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Filmado en 2010, My Octopus Teacher narra el año que Craig Foster pasó cultivando un vínculo único con una especial criatura, en donde pudo capturar momentos íntimos de su corta vida. “Si te ganas la confianza de ese animal durante un período de meses, en realidad te ignorará hasta cierto punto y seguirá con su vida normal. Y te permitirá entrar en su mundo secreto”, contó Foster a CNN, quien tuvo la tarea de demostrarle durante semanas a una tímida pulpo que no era un depredador, mientras ella lo evadía escondiéndose en su guarida, camuflándose o tratando de escapar.
En el documental dirigido por Pippa Ehrlich y James Reed, y producida por Craig Foster, en palabras de este último “El pulpo me mostró muchos comportamientos que eran completamente nuevos para la ciencia, porque este animal confiaba en mí”. Asegurando además que el momento más poderoso fue cuando la criatura le permitió seguirla en una cacería. “No es como si estuvieras en un Jeep y llegaras a una escena de caza en el terreno”, explica. “En el agua es íntimo. Cuando ella elige dejarte entrar en su mundo, es un momento muy, muy especial. No sólo de ser aceptado, sino de que tu presencia para ella también se siente natural, como si pertenecieras a ese espacio con ella”, cuenta.
Los pulpos han demostrado ser unos de los seres más inteligentes del planeta Tierra, y Foster pudo verificarlo en el documental al dar a conocer la creatividad que tienen no sólo para esconderse, sino también a la hora de enfrentar problemas, como la venida de un tiburón. Pero el hecho más particular que nos demuestra la superioridad de este animal, es el vínculo que creó con el realizador, que sin duda es el centro de la filmación.
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Foster pasó los últimos diez años buceando en el océano Atlántico, frente a la costa oeste de Sudáfrica, donde la temperatura del agua puede bajar hasta los 8º C. Conocido como el “Cabo de las Tormentas”, describe ese trozo de océano como “la costa más traicionera del mundo”. Pero mientras que algunos nadadores temen a los tiburones u otros depredadores, Foster dice que para él, la mayor amenaza para su vida, es que una gran ola lo arroje hacia una roca.
El cineasta comenzó este régimen de buceo diario como una forma de lidiar con una depresión: “Estaba batallando. Mi única forma de curar se sentía como si necesitara estar en el océano, mi lugar feliz cuando era niño”, cuenta. Por lo que sumergirse en este mundo submarino calmó su mente, y asegurando además que a lo largo de los años de esta aventura, diversos animales han hecho contacto con él, incluidas nutrias, ballenas, e incluso tiburones. “Han elegido venir a mí y hacer ese contacto, mostrando un momento de confianza y vulnerabilidad… Cada vez es impresionante y curativo”.
Pero nada se ha comparado con su vínculo “único en la vida” con la pulpo, afirma. Y que la mejor lección que le enseñó, es que los seres humanos son parte del mundo natural y que nos rodea: “Tu propio papel y lugar en el mundo natural es singularmente el regalo más preciado que se nos ha dado”.
