene.

Hay quienes tienden a compararla con Michelle Bachelet.

–No lo sé, lo veremos…

–La campaña de Jara apunta al eje pueblo-elite. ¿Cómo compite usted en esa cancha?

–El comunismo es eso, división entre buenos y malos. En general, esa es la visión de los extremos y lo peligroso para Chile. Al final, extremar posiciones, no tender puentes, impide construir una base sólida desde donde todos puedan avanzar. Con las odiosidades tú sabes dónde empiezan, pero no dónde terminan. La ciudadanía quiere soluciones prácticas, concretas y no creo que mucha gente la vea capaz, por ejemplo, de resolver la seguridad ciudadana, que es lejos el dolor más importante de Chile hoy.

–¿Qué tan fuerte es el anticomunismo en Chile?

–Depende de las edades. En personas de cierta edad para arriba es muy fuerte y de cierta edad hacia abajo, no lo conocen.

–¿Ve una amenaza real que un comunista llegue a La Moneda en los tiempos actuales?

–El comunismo, por lo general, busca formas de ir ganando el poder total. Miremos los países en que han sido electos y después no sueltan el poder.

–¿Teme que eso pueda ocurrir?

–Es que no creo que ella gane.

–De pasar a segunda vuelta, ¿cuál será su estrategia para unir a la derecha?

–No lo pienso así. Cuando hay una segunda vuelta, la gente vota por convicción. No creo en el traspaso de votos. Y no me cabe duda de que esos votos van a estar. Tenemos que conectar con quienes buscan el orden, el progreso, la esperanza… Son más efectivas las acciones que los llamados a unirse.

–¿Pero está dispuesta a asumir un rol de liderazgo y articulador dentro de los partidos de la derecha?

–Estamos en una etapa de competencia. Traté de que tuviéramos una primaria; se han hecho llamados para que nos coordinemos y sacar los mejores resultados posibles en la lista parlamentaria.

–Pero no lo lograron. El acuerdo parlamentario entre republicanos, nacional libertarios y socialcristianos desechó una lista única.

–El riesgo lo hemos advertido muchas veces: ya se perdieron cinco gobernadores, una docena de alcaldes… Uno no puede hacer lo imposible. Se han hecho todos los llamados, pero cuando hay personas o partidos que no quieren, ¿qué más puedo hacer?

–Después de sus acusaciones contra Republicanos, ¿qué tan quebradas están las relaciones con la extrema derecha?

–Siempre he creído que las fuerzas que estuvieron con el rechazo, que supieron poner a Chile por delante, debieron unirse en una primaria presidencial… Lamentablemente, algunos se opusieron, nunca han creído en esa unidad.

–De llegar a La Moneda, ¿cuál sería su sello diferenciador con Sebastián Piñera?

–Los gobiernos del presidente Piñera estuvieron marcados por las circunstancias. El primero, por un mega terremoto; el segundo, por el estallido y la pandemia. Lo que viene ahora estará marcado por seguridad ciudadana, que es urgente y grave. Lo que aprecio de los equipos de Piñera es que conocen muy bien al Estado; saben cómo hacer que las cosas pasen y rápido. Hay un sentimiento de equipo muy fuerte.

–¿Estaría dispuesta a incluir personas de la ex Concertación o del mundo progresista en su eventual gobierno?

–Admiro a quienes pusieron a Chile por delante y, frente a la locura de lo que fue la convención constituyente, rompieron con su pasado, con sus amigos, con su partido. Y eso requiere de un amor por Chile. Por eso quiero y admiro a Amarillos y Demócratas. Me encantaría que fueran parte de un gobierno. Son los que lograron conversar cuando éramos oposición y los que contribuyeron al milagro chileno.

Te puede interesar