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A pesar de su inmenso éxito, Oprah Winfrey no se ha librado del escrutinio constante sobre su peso y apariencia. Y ahora, la famosa presentadora reveló cómo ha sido el viaje de vergüenza y superación durante los últimos años.
Winfrey, ha sufrido la exposición en los medios de comunicación, las portadas de revistas y en los episodios de su propio programa de entrevistas de éxito homónimo que funcionó durante 25 temporadas.
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“Durante 25 años se burlaron de mí”, explicó Winfrey, de 69 años, a People. La presentadora protagonizó la portada de esta semana.”Me han culpado y avergonzado. Y yo misma me he culpado y avergonzado“.
Oprah, recordó un momento hiriente que se produjo al principio de su carrera, cuando entró en la lista del mordaz crítico de moda Sr. Blackwell. “Aparecí en la portada de una revista y decía: ‘Dumpy, Frumpy and Downright Lumpy“, recordó.
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“Dumpy” se refiere a algo que parece descuidado o de aspecto tosco, “Frumpy” sugiere una falta de elegancia o estilo, y “Downright Lumpy” implica algo que tiene protuberancias o es abultado.
“Me sentí triste y herida. Me tragué la vergüenza. Acepté que era culpa mía”, reveló Winfrey. Sin embargo, en la actualidad se siente optimista, y cree que “ahora sabe cómo mantener un peso saludable a largo plazo y librarse de la vergüenza”.
Wifrey, aseguró que puede conseguir su meta “utilizando un enfoque holístico” que incluye ejercicio regular y otros ajustes en el estilo de vida. Así como también una medicación que agregó a su régimen para perder peso.
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Los cambios de peso “ocuparon cinco décadas de espacio en mi cerebro, haciendo yo-yo. Y sintiendo que por qué no podía vencer esto, creyendo que la fuerza de voluntad era mi defecto”.
Winfrey, también atravesó una tenaz rehabilitación tras una operación de rodilla en 2021, que dio la partida a lo que ha sido una pérdida de peso constante en los últimos dos años.
“Después de la operación de rodilla, empecé a hacer senderismo y a fijarme nuevos objetivos de distancia cada semana. Con el tiempo, podía caminar de cuatro a ocho km todos los días y una caminata de 16 km seguidos los fines de semana”.
“Me sentía más fuerte, más en forma y más viva de lo que me había sentido en años”, continuó. Y también reveló que hace su última comida a las 4 en punto, toma un galón de agua al día, y sigue los principios de WeightWatchers de contar puntos.
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“Era consciente de los medicamentos (para perder peso), pero sentía que tenía que demostrar que tenía fuerza de voluntad para hacerlo. Ahora ya no me siento así”. Y añadió: “De hecho, se lo recomendaba a la gente mucho antes de tomarlo yo misma”.
Y continuó: “Me di cuenta de que me había estado culpando todos estos años por tener sobrepeso, y que tengo una predisposición que ninguna fuerza de voluntad va a controlar”.
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“La obesidad es una enfermedad. No tiene que ver con la fuerza de voluntad, sino con el cerebro”, aseguró. Una vez que aceptó eso, Winfrey señaló que “liberó mi propia vergüenza al respecto”.
Consultó a su médico, que le recetó un medicamento para perder peso. “Ahora lo utilizo cuando siento que lo necesito, como una herramienta para controlar el yo-yo”, dijo, optando por no nombrar el fármaco específico que toma.
“El hecho de que exista una receta médicamente aprobada para controlar el peso y mantenerse más sano, en mi vida, me parece un alivio, una redención, un regalo, y no algo tras lo que esconderme y por lo que volver a quedar en ridículo. Estoy harta de que me avergüencen los demás y, sobre todo, yo misma”.
